Dicen que la Justicia lenta no es Justicia, pero no todos los gobiernos europeos se toman en serio esta proclama. Así lo pone de manifiesto la última publicación de indicadores judiciales editada por la Comisión Europea. De acuerdo con dicho documento, hay hasta 700 días de diferencia entre el tiempo medio de resolución de litigios en unos y otros países de la Unión.
La Justicia más eficiente nos la encontramos en Dinamarca, donde la resolución en primera instancia de casos civiles, mercantiles o administrativos apenas supone una demora de 17 días. ¿Imaginan una Justicia capaz de zanjar disputas de esta naturaleza en poco más de dos semanas? Eso es lo que disfrutan los ciudadanos daneses. El informe de la Comisión Europea también deja bien paradas a dos de las tres repúblicas bálticas. Estonia y Lituania ocupan la segunda y tercera posición, con una demora de 39 y 50 días, respectivamente; por su parte, Letonia obtiene un peor resultado, con 161 días de espera media.
Otros países con buenos indicadores de eficiencia judicial serían Austria, Polonia y Hungría, donde el tiempo medio de resolución en primera instancia no llega a los dos meses. Para ser precisos, hablamos de 53 días de espera en Austria, 55 días en Polonia y 59 días en Hungría. A continuación nos topamos con Bulgaria (78 días), Eslovenia (82 días) y Holanda (87 días), donde el tiempo medio de resolución en primera instancia se mueve en el entorno de los tres meses de espera. Plazos más dilatados que los de Dinamarca, sin duda, pero aún dentro de un marco razonablemente eficiente.
Los siguientes clasificados de la tabla son Finlandia (111 días), Suecia (126 días) y Croacia (132 días). Detrás vienen Rumanía (154 días) y República Checa (161 días), además de la ya citada Letonia. Y justo después de este bloque de países nos topamos con España, donde hacen falta 238 días para que los casos civiles, mercantiles o administrativos queden sentenciados en primera instancia.
Peor que nuestro país aparecen Eslovaquia (240 días), Francia (304 días), Italia (393 días), Malta (447 días), Grecia (que no ha ofrecido datos desde hace un lustro, pero que se movía en los 510 días en la edición para 2010), Portugal (710 días) y Chipre (1.085 días). Por tanto, a España le queda el consuelo de saber que estamos claramente mejor que el resto de economías del Mediterráneo.
El informe no recoge cifras de algunos países de la UE que no forman parte del proyecto de investigación de la Comisión. Es el caso de Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda o Reino Unido, relevantes economías del Viejo Continente para las que no tenemos datos comparables. Lo que sí incluye el documento es una serie comparada que nos permite comprobar cómo evolucionan los tiempos medios de espera. Aquí hay buenas noticias para España. Y es que, según el informe de 2010, el plazo de resolución de litigios en primera instancia se movía en un promedio de 291 días, frente a los 238 observados en el estudio de 2015.
Otro país que ha experimentado un cambio a mejor es Estonia, que en el último lustro ha reducido el plazo medio de resolución de litigios de 120 a 39 días. De no haber experimentado ningún progreso, el pequeño país báltico se habría quedado en el puesto 11. Sin embargo, el salto adelante observado en los últimos años ha sido suficiente para llegar a la segunda posición, por detrás de una Dinamarca donde también se ha dado una mejoría (de 27 a 17 días de espera media).
Donde las cosas no están cambiando a mejor es en Italia y Francia. La república transalpina parece haberse estancado en el entorno de los 400 días de espera. En 2010, su sistema judicial arrojaba plazos medios de 395 días, mientras que en 2015 sigue en 393. En cuanto a la república gala, la evolución ha sido a peor: 256 días en 2010, 304 en 2015.