A lo largo de la última década, la música electrónica ha pasado de ser un género minoritario a convertirse en un auténtico filón para el sector del ocio. Subgéneros como el house, el techno o el trance se han convertido en el hilo conductor de exitosos eventos y festivales que movilizan a millones de fieles.
Capitales de la fiesta como Ibiza se han beneficiado enormemente de la popularidad de la música electrónica. A pesar de la Gran Recesión, la isla balear ha seguido multiplicandos sus cifras de negocio, gracias al influjo de turistas y visitantes que llegan de medio mundo con ganas de fiesta.
Uno de los visionarios que supo anticipar el boom de la electrónica es Abel Matutes, ex ministro de Exteriores en el primer gobierno de José María Aznar. Animado por su hijo, que juega un rol crucial en su empresa, inauguró en 2012 el complejo Ushuaïa, un resort pensado para jóvenes de alto poder adquisitivo que viajan a la isla para disfrutar de las fiestas más exclusivas. Una de las grandes innovaciones que introdujo Matutes fueron las fiestas vespertinas, que arrancan a media tarde y concluyen a medianoche. Este invierno, Matutes ha expandido su emporio haciéndose con la discoteca Space, que ha remodelado y rebautizado como HÏ.
Otro de los recintos más codiciados de Ibiza es la legendaria discoteca Pachá. Su principal activo cada verano es el DJ francés David Guetta, que cobra 160.000 euros por animar las noches del jueves. En suma, un contrato valorado en 3,2 millones de euros por temporada. Pero la conexión francesa de Pachá no acaba aquí: también Bob Sinclar y Martin Solveig son habituales en el club.
Pero el liderazgo de Ibiza enfrenta la dura competencia de Las Vegas, que lleva muchos años trabajando para consolidarse como un destino de entretenimiento en el que el juego pasa a un segundo plano. DJs como Calvin Harris, Kygo o Tiestö han firmado acuerdos exclusivos con los resorts más relevantes de la urbe estadounidense, dejando huérfanos a sus seguidores europeos a cambio de lucrativos contratos que llegan a los 400.000 dólares por fiesta.
Máquinas de hacer dinero
Forbes realiza un ranking anual en el que detalla los ingresos de los pinchadiscos mejor pagados del mundo. El sueco Avicii, que ha anunciado su retirada de los escenarios con apenas veintiséis años, se endosa anualmente 14,5 millones de dólares. Con su adiós, la corona de la juventud es para Martin Garrix, que con apenas veinte años de edad ha entrado con fuerza en la lista, a razón de unos ingresos de más de 16 millones al año.
No anda lejos el gigantesco holandés Afrojack, con rentas de 15 millones a cambio de cincuenta noches de trabajo. Más dinero ganó Steve Aoki, que se embolsó 23,5 millones; no obstante, Aoki pasó la friolera de 198 noches subido a un escenario. En el top tres aparecen David Guetta (28 millones), Tiestö (38 millones) y Calvin Harris (63 millones). Son la élite de un escalafón capaz de generar ingresos millonarios, pero partido en dos por la guerra entre Ibiza y Las Vegas.