El presidente sudafricano, Jacob Zuma, pidió el pasado viernes, durante su intervención en Parlamento, que el Estado confisque las tierras pertenecientes a los blancos sin ningún tipo de compensación. En este sentido, propuso modificar la Constitución de Sudáfrica para poder llevar a cabo dicho plan.
El mandatario, de 74 años de edad, avanzó que realizará una "auditoría precolonial de la tierra sobre el uso de estas y los patrones de ocupación" antes de cambiar la ley con el fin de proceder a futuras confiscaciones, y arengó a los "partidos negros" a unirse en el Parlamento sudafricano "porque necesitamos una mayoría de dos tercios para efectuar cambios en la Constitución", según informa The Telegraph.
Zuma, actual dirigente del partido gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), que en su día lideró Nelson Mandela, ha estado afectado por varios casos de corrupción desde que fue elegido como presidente del país en 2009, y, en la actualidad, su popularidad está por los suelos. Su discurso se ha radicalizado, volviéndose cada vez más populista, desde que su partido cosechara su peor resultado el pasado agosto desde el final del apartheid en 1994.
El CNA también está bajo la creciente presión de Economic Freedom Fighters, un partido de nuevo cuño creado en 2013 por Julius Malema, expresidente de la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano, que ha estado viajando por todo el país instando a que los sudafricanos negros ocupen las tierras y propiedades de los blancos.
La propuesta de Zuma causó indignación entre los grupos políticos que representan a los agricultores blancos. Uno de sus líderes, Andries Breytenbach, advirtió de que dicha confiscación sería considerada "una declaración de guerra […] Estamos listos para luchar [...] Si esto se aplica, se convertirá en una guerra racial que queremos evitar".
Este giro extremista se produce cuando el CNA se prepara para elegir a un nuevo líder que suceda a Zuma en diciembre de cara a los comicios presidenciales que celebrará Sudáfrica en 2019. Una de las candidatas favoritas es, curiosamente, Dlamini-Zuma, la exmujer del actual presidente.
El nefasto precedente de Zimbabue
El pasado febrero, Zuma ya avanzó que intensificaría las políticas redistributivas, tras señalar que "los hogares blancos ganan, al menos, cinco veces más que los negros", y es ahora cuando empieza a detallar su plan.
Pero esta idea no es nueva. Robert Mugabe, el dictador comunista que ha estado gobernando Zimbabue desde los años 80, hizo lo propio en su país, con resultads nefastos. Bajo su gobierno, llevó a cabo la confiscación masiva de fincas en manos de blancos y, posteriormente, procedió a su redistribución entre la población negra, aunque reservó las mejores tierras para los grupos más afines y fieles al régimen.
Dada la nula aptitud de muchos de ellos para la agricultura, el sector agrícola de Zimbabue, principal motor económico del país, se derrumbó, tal y como muestra el desplome de la productividad de la tierra, y con él la mayor parte de los ingresos fiscales y las reservas de divisas extranjeras.
La caída de la agricultura se trasladó, igualmente, al resto de la industria y actividades dedicadas al procesamiento de productos agrícolas, provocando de paso el colapso del sistema bancario. Fue entonces cuando el régimen de Mugabe optó por la impresión masiva de billetes para afrontar los pagos con sus acreedores nacionales y extranjeros, desatando la mayor hiperinflación de la historia reciente, hasta el punto de que los precios se llegaron a duplicar cada día.