Parece que fue ayer, pero Ángela Merkel cumple ya doce años al frente de Alemania. Ostenta un doctorado en Física y se ha especializado en química cuántica, pero su interés por la investigación quedó en segundo plano en la segunda mitad de los años 80, cuando Merkel empezó a militar en las filas de Despertar Democrático, un movimiento político que luchaba por la democracia en la Alemania comunista.
Consagrada la reunificación teutona, aquella pequeña formación se integró en la todopoderosa CDU. Merkel se convertía, de rebote, en integrante del principal partido del centro-derecha, aliado con la CSU de Baviera desde la II Guerra Mundial. Su carrera política no tarda en cuajar. En 1990, Helmut Kohl la nombra ministra para la Mujer y la Juventud. Cuatro años después, en 1994, el Canciller le asigna la cartera de Medio Ambiente.
La derrota de Kohl en 1998 permite el acceso de Merkel a la secretaría general de la CDU. Tras lograr importantes avances electorales, el partido se ve envuelto en varios escándalos de financiación ilegal. Merkel dio un golpe en la mesa, se distanció de Kohl y pasó a presidir el partido con un discurso renovador. Pero su figura generaba desconfianza, especialmente entre los socios bávaros de la CSU. De modo que Merkel no concurre como candidata en 2002, a pesar de que el centro-derecha partía como favorito.
Su oportunidad llega tres años después y, aunque por un estrecho margen, Merkel logra derrotar al canciller Gerhard Schröder. Desde entonces, la dirigente teutona ha ocupado la cancillería a base de establecer alianzas cambiantes: su primer socio fueron los socialdemócratas, con la primera edición de la llamada Gran Coalición; en su segunda legislatura se apoyó en los liberal-demócratas del FDP; para su tercer periplo, reeditó el pacto amplio con el SPD.
Ahora, Merkel se prepara para su cuarto mandato, con un parlamento fragmentado en el que el espectro centro-derechista se ha visto notablemente alterado. La alianza CDU-CSU ha perdido apoyo, Alternativa por Alemania ha entrado con fuerza en el Parlamento y los liberal-demócratas del FDP han recuperado parte del terreno perdido.
Ante este escenario, todo apunta a que Merkel formará gobierno con el FDP y cerrará un acuerdo de gobernabilidad con Los Verdes. Es la denominada Coalición Jamaica, pues los colores de los tres partidos involucrados (negro, amarillo y verde) coinciden con los de la bandera del país caribeño. Aunque el experimento sería una novedad a nivel nacional, ya ha sido ensayado en algunos gobiernos regionales.
La alternativa sería una reedición del pacto entre CDU-CSU y SPD. Los socialdemócratas no ven con buenos ojos una tercera entrega de la Gran Coalición porque Merkel ha demostrado una enorme capacidad a la hora de avanzar posiciones políticas a costa de sus socios de coalición.
El programa de gobierno
El manifiesto económico de Merkel ha puesto encima de la mesa la posibilidad de avanzar hacia el "pleno empleo", definido como un paro inferior al 3%. "Creo que podemos lograrlo a base de introducir nuevas reformas en el mercado de trabajo", destacó la lideresa. Conviene recordar que el desempleo se sitúa hoy en el 5,5%, el mínimo histórico desde la reunificación.
Pero el programa de Merkel también incluye otros compromisos. De entrada, aboga por mantener el superávit fiscal y seguir reduciendo la deuda pública. Además, apunta a una reducción progresiva del Impuesto sobre la Renta, aminorando su recaudación a un ritmo anual de 15.000 millones de euros y elevando de 54.000 a 60.000 euros el umbral de ingresos que implica pagar el tramo superior.
También se plantea un aumento de las deducciones fiscales que benefician a las familias (300 euros más por hijo), así como un programa de bonificaciones tributarias que ahorrará 4.000 millones a los contribuyentes con niños a cargo. Además, en el manifiesto de la CDU y la CSU también hay algunas propuestas de gasto. Van, en esencia, a la construcción de 1,5 millones de viviendas, al aumento del gasto en I+D del 3% al 3,5% del PIB y al aumento de los efectivos policiales, con 15.000 nuevos agentes.
Lo que piden sus posibles aliados
La Coalición Jamaica parece ser la combinación más sensata para la próxima legislatura. Los liberal-demócratas del FDP están liderados por Christian Lindner, un joven empresario de 38 años que ha logrado un buen resultado tras la debacle de hace cuatro años, que dejó al partido sin representación en el Parlamento teutón.
Como destaca el Financial Times, las promesas del FDP en materia económica pasan por el recetario del liberalismo clásico: "compromiso con la apertura de mercados, respeto a la libertad individual, limitación del tamaño del Estado, rebaja de los impuestos…". En campaña, Lindner ha añadido observaciones referidas al "exceso de burocracia" y el "atraso tecnológico del país". Aunque las rebajas fiscales que propone Merkel suponen un alivio cercano a los 20.000 millones de euros por ejercicio, el FDP quiere elevar esta cifra, hasta llegar a 30.000 millones de ahorro fiscal por año.
De modo que, al menos de entrada, el pacto entre Merkel y los liberal-demócratas no supone grandes esfuerzos programáticos. Hablamos, al fin y al cabo, de dos formaciones acostumbradas a trabajar juntas y a adoptar medidas más o menos convencionales dentro del espectro político del centro-derecha europeo.
La incógnita ecologista
Más complejo será el entendimiento entre ambas agrupaciones y Los Verdes. La alianza CDU-CSU empezó a abrirse a pactar con Los Verdes hace más de dos décadas, lo que ha abierto la puerta a acuerdos puntuales de gobierno como el que está ahora en vigor en el länder de Schleswig-Holstein. La formación ecologista defiende posiciones de izquierda, pero sus dirigentes han demostrado cierto pragmatismo a la hora de llegar a pactos con las fuerzas políticas liberal-conservadoras.
Todo apunta a que Merkel tendrá que pactar con el FDP una oferta centrada en asuntos energéticos y de sostenibilidad que pueda seducir a los dirigentes de Los Verdes. Pero la canciller no va a tirar la casa por la ventana: sabe que el auge de Alternativa por Alemania genera inquietud entre los votantes de centro-izquierda, de modo que los ecologistas no tienen incentivos para evitar un acuerdo.
De momento, su candidata Katrin Görin-Eckardt ha señalado que el proceso será "complicado", pero su número dos Cem Özdemir ha reconocido que Los Verdes son conscientes de que "deben asumir su nuevo rol con responsabilidad".