El ministerio de Finanzas de Grecia tiene ya en sus manos las estadísticas oficiales de la Agencia Tributaria para 2016. A primera vista, los números no han gustado nada al Ejecutivo de Syriza. Y es que, según informa el diario Kathimerini, todo apunta a que los contribuyentes griegos están "ocultando" rentas para aminorar su factura fiscal.
El gobierno de Alexis Tsipras esperaba que los números de 2016 arrojasen un aumento de la recaudación, ya que esto permitiría relajar las condiciones del tercer programa de "rescate" pactado por Atentas y sus acreedores. Sobre la mesa, el compromiso de aflorar un superávit primario del 3,5% del PIB, un objetivo ambicioso que será muy difícil cumplir con los datos que maneja el gabinete heleno.
Para empezar, entre los trabajadores autónomos se ha detectado un descenso muy fuerte en el número de ingresos declarados al fisco. La cifra en cuestión equivale a 900 millones de euros y contrasta con la expectativa del gobierno, que contaba con obtener más recursos por la vía de las cuotas.
También se ha detectado un descenso en las rentas de los propietarios de activos inmobiliarios. Los caseros griegos declaraban en 2015 unos ingresos de 6.083 millones de euros, pero las cifras finales para 2016 apuntan que se ha producido una caída de 121 millones en dicho monto, hasta llegar a 5.962 millones.
Pero la parte del león son los ingresos que perciben los trabajadores y los pensionistas. La reducción del paro y el fin de los ajustes en las pensiones eran los argumentos que empleaba el gobierno de Syriza para anticipar un mayor nivel de recursos en este epígrafe. Sin embargo, las estadísticas arrojan un descenso recaudatorio de 864 millones, pasando de 58.750 a 57.900 millones de euros entre 2015 y 2016.
Hacienda es consciente de que la larga tradición de evasión fiscal de los contribuyentes griegos se ha exacerbado con las subidas de impuestos aprobadas en los últimos años. Estas medidas "defensivas" explican, por ejemplo, que los ingresos derivados de las rentas altas hayan bajado un 20%, a pesar de que los tipos fiscales aplicados a dicho segmento de ingresos ha subido a lo largo de la crisis.
Problemas con los inversores extranjeros
Pero el gobierno griego también se enfrenta con otro problema: el hartazgo de la comunidad de inversores extranjeros. La pasada semana, el primer ministro Alexis Tsipras recibió duras críticas en una cumbre en la que le tocó poner cara de póquer ante los ataques de importantes corporaciones nacionales.
Más grave aún, si cabe, es lo que está pasando con la compañía canadiense Eldorado Gold, que se disponía a explotar una serie de minas en el norte del país pero que está enfrentando todo tipo de trabas por parte del gobierno de Syriza. Hay más de 2.000 empleos en juego y, aunque el gobierno está paralizando los proyectos alegando motivos medioambientales, la compañía cuenta con dieciocho informes oficiales que avalan la sostenibilidad del proyecto. Un ejemplo más de lo difícil que es hacer negocios en Grecia con un mínimo de libertad y seguridad jurídica.