Tras el fiasco de Grecia, Portugal se ha convertido en el nuevo ejemplo a seguir para el el partido de Pablo Iglesias, en línea con lo que también defiende el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. De hecho, el líder morado se va a inspirar en algunas de las medidas económicas que ha puesto en marcha el Gobierno portugués para defender la moción de censura contra Mariano Rajoy que protagonizará este martes en el Congreso. Un nuevo impuesto sobre la banca, la subida de las pensiones o la elevación del salario mínimo serán algunas de la propuestas que presentará durante su intervención.
Y todo ello, bajo el argumento de que la austeridad, es decir, la reducción del gasto público, no sólo no funciona, sino que es perjudicial y contraproducente para la economía. Según Podemos, Portugal es la demostración palpable de dicha tesis. El Partido Socialista luso gobierna sin mayoría absoluta desde 2015 gracias al apoyo de la izquierda radical (el marxista Bloque de Izquierda, el Partido Comunista Portugués y el ecologista Los Verdes). En conjunto, estas fuerzas políticas han sacado adelante dos Presupuestos del Estado y comienzan ahora a preparar las cuentas para 2018.
Durante esta etapa, el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, ha gobernado con un clarodiscurso antiausteridad, aunque sin llegar a enfrentarse en ningún momento a los postulados generales de la Troika. Sin embargo, del dicho al hecho hay un trecho, ya que, a diferencia de lo pudiera parecer a primera vista, el Gobierno de Costa ha seguido la senda de reducción del gasto iniciada por al anterior Ejecutivo conservador, al tiempo que protagonizaba una austeridad muy superior a la de España.
Los datos son elocuentes. Portugal redujo el gasto público en unos 3.400 millones de euros en 2016, lo que supone un recorte próximo al 4% interanual en términos nominales, una caída muy similar a la registrada en 2015, bajo el anterior Gobierno de Passos Coelho. España, por el contrario, incrementó el gasto total en cerca de 1.600 millones (+0,3%). En la actualidad, Portugal registra su menor gasto público desde 2008, y apenas supera en 5.300 millones el nivel alcanzado en 2007, justo antes del estallido de la crisis financiera internacional (+6,8%), mientras que España supera hoy en más de 50.000 millones el gasto registrado en el pico de la burbuja (+12%).
El famoso gobierno portugés de progreso acabando con la austeridad, si acabar es un eufemismo de afianzar y austeridad lo es de recortes. pic.twitter.com/p4rATi3G9a
— Ángel Martínez Jorge (@amjorge15) May 31, 2017
Es cierto que Costa ha revertido ciertas medidas, apostando de nuevo por ligar las pensiones al IPC, reduciendo a 35 horas la jornada laboral de los empleados públicos, subiendo el salario mínimo o paralizando ciertas privatizaciones, pero también ha recortado la inversión pública y otras partidas presupuestarias, de modo que el gasto total bajó casi un 4% el pasado año, mientras que la recaudación fiscal tan sólo aumentó un 0,9%.
En términos de PIB, el gasto público en el país vecino bajó del 48,3% al 45,1% en 2016, un descenso de 3,2 puntos, casi el doble que el registrado por España, tras bajar del 43,8% al 42,4% (-1,4 puntos). Es decir, Portugal está siendo mucho más austero en términos presupuestarios que España.
Como consecuencia, el déficit público de Portugal se redujo del 4,4% al 2% del PIB (-2,4 puntos), frente al tímido descenso protagonizado por España, tras bajar del 5,1% al 4,5% (-0,6). Dicho de otro modo, el recorte del déficit aplicado por los socialistas lusos multiplicó por cuatro el que realizaron los populares españoles. Hoy, Portugal registra su menor déficit público en 40 años y ya ha salido del programa de supervisión de las autoridades comunitarias, mientras que España lidera el desequilibrio fiscal de la zona euro.
Ambos países partían de un déficit similar en 2010, de entre el 9% y el 11% del PIB, pero desde entonces Portugal ha reducido su agujero en 9 puntos porcentuales frente a los 5 de España. Así pues, aunque Costa llegó al poder blandiendo un claro discurso antiausteridad y antitroika, su Gobierno está cumpliendo las exigencias de la UE en materia de gasto.
Además, si bien Costa ha cuestionado muchas de las reformas estructurales aprobadas por su antecesor, su Gobierno las está manteniendo en vigor, al menos por el momento, como la reducción de las indemnizaciones por despido improcedente, el aumento de la competencia en los mercados de bienes y servicios, la reorganización del sistema judicial, así como ciertas privatizaciones y concesiones públicas, incluido el grueso de la devaluación interna (ajuste de salarios y precios) para mejorar la competitividad del país. Estos datos, especialmente los referidos a los recortes de gasto, no serán citado por Pablo Iglesias durante su intervención.