Acaba el verano y con él las agrias polémicas y las duras críticas al sector turístico, uno de los principales motores económicos de España. Pero, más allá de que la industriaturística representa el 11% del PIB y emplea a cerca de 2,3 millones de personas, razones más que suficientes para cuidar este particular mercado, la cuestión es que, además, el turismo se está convirtiendo en la tabla de salvación para muchos parados procedentes de la construcción, uno de los sectores más afectados por el estallido de la crisis económica.
Según destaca el Banco de España (BdE) en su último informe trimestral, se perdieron más de 4 millones de ocupados entre 2008 y 2013, un 20% del mercado laboral, protagonizando así la mayor destrucción de puestos de trabajo desde la postguerra. Tanto en la crisis de mediados de los 60 como en la de principios de los años 90, la desaparición de empleos rondó el 10% del total.
Por sectores, esta disminución fue particularmente pronunciada en la construcción, donde la ocupación llegó a caer más de un 60% en términos acumulados. El impacto de la recesión también fue muy intenso en la industria, con una destrucción laboral próxima al 30%, mientras que en la agricultura y los servicios de mercado la caída osciló en torno al 15%. Los servicios de no mercado, asociados al sector público, por el contrario, apenas han sufrido variación alguna.
La recuperación económica iniciada en la segunda mitad de 2013 ha permitido reflotar cerca de la mitad del empleo perdido durante la crisis, con crecimientos superiores a la media en la construcción y los servicios de mercado y una recuperación más moderada en la industria. Y dentro de los servicios de mercado, destaca en el ciclo actual el aumento del empleo en las ramas de hostelería y restauración.
Todo ello está modificando el peso de los distintos sectores dentro del mercado de trabajo. En concreto, la proporción de trabajadores empleados en la construcción ha descendido en más de 7 puntos porcentuales, al bajar del 13,2% en 2007 al 5,9% del empleo total en 2016, mientras que la de las manufacturas ha bajado en casi 3 puntos.
Por el contrario, las ramas que han ganado más peso, todas ellas encuadradas dentro de los servicios de mercado, han sido las de Hoteles y restaurantes, Transporte, almacenamiento y comunicación, Educación, y Sanidad y servicios sociales, con un aumento conjunto de 7,5 puntos (del 24,5% al 32%).
"En comparación con la situación al final del anterior ciclo expansivo que precedió al inicio de la crisis, por tanto, destaca la ganancia de peso de la rama de Hostelería y restauración, a expensas de la construcción, lo cual reflejaría el hecho de que, al tratarse de actividades donde el nivel de cualificación de la mano de obra es, en general, relativamente reducido, el trasvase de trabajadores entre ellas se ve facilitado", tal y como explica el BdE. El turismo, por tanto, es lo que está permitiendo una salida laboral a buena parte de los parados procedentes del pinchazo del ladrillo.
En este sentido, el documento indica que "la recuperación del empleo en la actual fase expansiva ha tendido a concentrarse, en términos absolutos, en varias ramas de los servicios, en algún caso muy conectadas con la expansión de la actividad turística".
Sin embargo, ante la posibilidad de que las ramas de hostelería y construcción se aproximen a sus límites de creación de puestos de trabajo en el futuro próximo, el BdE afirma que es necesario "buscar fórmulas para expandir las oportunidades laborales de los desempleados con menor formación". Entre otras reformas, el supervisor financiero destaca la importancia de alcanzar un "mayor nivel de formación" para facilitar el trasvase de empleo hacia actividades que lleven asociado un mayor nivel de productividad. Por ello, "es crucial la mejora de la calidad del sistema educativo", concluye.