Una propuesta de futuro. Así se titula el vago programa con el que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, aspira a liderar el PSOE. El informe, extenso en los diagnósticos, pero nada concreto a la hora de realizar propuestas, fue presentado en público el miércoles, a apenas cuatro días de las primarias.
El primer bloque del documento habla de "reducir la desigualdad". Como ya ha explicado Libre Mercado, las diferencias salariales ya están bajando a raíz de la creación de empleo, pero el documento de la candidata a las primarias del PSOE ignora estos datos y se centra en proponer algunas medidas sueltas, como, por ejemplo, un aumento del 18 por ciento en el salario mínimo, que se aplicaría durante los tres próximos años. En este epígrafe, Díaz habla también de reforzar "la aplicación de la discriminación positiva y las cláusulas sociales en la contratación pública" o de potenciar "la lucha contra los oligopolios de la Comisión Nacional de la Competencia".
Según se explicó en rueda de prensa, Díaz plantea también la concesión de 24.000 euros de ayuda pública a los jóvenes. Es, quizá, la propuesta que más llamará la atención, pero el programa pasa de puntillas sobre este punto, lo que demuestra, una vez más, la vaguedad del documento. De acuerdo con lo comunicado a los medios, la idea es que los jóvenes empleen ese dinero para ampliar estudios o iniciar un proyecto empresarial, con la condición de que luego lo devuelvan en sus declaraciones del IRPF. Dependiendo del itinerario escogido, se podría acceder de golpe a los 24.000 euros o fraccionar los pagos en dos, tres o cuatro años. Según la candidatura de la socialista, la propuesta tendría un coste de 1.000 millones de euros anuales, los proyectos empresariales serían revisados por el gobierno y las devoluciones se harían sin intereses, en las declaraciones de la renta.
En clave económica, el documento también plantea "la derogación de la reforma laboral del PP" y la instauración de "una nueva regulación de negociación colectiva". Aquí nos topamos con una franca contradicción, ya que Díaz aspira a que esto logre "aumentar la flexibilidad interna dentro de las empresas", algo que precisamente empezó a ocurrir a raíz de la reforma de 2012 que los socialistas insisten en derogar.
Refiriéndose a las empresas, el documento dedica varias páginas a la necesidad de "impulsar y facilitar los procesos de internacionalización". Para esto, se habla de "dar prioridad a la diplomacia económica", "apoyar la Marca España", "potenciar la figura del ICEX como promotor internacional", "entregar un bono exportación a las Pymes, para que puedan contar con servicios de internacionalización a medida", "llevar a las empresas españolas a Asia-Pacífico y África con el aval del Estado"… En materia de innovación, Díaz propone "canalizar inversión pública a las empresas innovadoras" a través de entes como el ICO.
Armonización fiscal
¿Y qué hay de los impuestos? Lo primero que apunta el programa de Susana Díaz es el giro hacia la"armonización fiscal", con el objetivo explícito de"evitar la competencia fiscal entre administraciones", lo cual abriría la puerta a subidas generalizadas en las autonomías con una menor fiscalidad. No es la primera vez que la lideresa andaluza carga contra el modelo de impuestos bajos de regiones como Madrid, a la que ha acusado de "dumping fiscal" en varias ocasiones debido a la práctica eliminación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, a pesar de que la comunidad que gobierna Cristina Cifuentes es la que más aporta a la financiación autonómica.
Susana Díaz insiste en la "armonización fiscal" en posteriores fragmentos del documento. Lo hace por ejemplo cuando se refiere a sus reivindicaciones en clave de política económica europea. Y lo vuelve a hacer cuando, en clave global, apuesta por "llevar a cabo una armonización fiscal a nivel internacional".
El documento pasa a hablar a continuación de la evasión fiscal y la economía sumergida. Susana Díaz plantea"limitar el uso del dinero en metálico y obligar a realizar las transacciones por vía electrónica". De acuerdo con la propuesta, "avanzar en el pago electrónico aumentaría los ingresos públicos y reduciría el fraude". Aunque no se habla de eliminar de la noche a la mañana el dinero en metálico, el manifiesto apela en varias ocasiones a introducir medidas que vayan en esa dirección.
Díaz aspira a impulsar "una reforma fiscal que posibilite que la riqueza y el patrimonio paguen lo que les corresponde", pero no hace ninguna propuesta concreta al respecto. También habla de "cambiar en profundidad el Impuesto de Sociedades", pero el documento no esboza cómo modificar dicho gravamen. Finalmente, apuesta por "abordar la imposición medioambiental", pero no da detalle alguno. Tampoco incluye menciones concretas al IRPF o al IVA, a pesar de que son las dos principales figuras tributarias. Y tampoco aparecen propuestas sobre las cotizaciones sociales de los autónomos, los grandes olvidados del programa de Díaz.