Las afiliaciones a la Seguridad Social el pasado agosto confirman la desaceleración ya observada en julio. Los datos indican una pérdida de 179.000 cotizantes, superior a la previsión de 100.000 afiliados menos que se esperaba inicialmente.
Dado que agosto suele ser un mal mes en materia de empleo por la extinción de contratos ante el fin de la temporada turística, es conveniente eliminar el efecto estacional. Una vez corregidos los datos, la afiliación crece en cerca de 27.000 efectivos -el método utilizado aquí para corregir la estacionalidad es diferente al del Ministerio de Empleo-, la mitad de lo observado entre los meses de enero y junio.
Este menor incremento se explica por el sector servicios, cuya contribución muestra señales de agotamiento en los últimos dos meses, especialmente en las ramas de actividad del comercio, la hostelería y el relacionado con el sector público.
En los dos primeros casos, el menor crecimiento se explica por un menor dinamismo del consumo, tanto de residentes como del proveniente del turismo extranjero. La evolución de la confianza del consumidor también muestra una ralentización durante los últimos meses, en línea con la del empleo.
De mantenerse esta tendencia en septiembre, el empleo avanzaría a un ritmo del 0,8% trimestral entre julio y septiembre, inferior al extraordinario segundo trimestre y en línea con el promedio histórico de crecimiento.
En definitiva, la economía española sigue creciendo, pero diversos indicadores apuntan que, actualmente, lo hace a menor velocidad. La previsión del PIB para este tercer trimestre se situaría, por tanto, en el 0,7%, una décima menos de la estimación efectuada hace un mes y dos menos que el crecimiento observado en el segundo trimestre -lo que supondría una desaceleración próxima al 20%-.
De cara al conjunto del año, siempre y cuando no se produzca un drástico frenazo en el segundo semestre, se prevé que el PIB crezca un 3,1% en 2017, dos décimas menos de lo previsto anteriormente y apenas una décima menos que en 2016.
Pese a esta ralentización, un crecimiento del PIB del 3% en el año es un registro notable que no se sitúa lejos del promedio histórico, incluyendo incluso los años de la burbuja económica. Además, el crecimiento actual es más equilibrado que en la época del boom, con un saldo exterior positivo y compatible con la reducción del endeudamiento privado.
Lo que está ocurriendo es que el principal motor económico, que es el consumo, probablemente se está desacelerando. Hasta cierto punto, la ralentización del consumo de los hogares sería saludable, dado que la tasa de ahorro se está reduciendo en 2017 más allá de lo deseable debido a la expansión del gasto. Un menor aumento del consumo, más en línea con la evolución de la renta disponible de las familias, permite que el ritmo del gasto privado sea más sano y sostenible en el tiempo.