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La verdad sobre Fukushima seis años después: menos radiación y menos cáncer de lo que se pensaba

Pese al alarmismo que rodeó al accidente, los datos desvelan ahora que lo cierto es que en Fukushima ni la radiación fue tan alta ni hay más cáncer.

Pese al alarmismo que rodeó al accidente, los datos desvelan ahora que lo cierto es que en Fukushima ni la radiación fue tan alta ni hay más cáncer.
Las evidencias científicas, sin embargo, no han frenado las protestas | EFE

Hace seis años la prensa mundial –y especialmente la española– se daba un festín de alarmismo y demagogia a cuenta del accidente en la central nuclear japonesa de Fukushima, que atravesaba una situación de emergencia después de haber sufrido un terremoto y un tsunami de los mayores de la historia.

Un alarmismo que tenía un objetivo claro y que sólo unos días después ya había conseguido en buena parte: desatar una ola de rechazo a la energía nuclear. Y no sólo los medios, hasta algunas instituciones como la Unión Europea llegaron a proclamar la inminente llegada de un "apocalipsis" nuclear, nada más y nada menos.

Por supuesto no llegó apocalipsis ninguno, pero es más: los datos de grandes estudios científicos que se están haciendo públicos ahora nos desvelan que todo ese alarmismo era totalmente injustificado.

Un ejemplo perfecto de ello es que 65.000 japoneses que residían en las cercanías de Fukushima recibieron menos radiación de la que hasta ahora se pensaba, tal y como ha desvelado uno de estos estudios. Del mismo modo, otra investigación, con la que el anterior casi ha coincidido, señala que la tasa de incidencia de cáncer de tiroides, que suele ser uno de los primeros que se desarrollan tras episodios de excesivas radiaciones, no ha crecido.

Una cuarta parte de la radiación

El primero de estos estudios fue publicado hace unas semanas por la revista Science y supone un hito histórico, ya que por primera vez se han hecho mediciones individuales a muchos de los 65.000 residentes de una zona cercana a un supuesto desastre nuclear.

Fue en la ciudad de Date, a 60 kilómetros de los reactores de Fukushima y por iniciativa de su alcalde, Shoji Nishida, que en los días posteriores al accidente decidió que en lugar de evacuar a la población –tal y como le pedían muchos expertos– prefirió dotar a los ciudadanos de contadores –llamados dosímetros– para que pudiesen medir las dosis de radiación a las que se veían sometidos.

Todos estos datos se han unido en el estudio publicado por Science y la conclusión es sorprendente: la exposición a la radiación que habrían sufrido estas personas es una cuarta parte de lo que se pensaba.

El estudio ha revelado que las mediciones de las emisiones de radiación tras un episodio como lo ocurrido en el complejo nuclear de Fukushima eran hasta ahora extremadamente inexactas, ya que sólo se hacían con aviones volando a centenares de metros de altura. Es cierto que en casos como el de Chernobyl sí se habían tomado mediciones personales, pero con tantas limitaciones que no se les ha otorgado validez científica.

Sin incidencia en el cáncer de tiroides

Estas revelaciones prácticamente han coincidido en el tiempo con la publicación de un segundo estudio médico que ha descartado que, al menos de momento, exista una correlación entre la exposición a la radiación derivada del accidente de Fukushima y la cantidad de casos de cáncer de tiroides que se habrían desarrollado desde entonces entre los niños de esta prefectura nipona.

Esta es la principal conclusión del informe, que había sido encargado por el gobierno regional de la prefectura de Fukushima y que ha sido presentado esta semana en Tokio, coincidiendo con el sexto aniversario del accidente. No obstante, los autores han señalado que será necesario un seguimiento a largo plazo –de hasta 20 o 30 años– para extraer conclusiones concluyentes.

El estudio lo ha llevado a cabo la Universidad Médica de Fukushima y se basa en el seguimiento médico de 300.476 menores residentes en la región en el momento del accidente del 11 de marzo de 2011. Entre ellos se han detectado un total de 184 casos de cáncer de tiroides en seis años posteriores al accidente, lo que supone una incidencia del 0,038 por ciento similar a la de otras zonas del país.

Los investigadores tampoco hallaron variaciones significativas en las tasas de cáncer tirodeo al comparar grupos de población expuestos a diferentes niveles de radiación en varias localidades de Fukushima.

"Por ahora no hemos encontrado ninguna prueba de que exista una relación entre las dosis de radiación externa derivadas del accidente nuclear y las tasas de cáncer de tiroides", afirmó Koichi Tanigawa, uno de los responsables del informe, en rueda de prensa de la que se hace eco EFE.

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