Con el nombre de Vetos, pinzas y errores, la editorial Deusto ha publicado un interesante libro del exministro socialista Jordi Sevilla en el que el que el político y consultor empresarial valenciano arroja luz sobre el complejo curso político 2015-2016, marcado por la repetición de las elecciones generales y por el auge y caída de un Pedro Sánchez, que llegó a coquetear con la Presidenta del gobierno, pero terminó siendo apartado del liderazgo del PSOE por sus propios compañeros de filas.
Sevilla ha tenido una larga carrera en el ámbito político. Ocupó altos cargos en los gobiernos de Felipe González, fue portavoz económico del grupo socialista y llevó la cartera de Administraciones Públicas en el primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. De 2009 a 2015 trabajó en la consultora Price Waterhouse Coopers, para después volver a Ferraz con el objetivo de convertirse en el gurú económico de Pedro Sánchez.
En el libro, Sevilla explica las diferencias que fueron surgiendo entre el PSOE y Podemos a lo largo del último año. Según denuncia, "los nuevos agentes políticos han roto el bipartidismo, pero han reforzado la partitocracia. Por tanto, han dejado de representar el aire fresco que se presumía que podrían traer y, de hecho, Podemos se está convirtiendo en un remedo de la peor versión de Izquierda Unida".
El exministro recuerda que el PSOE fue avanzando en sus conversaciones con IU y Compromís con el objetivo de hacer posible un pacto con Podemos. "Las conversaciones con ambas formaciones fueron boicoteadas por los de Iglesias. Inicialmente, IU y Compromís habían entrado en el diálogo haciendo bandera de su autonomía política. Incluso intercambiaban con nosotros algunas anécdotas y confidencias sobre Podemos. Pero, conforme las negociaciones se iban desarrollando, tanto IU como Compromís fueron incapaces de romper con la fuerza de atracción de Podemos y, de hecho, se plegaron totalmente a la estrategia rupturista de Iglesias, hasta el punto de que alguno de ellos actuó como agente doble".
¿Quién era el caballo de Troya en aquellas reuniones? Según Sevilla, Alberto Garzón:
Nos propuso ser el anfitrión de una negociación a cuatro, en la que nos habríamos citado PSOE, Podemos, Compromís e IU. Según Garzón, esto suavizaría posturas y permitiría debatir propuestas concretas. Cuando accedimos, esto le permitió tener su minuto de gloria. Pero, apenas dos días después del primer encuentro, la negociación se dio por concluida […]
Fuimos notando un cambio en la postura de IU, porque todo lo que habíamos acordado previamente se terminaba echando a la basura […] Nos encontramos con un cambio de bando de Garzón, que intentaba atraernos hacia el espacio defendido por Podemos. Se ha escrito que el verdadero cerebro de la operación fue Julio Anguita, un viejo comunista obsesionado con destruir al PSOE […]
Tras hablar con Compromís, tuvimos claro que Podemos no buscaba un acuerdo, sino obligarnos a aceptar todas sus condiciones. Y para alcanzar esos objetivos, habían contado con la ayuda inestimable de Garzón, que sin duda estaba llamada a ser debidamente retribuida en las siguientes listas electorales, como efectivamente ocurrió meses después.
¿Saludar a Iglesias tras el fiasco de "House Water Watch Cooper"? Sevilla no disimula su disgusto con los insultos que le propinó Jordi Sevilla en plena campaña electoral:
En el encuentro a tres con PSOE, Cs y Podemos, barajé la idea de negarme a saludar a Pablo Iglesias. La razón de mis dudas radicaba en los comentarios despectivos que sobre mí había efectuado durante un debate en campaña, con su célebre referencia a la multinacional "House Water Watch Cooper".
Pretendió desprestigiarme, al igual que en el debate de investidura, donde de nuevo centró en mí una parte de los insultos. Y digo insultos porque de eso se trataba. No fueron comentarios críticos, que acepto. Fueron insultos. Y eso hace de la política un barrizal, que es donde parece que algunos se manejan mejor. Pero le di la mano, sin mayores entusiasmos, porque me resultó brusco negar el saludo.
El cinismo del líder de Podemos
Apenas unos minutos después de aquel encuentro entre ambos, tuvo lugar otro interesante momento descrito en Vetos, pinzas y errores. Según explica Sevilla, Iglesias hizo gala de un enorme cinismo a la hora de justificar sus ataques y descalificaciones al PSOE en la campaña y en las sesiones del Congreso. Así lo cuenta el libro:
Al empezar la reunión, Pablo Iglesias señaló que, a pesar de los ataques que lanzó en el Congreso, "una cosa es lo que tenemos que decir en público y otra es lo que tenemos que decir en privado. Y yo vengo con la mejor de las disposiciones". Si hay un ejemplo del vinimos de la vieja política, es un comportamiento así.