España no se desarrolla de manera homogénea, sino que presenta un crecimiento divergente, "de dos velocidades", en el que unas comunidades autónomas avanzan y otras se quedan atrás. En mi nuevo libro, Por qué soy liberal, explico que buena parte de esas diferencias se explican por el mayor o menor grado de libertad económica vigente en los distintos territorios de nuestro país.
Para plantear esta tesis, he tomado cifras definitivas de 2015 y he elaborado un Ranking de Liberalización Regional (RLR) que toma como referencia quince parámetros distintos: transferencias, peso del gasto sobre el PIB, eficiencia de las administraciones, deuda autonómica, número de entes públicos, porcentaje de ocupados a sueldo del Estado, esfuerzo fiscal asumido por los contribuyentes, facilidad para hacer negocios, libertad de horarios comerciales, grado de inversión en I+D, tasa de emprendimiento per cápita, ausencia de paro, movilidad laboral, peso del sector privado en la educación y la sanidad…
De acuerdo con este ejercicio, la Comunidad de Madrid tiene la economía más liberal de España mientras que Extremadura se ubica a la cola. En las posiciones de cabeza (RLR-1) también entran Baleares, País Vasco o Navarra, mientras que en los lugares de cola (RLR-3) nos topamos con Andalucía y las dos Castillas. La zona media engloba, por tanto, al resto de territorios, denominados RLR-2.
Llama la atención que aquellas comunidades que adoptan un mayor grado de liberalización alcanzan también un nivel de vida más alto. Como vemos en la siguiente gráfica, hay una fuerte correlación entre una mayor puntuación en el RLR y un PIB per cápita más elevado.
Para ser precisos, en el libro explico que "el grupo RLR-1, que reúne a las comunidades más liberales, registra un PIB per cápita medio de 28.837 euros. El grupo RLR-2, que refleja calificaciones intermedias en el Ranking de Liberalización Regional, se queda en 22.232 euros. Por último, el grupo RLR-3, que es el de los territorios más intervencionistas, se queda en un PIB per cápita medio de 18.426 euros. Hay, por tanto, más de 10.000 euros de diferencia entre la media de las regiones más liberales y la de los territorios que más trabas le imponenal desarrollo de la economía de mercado".
El estudio, incluido en el capítulo España rica, España pobre, también compara la tasa media de paro de las distintas comunidades autónomas, atendiendo a su grado de libertad económica. Atención al resultado que obtuve haciendo este ejercicio: "la tasa de paro es claramente más baja en el grupo RLR-1 (una media del 15,77 por ciento) que en el grupo RLR-2 (20,31 por ciento) y en el grupo RLR-3 (26,31 por ciento). Hay, por tanto, más diez puntos porcentuales de diferencia entre los niveles de paro de las regiones más liberales y los datos de desempleo de los territorios más intervencionistas".
Al igual que ocurre cuando comparamos la libertad económica de los distintos países, el Ranking de Liberalización Regional pone de manifiesto que un mayor grado de apertura al mercado redunda en un mayor bienestar. Pero ese bienestar no está, ni mucho menos, garantizado. En Baleares y Navarra estamos viendo que el marco liberal vigente hasta 2015 se está viniendo abajo como resultado de políticas intervencionistas y populistas. De sostenerse en el tiempo, la apuesta anticapitalista resultará inevitable en un empobrecimiento socioeconómico.