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El Popular no cuesta un euro: el Santander cubrirá un agujero de 8.000 millones de forma 100% privada

La entidad de Ana Patricia Botín asume una operación compleja, que exige una ampliación de capital y el aprovisionamiento de 7.900 millones.

La entidad de Ana Patricia Botín asume una operación compleja, que exige una ampliación de capital y el aprovisionamiento de 7.900 millones.
Juan Carlos Monedero | EFE

El simbólico precio de un euro por el que el Banco Santander cerró la compra del Banco Popular ha dado pie a una larga retahíla de comentarios y chascarrillos sobre lo "barata" que, al parecer, ha salido la operación.

Nada más conocerse la compra de la entidad, el ‘podemita’ Juan Carlos Monedero lanzaba el siguiente ‘tuit’:

Por el mismo camino iba el tuitero Gerardo Tecé, un habitual en las filas virtuales de la izquierda radical española:

Pero la realidad es más compleja. Aunque quienes critican el precio simbólico de la operación prefieran ignorarlo, el análisis de los técnicos del Banco Central Europeo reveló que la entidad podría registrar pérdidas de hasta 8.200 millones de euros si hubiese seguido operando como hasta ahora. De hecho, el balance de la entidad presenta activos improductivos valorados en 36.800 millones, sobre todo por la tardía y fallida entrada de Popular en el ámbito inmobiliario.

Ampliación de capital y provisiones

En realidad, Banco Santander va a capitanear una compleja operación que movilizará varios miles de millones de euros. Por un lado, la entidad que preside Ana Patricia Botín va a aprobar en el plazo de un mes una ampliación de capital con la que espera conseguir 7.000 millones de euros para sanear la entidad.

En concreto, Santander dotará provisiones por importe de 7.900 millones, de los que 7.200 millones se destinarán al sector inmobiliario, con el objetivo de cubrir los problemáticos activos inmobiliarios que ahora van a entrar en el balance de la entidad. De manera que no tiene sentido plantear que la compra supone simplemente el pago de un euro. Según la valoración del BCE, el Popular vale entre -2.000 y -8.000 millones, y el Santander plantea provisionar cerca de 8.000 millones. Así pues, no es ningún regalo: es comprar a 1 euro lo que, en realidad, conlleva un agujero de varios miles de millones que hay que cubrir.

Conviene recordar, por otro lado, que este tipo de escenario no es nuevo. En 2012, el Banco CAM fue adquirido por el Banco Sabadell y BBVA se hizo con UNNIM, dos operaciones cerrados por el precio simbólico de un euro. Algo similar ocurrió con el Banco de Valencia y el Banco Gallego. La diferencia estriba en que aquellas compras se cerraron con compromisos de ayudas o garantías públicas de por medio, mientras que el banco Santander ha asegurado que no acudirá al Estado y que asumirá toda la operación de forma privada, incluso en el caso de que se planteen problemas judiciales como los que hemos visto en otros fiascos financieros.

Por tanto, no solamente Santander moviliza miles de millones de euros para evitar el quiebre definitivo del Banco Popular, sino que además renuncia a un proceso de intervención y liquidación con ayudas públicas. Curiosamente, las mismas voces que han criticado con insistencia la factura de los rescates públicos de entidades financieras parecen haber callado a la hora de aplaudir la resolución de una crisis bancaria que no supondrá ni un céntimo a los contribuyentes.

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