Como todos lo años, este 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, una fecha que en nuestro país no puede ser sino una celebración ante uno de los grandes motores de la economía nacional y uno de los principales culpables de la recuperación económica y la mejora del empleo.
Además, la maquinaria sigue a toda marcha: los primeros meses de este año el turismo volvió a crecer en España cerca de un 5%, anticipando una temporada veraniega de la que aún no se tienen los datos completos, pero que ha tenido cifras de ocupación espectaculares.
Así, por ejemplo, según el informe de Exceltur –que analiza trimestralmente el sector– el número de turistas entre marzo y mayo subió casi un 12% y los ingresos crecieron aún más, por encima del 13%, con lo que la gran mayoría de empresas del sector –casi el 60% según el mismo informe– mejoraron sus resultados.
Sin embargo, no todo el sector está experimentando un boom de ese nivel y en determinados ámbitos la recuperación es real, pero mucho más lenta, por ejemplo en el Turismo Rural.
Un ámbito al que, según los expertos, la crisis llegó "más tarde" quizá por los precios más accesibles y la proximidad, pero que vivió en 2012 una caída importante que no se frenó hasta 2014 y, a partir de ahí, la recuperación ha sido notablemente más modesta "incluso en 2016 y lo que llevamos de 2017".
Lo cierto es que, incluso ahora, en mitad del boom, el número de viajeros en los establecimientos de turismo rural crece, pero está muy lejos de hacerlo al mismo ritmo que en otros ámbitos. Aún así, siempre según los datos de Exceltur, el número de viajeros españoles que recurrían al turismo rural en el segundo trimestre de este año ha crecido casi un 13%, pero es una cifra que parece más relacionada con la influencia del cambio en el calendario de la Semana Santa, que en 2016 entró en el primer trimestre –finales de marzo–y este año ha formado parte del segundo.
Estacionalidad y otros problemas
De hecho, probablemente esa estacionalidad es el principal problema del turismo rural: según el barómetro elaborado por Club Rural, uno de los portales que ofrece casas rurales e información para el usuario, la gran mayoría de los viajes a destinos rurales se agrupan en torno a unas fechas concretas: Semana Santa, puente de mayo, festividad de San Juan… El resto del año la ocupación sube en verano y, más allá de otros puentes, las casas y los alojamientos tienen muy pocos huéspedes fuera de los fines de semana.
Quizá esa falta de ocupación es uno de los motivos por los que los precios de los alojamientos rurales no han experimentado el crecimiento que sí se ha visto en otras partes del sector, tal y como nos comentan Ana Alonso y Miryam Tejada, de Escapada Rural –otro de los portales líderes del sector– durante un encuentro con Libertad Digital en Madrid: "En los dos últimos años la inmensa mayoría de los propietarios han mantenido los precios, algunos incluso los han bajado y muy pocos han podido subirlos".
Son datos que han recogido en un informe, el Observatorio del Turismo Rural, que en Escapada Rural elaboran con la escuela de turismo CETT y la compañía especializada Net Quest.
"Hay una horquilla de precios muy amplia con alojamientos que son capaces de dar un buen servicio y unas altas prestaciones y, por supuesto, los cobran", nos dicen, pero aún hay muchos usuarios con una percepción de lo que debe ser el turismo rural que no hace fácil que los precios suban: "Una de las búsquedas por las que mucha gente llega a Escapada Rural es 'casa rural barata', lamentablemente, a pesar de que la oferta se ha sofisticado y variado mucho".
Y el resultado de la combinación de ambas realidades, precios muy ajustados y baja ocupación fuera de fechas concretas, es que nos encontremos con una realidad de negocio que no permite la profesionalización de muchos de los propietarios: según los datos del Observatorio del Turismo Rural sólo el 12% de los dueños de casas rurales dedican a éstas más de cinco horas al día, y son más de la mitad (un 53%) los que sólo pueden dedicar a este negocio menos de tres horas cada día.
Obviamente, también es cierto que hay diferentes orientaciones y también propietarios que sólo buscan un complemento a otros ingresos. En cualquier caso, esa falta de profesionalización impacta, como no podía ser de otra forma, en muchas áreas del negocio: la promoción, la mejora de la oferta y, un detalle que puede parecer banal pero no lo es, el conocimiento de otros idiomas.
Prácticamente sin clientes foráneos
Seguramente esta es una de las razones que explica que una de las realidades más negativas del turismo rural en España es que no ha logrado atraer a clientes internacionales: sólo un 5,3% de los huéspedes de alojamientos rurales en 2016 llegaron de fuera de España.
¿Cómo lograr que esa cifra aumente? Para empezar es fundamental la promoción: "El viajero elige destino y luego busca dónde alojarse. El punto de partida debe ser, por lo tanto, el destino y eso es lo que hay que promocionar. Yo –nos dice Ana Alonso– siempre pongo el ejemplo de la Toscana, que es básicamente turismo rural y es mundialmente conocido".
Y luego, por supuesto, las empresas tienen que estar preparadas, no sólo los alojamientos sino también los restaurantes, los proveedores de actividades deportivas o de ocio…
Lo más importante es que, según nos aseguran Miryam Tejada y Ana Alonso, sí que hay muchas zonas en España que tienen ese potencial: "Es que está pasando ya en algunos lugares como el País Vasco, ya están llegando muchos viajeros gracias a cosas como, por ejemplo, Juego de Tronos", un fenómeno del que se ha hablado mucho después de que San Juan de Gaztelugatxe haya tenido un singular protagonismo en la última temporada de la famosa serie.
El papel de la Administración
Por supuesto las administraciones pueden tener un papel en esta promoción en opinión de las responsables de Escapada Rural, e incluso lo está teniendo: "Se están haciendo algunas cosas, pero hay que entender que el trabajo es a muy largo plazo".
Sí hay otra vertiente en la que los poderes públicos podrían esforzarse más: "Hay que ayudar a los empresarios, tanto de casas rurales como de otros negocios, a prepararse mejor y poder competir por ese cliente extranjero".
Por otro lado, también hay que saber a qué tipo de clientes se puede apuntar, no todos los países tienen potencial como emisores, pero algunos sí: "Los nórdicos, Alemania u Holanda sí son mercados en los que puede haber interés". Y por último, "hay que dejar atrás complejos en cuanto a lo inaccesible que es un determinado lugar: generalmente no les importa hacer dos o tres horas de coche para llegar a un buen destino".
En resumen, podemos decir que la buena noticia es que el turismo rural español sí tiene la materia prima para mejorar... pero aún debe hacerlo.