A menudo hablamos de Estados Unidos como si todos sus territorios registrasen niveles similares de libertad económica. Por tanto, podemos pensar erróneamente que hacer negocios en el país del Tío Sam es siempre mucho más fácil que hacerlo en otras latitudes. Pero la realidad es más compleja y, de hecho, las distintas demarcaciones territoriales de Estados Unidos albergan niveles muy dispares de libertad económica.
Así lo refleja Estados Ricos, Estados Pobres, un influyente informe que publican año tras año tres de los economistas más influyentes de Washington: a saber, el célebre experto fiscal Arthur B. Laffer, el mediático analista Stephen Moore y el influyente economista Jonathan Williams.
En el documento figuran quince variables: tipo máximo del recargo estatal aplicado al Impuesto sobre la Renta, tipo máximo del recargo estatal añadido al Impuesto de Sociedades, nivel de progresividad del Impuesto sobre la Renta, peso de los impuestos inmobiliarios sobre la renta media, peso de los gravámenes menores sobre la renta media, vigencia o inexistencia del Impuesto de Patrimonio y del Impuesto de Sucesiones, cambios recientes en el marco fiscal, peso del empleo público sobre la población, calidad del sistema judicial, regulación estatal del salario mínimo, costes de la burocracia estatal, peso de la deuda pública, marco sindical y alcance de las deducciones fiscales.
Los territorios más célebres de Estados Unidos ocupan lugares antagónicos en la lista. Así, el estado de Nueva York aparece un año más en la última posición de la lista, un triste honor que se repite año tras año. ¿A qué se debe este mediocre resultado? Atención a los resultados del informe:
- En el Impuesto sobre la Renta se introduce un recargo que puede llegar al 12,7%, mientras que en el Impuesto de Sociedades se añade una tasa adicional del 17,19%.
- Los impuestos sobre la propiedad también aparecen entre los más onerosos. Se llevan, de media, 46,63 dólares por cada 1.000 dólares de ingreso personal. Peor aún, Nueva York mantiene en pie el Impuesto de Patrimonio y el Impuesto de Sucesiones.
- La burocracia también es muy grande y asciende a casi 600 trabajadores estatales por cada 10.000 habitantes.
- Peor aún son las normas sindicales, que sitúan a Nueva York entre los territorios con leyes más intervencionistas.
La posición de California tampoco es para tirar cohetes. El estado de la costa oeste aparece en el puesto 46 del índice. Los recargos fiscales son igualmente sangrantes: el 13,3% que se añade al Impuesto sobre la Renta es el más alto de todo el país, mientras que el 8,84% que se suma al tipo federal del Impuesto de Sociedades figura también entre los más gravosos del país.
Todo lo contrario es lo que ocurre en Florida, que se encarama al puesto 8 de la lista. En este caso, no hay recargos estatales en el Impuesto sobre la Renta, los impuestos sobre la propiedad son especialmente bajos, el Impuesto de Patrimonio y el Impuesto de Sucesiones son inexistentes, el peso del empleo público sobre el total de la población es el tercero más bajo de todo el país y las leyes sindicales son poco intervencionistas. Por su parte, Texas está en el puesto 9 del índice. En el territorio sureño no se aplica un recargo estatal en el Impuesto sobre la Renta. Tampoco hay Impuesto de Patrimonio ni Impuesto de Sucesiones o normas territoriales que encarezcan las leyes federales del salario mínimo.
Pero, por encima de Florida y Texas, los territorios de la Unión que salen mejor parados son Utah, Indiana, Carolina del Norte, Dakota del Norte y Tennessee. De hecho, en el top diez también entran Wyoming, Arizona y Idaho, mientras que el top quince alberga espacio para Virginia, Dakota del Sur, Nevada, Wisconsin y Colorado.