Aunque su nombre puede resultar desconocido para el gran público, Leandro Prados de la Escosura es uno de los economistas más destacados de España. Su principal campo de trabajo son las series largas, como queda reflejado en su último libro, un monumental estudio del crecimiento económico de España entre 1850 y 2015.
El Catedrático Rafael del Pino en la Universidad Carlos III nos muestra primero la evolución del PIB desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. Lo vemos en la siguiente gráfica, expresado en base 100, con la línea azul dedicada al PIB y la línea roja dedicada al estudio del PIB per cápita.
De especial relevancia resulta la gráfica que pone de manifiesto el aumento de la apertura comercial en España. Y es que el peso de las importaciones y las exportaciones sobre el PIB se mantuvo en el entorno del 20% del PIB hasta bien entrado el siglo XX, pero hoy alcanza niveles tres veces mayores.
También resulta significativo comprobar cómo ha cambiado el peso de los distintos sectores económicos. En 1850, el 60% de las horas trabajadas lo eran en el ámbito agrícola, mientras que hoy vemos que los servicios copan casi el 80% de la ocupación de los españoles.
De forma progresiva, el aumento de la productividad ha ayudado a reducir el número de horas efectivas trabajadas, cayendo de un promedio de 2.800 horas en 1850 a una media de 1.800 horas 2015. Hablamos de ocupados a tiempo completo, de modo que no se considera el empleo a tiempo parcial, que obviamente distorsionaría los datos.
¿Y qué hay de la desigualdad? Aumentó en la segunda mitad del siglo XIX y volvió a crecer en las primeras décadas posteriores a la Guerra Civil, pero la evolución en las últimas décadas, aún con altibajos, nos ha llevado a mínimos que no se daban desde hace 150 años. Hay, eso sí, una gran diferencia: hoy tenemos el mismo coeficiente Gini (0,35) que entonces, pero nuestro PIB per cápita es mucho más alto, como acredita la primera gráfica que hemos recogido.
Por último, ¿significa este crecimiento que los españoles viven mejor? La mejor forma de comprobarlo es cruzar los datos del PIB con los del Índice de Desarrollo Humano, en el que se incluyen estadísticas de educación, sanidad… Pues bien, como refleja la siguiente gráfica, España sí ha visto aumentar su desarrollo humano de forma casi paralela al crecimiento del PIB.
