Desde que arrancó el "proceso independentista", cerca de 195.000 catalanes han cambiado su comunidad autónoma de residencia. Entre 2012 y 2016, una media de 38.000 personas al año han hecho las maletas para dejar la región mediterránea e instalarse en otros territorios españoles.
Andalucía es el destino predilecto de estas migraciones internas. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística para el período 2012-2016, la comunidad autónoma andaluza recibió a 38.371 residentes en Cataluña. A cierta distancia, con registros muy similares, aparecen la Comunidad Valenciana y Madrid, que vivieron la llegada de 28.007 y 27.784 personas residentes en Cataluña, respectivamente.
En el caso de las Islas Baleares, fueron 17.468 los residentes catalanes que se mudaron a dicha comunidad autónoma. También en cifras de cinco dígitos nos encontramos con Aragón, que recibió a 15.395 personas residentes en Cataluña, y a las Islas Canarias, donde las entradas fueron de 10.623 personas. Otras regiones con cifras relativamente altas son Galicia (9.735), País Vasco (8.444)o Castilla y León (8.144).
Saldo negativo desde 2008
Desde 2008, comparando la llegada y la salida de ciudadanos en Cataluña, vemos que la región arroja un saldo neto negativo de 5.893 personas. Por comparación, si nos fijamos en los datos de la Comunidad de Madrid, el saldo neto es positivo y apunta a una ganancia de 74.871 residentes.
Si restringimos la muestra al período comprendido entre 2012 y 2016, los datos del INE apuntan un saldo neto positivo de 5.228 personas en el caso de Cataluña, 15 veces por debajo del resultado de la Comunidad de Madrid, que alcanza las 83.319 personas. De modo que, incluso en plena recuperación, el tirón de Cataluña a la hora de captar población se resiente de la incertidumbre política y logra unos resultados mediocres.