Desde que llegara a los oídos de un grupo de sindicalistas de Coca-Cola que Marcos de Quinto pretendía casarse en Cuenca, su único objetivo fue desbaratar el día más feliz de la vida del directivo.
De Quinto ha sido vicepresidente ejecutivo y responsable mundial de marketing de la compañía de refrescos, pero hace meses que decidió abandonar Coca-Cola, tras 35 años en la empresa. Actualmente, es consejero de Telepizza.
El pasado sábado, De Quinto celebraba su boda con la soprano cubano-brasileña Angélica de la Riva, y un grupo de manifestantes acudió a las puertas de la iglesia con la intención de aguar la celebración de los novios.
Vestidos de rojo, el color corporativo de la que fuera su empresa, escracharon la ceremonia con cánticos e insultos a la pareja. De Quinto ha denunciado estos actos, y ha asegurado que tomará medidas legales.
Gracias a todos los que hicieron este día inolvidable: invitados, @paradores, María, Nati, Robert
— Marcos de Quinto (@MarcosdeQuinto) October 1, 2017
y también a los payasos insultones ;-)) pic.twitter.com/cFYWHRB23t
Mi super-mujer @angelicadelariva respondiendo con besos a los ladridos de quienes intentaron (y no pudieron!) boicotear la boda :-) pic.twitter.com/oEiRP9yX0O
— Marcos de Quinto (@MarcosdeQuinto) October 2, 2017
Por supuesto, les espero en los juzgados donde aportaré el video de su "pacífica" manifestación. Vale ya de mentir y acosar con impunidad. https://t.co/wLT1agEWID
— Marcos de Quinto (@MarcosdeQuinto) October 1, 2017
En el año 2014, Coca-Cola Iberian Partners, la embotelladora de la compañía en España, anunció un ERE para más de 1.000 empleados y el cierre de cuatro de las once plantas que tenía en el territorio español, lo que hizo estallar un conflicto que todavía algunos no han olvidado.
Entonces, la izquierda se lanzó a por Coca-Cola ignorando que se trataba de una decisión independiente de Iberian Partners, socia de la multinacional, pero una empresa externa de capital 100% español. Hasta partidos políticos como Podemos llegaron a pedir el boicot a los famosos refrescos. Después de años de una larga batalla legal, la justicia terminó obligando a la empresa a reabrir las fábricas y readmitir a la mayoría de los empleados.