La comisión de Economía y Hacienda de Barcelona ha aprobado este martes instar al Gobierno de Ada Colau a implantar una nueva tasa municipal a operadores turísticos para visitantes que no pernoctan en la ciudad, una propuesta del grupo Demòcrata que ha contado con el apoyo de todos los grupos excepto la abstención de Cs y PP.
La medida –transaccionada con el Gobierno municipal– se ha aprobado con el objetivo de que la nueva tasa entre en vigor en 2018 para los turistas que visitan pocas horas la ciudad y que "no tienen tiempo de consumir y hacer gasto, pero la colapsan", según la concejal demócrata Sònia Recasens, que ha defendido la medida para compensar externalidades negativas del turismo. Ha abogado por que el Ayuntamiento haga un ejercicio de autonomía local impulsando esta tasa y gestionando los recursos que genere, y ha añadido: "No actuar es lo que lleva al populismo y a la turismofobia. Como el Gobierno municipal no actúa, está pasando lo que está pasando con la turismofobia".
El concejal de Turismo, Agustí Colom, ha destacado en declaraciones a los medios que, una vez aprobada la propuesta, el Ayuntamiento deberá concretarla y estudiar su aplicación y qué visitantes estarán sujetos a esta tasa, vinculada al uso del espacio público y previsiblemente dirigida a turistas con visitas organizadas por touroperadores.
De los cerca de 30 millones que visitan anualmente Barcelona, 13 no pernoctan en la ciudad: 2,6 son cruceristas --no estarán afectados porque ya pagan el impuesto turístico--, cinco se alojan en municipios cercanos y visitan Barcelona y el resto la visitan sólo por un día, y Colom ha señalado que los grupos familiares o reducidos deberán tener "un trato diferenciado" de los grupos numerosos.
La concejal de Comercio y Mercados, Montserrat Ballarín, ha resaltado que el turismo es un activo "importantísimo" para la ciudad pero que los visitantes deben contribuir a sufragar los efectos que generan en la ciudad, y ha recordado que, paralelamente, el Ayuntamiento sigue reclamando a la Generalitat gestionar el 100% del impuesto turístico –sobre pernoctaciones– que se recauda en la capital catalana.
El republicano Alfred Bosch ha apoyado la medida para abordar "el turismo que satura y desgasta la ciudad pero en cambio no aporta nada significativo", aunque ha pedido concretarla, como ha hecho la líder municipal de la CUP, Maria José Lecha, tras lo que el concejal no adscrito, Gerard Ardanuy, ha sostenido que es necesario que el turismo deje recursos en la ciudad para corregir su impacto.
La líder municipal de Cs, Carina Mejías, ha coincidido en señalar que se trata de una buena medida, pero ha expresado sus dudas con que el Ayuntamiento tenga competencias para aplicar la tasa, algo que ha compartido el popular Javier Mulleras, quien ha criticado que CiU no redujo la presión fiscal en el anterior mandato y que ahora impulse la tasa: "No me gustaría que compartiera con Colau la tasafilia".