El banquero Juan María Nin acaba de publicar el libro Por un crecimiento racional (Ediciones Deusto). En uno de los capítulos del ensayo, el ex consejero delegado de Caixabank revela una importante reunión que mantuvo con la canciller Angela Merkel, en la que se evaluó la difícil situación que atravesaba nuestro país hace cinco años, cuando se planteó incluso la quiebra y 'rescate' de la economía española.
Todo ocurrió en el tenso verano de 2012, en el mes de junio. Según revela Nin, Merkel supo del banquero catalán a raíz de su intervención en defensa de la economía española en un debate a puerta cerrada convocado por el Club Bildelberg. En consecuencia, la canciller invitó al banquero a un encuentro en Berlín, invitación que Nin aceptó eras consultar con el gobierno español.
"Hablé con el ministerio de Economía y con vicepresidencia. Me indicaron que llamara al presidente del gobierno. Mariano Rajoy centró el problema inmediatamente: si se acordaba una operación enfocada en capitalizar el sistema financiero, se evitaría un rescate total de la economía española, algo que no interesaba y para lo que podría ocurrir que no hubiera ni fondos ni apoyos políticos suficientes", apunta el autor.
Nin señala que "por aquel entonces, los colegas británicos apuntaban contra el euro y los mercados estaban convencidos que la debacle era más probable que la reconstrucción. Pero, por las conversaciones que tuve en Washington, entendí que los estadounidenses confiaban más en la economía española y tenían más interés en buscar una solución. Seguí, por tanto, la indicación del presidente de asistir al encuentro con Merkel, aunque primero quise hablar con el equipo de Moncloa, para fijar una cifra de 'rescate' lo suficientemente alta como para convencer a todos de que era suficiente".
Hubo una nueva conversación entre el banquero y Rajoy. "Insistí en la necesidad de tener una posición definida. Le pedí una nota escrita para la cita de Berlín. Por un lado, las instrucciones llamaban a ser rápidos y seguros en los mensajes. En segundo lugar, había que poner en valor que España estaba iniciando un proceso de valoración activos bancarios único en Europa por su transparencia. Y, en tercer lugar, el procedimiento debía articularlo el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, ya que el Mecanismo Europeo de Estabilidad no empezaba a funcionar hasta julio".
La cita con Merkel
El autor de Por un crecimiento racional apunta que "la entrevista con Merkel se desarrolló en una luminosa sala de reuniones anexa a su despacho en Berlín. Me miró de forma directa y afable. Me agradeció la reunión, a continuación, introduje el tema y le di una explicación de la situación del sistema financiero español, siguiendo el guión que habíamos comentado. Dejé claro que la gran pregunta que había que hacerse era la que se hacía el mercado: ¿son necesarios 50.000 ó 260.000 millones?".
"Merkel se interesó por la génesis de la crisis, por conocer cómo estaba invertido el capital… La conversación fue sin aliento, tensa. Enuncié algún "no" contundente, que no dejó de sorprender e incluso divertir a la canciller. Merkel pronunció alguna afirmación tajante que me puso en la pista de su voluntad real de decidir a favor de reo. Me dijo que España empezaba a ir en la dirección correcta. Citó varias decisiones del gobierno, poniendo énfasis en las primeras medidas de control del déficit o en la propuesta de reforma del sistema de pensiones. Quería ayudar, pero necesitaba estar convencida de que lo que hacían falta eran 50.000 millones", señala el banquero.
A lo largo de la charla "se dibujó que el FROB fuese el canal, como defendía la posición española, pero con la garantía del Tesoro, lo que facilitaba la no condicionalidad macroeconómica. Si Merkel se fiaba de la argumentación que comentamos, entonces quedaría claro que España reconocía sus errores y planteaba arreglar el problema con 50.000 millones de euros. Era necesaria una afirmación de voluntad, algo que comprometía a la canciller de manera personal. La operación no tenía margen de error y era apretada en tiempos. Pero Merkel demostró coraje".
Según Juan María Nin, "el broche a la reunión, que duró casi una hora y media, fue un comentario amable en el que Merkel comentó que entendía lo difícil que era para Rajoy doblegar su "orgullo español". Fue entonces cuando le expliqué que España es un país de aluvión, muy rico en diversidad. Le hablaba de las tribus germánicas, de godos, visigodos y ostrogodos, de vándalos, de celtas… Merkel no entendía nada. Su jefe de gabinete se lo confirmó en una breve clase de historia. Y Merkel se rio mucho de sí misma y de su visión no muy acertada de usar el estereotipo del "orgullo español" para entender la posición de Rajoy".