El expresidente del gobierno José María Aznar presentó el miércoles en la Fundación Rafael del Pino en Índice de Libertad Económica, elaborado anualmente por la Fundación Heritage y divulgado en España por FAES y Foro Regulación Inteligente. A lo largo del evento, el inquilino de La Moncloa entre 1996 y 2004 apostó por la adopción de "una agenda de reformas ambiciosa" como "única vía para consolidar el crecimiento económico y generar empleo de calidad".
Durante su intervención, Aznar advirtió de que "la concentración de poder económico y político es una fórmula segura para consagrar la corrupción como método de asignación". En este sentido, apuntó que "no debemos difuminar la relación que existe entre economía de mercado, democracia representativa y estado de derecho, ya que este es, en suma, el paradigma occidental que ha generado prosperidad y desarrollo como ningún otro modelo".
De acuerdo con el expresidente, "tras decenas de siglos de crecimiento plano y prácticamente inexistente, la curva de crecimiento económico mundial se ha disparado exponencialmente desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días. En este período se ha desarrollado la libertad económica, que es una construcción filosófica, jurídica y económica eminentemente atlántica, con su origen en 1776, cuando Adam Smith divulga La riqueza de las naciones a este lado del Atlántico, pero también en Estados Unidos se perfila la Declaración de Independencia, dos manifestaciones de libertad que resumen de manera ejemplar este concepto".
Libertad y prosperidad, de la mano
Según Aznar, el Índice de Libertad Económica "demuestra que existe una correlación directa entre la libertad económica y la prosperidad. Los países con más libertad económica registran mayores niveles de renta per cápita, así como mejores resultados en cuanto a la esperanza de vida o al bienestar general".
A pesar del elevado crecimiento observado en la economía española, el exmandatario considera que "en España y en el resto de Europa vivimos momentos cruciales para mantener en el tiempo los niveles de bienestar y de prosperidad que hemos logrado y que la crisis económica ha puesto en entredicho. Como sociedad, cometeríamos un gran error si pensamos que los resultados cíclicos de la economía están garantizados por la inercia de la historia".
Refiriéndose al auge del populismo, anotó que "sean de izquierda o derecha, todos son enemigos de la libertad económica y aspiran a situarla demagógicamente en el centro de todos los males que padecemos". Según señaló, "es preciso que los populistas pierdan en las urnas, pero también en los programas electorales y en la opinión pública".