Calcular el tipo marginal de impuestos que pagamos los contribuyentes nos permite determinar con claridad qué porcentaje de nuestros ingresos se va a las arcas de Hacienda y qué volumen de recursos termina finalmente en nuestros bolsillos. El think tank sueco Timbro ha encargado este cálculo a sus economistas Alexander Fritz England y Jacob Lundberg, pero con una particularidad: el estudio se centra en evaluar el trato fiscal a las rentas más altas en la OCDE.
Las conclusiones, publicadas a nivel europeo por la red Epicenter, apuntan que los contribuyentes de mayores ingresos en Suecia terminando pagando en impuestos un monto equivalente al 75% de su ingreso efectivo. Esto significa que, sumando IRPF, cotizaciones sociales e IVA, las rentas altas del país escandinavo abonan a Hacienda el equivalente a todos sus ingresos obtenidos entre el 1 de enero y el 2 de octubre, reteniendo apenas para su consumo real una renta equivalente al salario recibido entre el 3 de octubre y el 31 de diciembre.
El resultado obtenido por Suecia no está lejos del que se anotan Bélgica, Portugal, Eslovenia y Finlandia, donde las rentas altas también pagan más de un 70% a Hacienda una vez se consideran el IRPF, las cotizaciones y el IVA. Por debajo del 70% pero por encima del 65% también nos encontramos con Francia (69%) y con Dinamarca (66%).
La situación de España es algo más favorable. De los más de 30 países evaluados, nuestro país está en el puesto 22, con un resultado del 52% que nos coloca por encima de EEUU (48%) pero por debajo de Italia (55%), Alemania (57%) o Reino Unido (59%). Ese 52% equivale a toda la renta percibida entre el 1 de enero y el 10 de julio. Eso sí: el cálculo toma como referencia la Comunidad de Madrid, de manera que los contribuyentes residentes en otras autonomías sí reciben un tratamiento peor.
Pulso fiscal a la ‘mano invisible’
Según los autores del informe, "en su metáfora de la mano invisible, Adam Smith explicó que, en un contexto de mercado, una persona que persigue su propio interés termina sirviendo al interés general, ya que su enriquecimiento irá ligado a la aceptación social de los bienes o servicios que ofrece. Cuando se imponen unos impuestos marginales tan altos, se genera una desconexión entre los retornos privados y públicos de la actividad empresarial, lo que puede suponer que la mano invisible deje de actuar y, a raíz de los impuestos, se produzcan distorsiones que resultan costosas para la sociedad en su conjunto".
Fritz England y Lundberg añaden que "cuando los impuestos son demasiado elevados, hay menos incentivos para participar en la fuerza laboral y es más habitual que se den fenómenos como la economía sumergida o la evasión de impuestos. En el caso de las rentas más altas, perder a estos contribuyentes que contribuyen a un mayor grado de especialización en los mercados, supone quedarse sin uno de los elementos centrales de cualquier economía moderna".
¿Y los demás impuestos?
Pero el informe de Fritz England y Lundberg se limita a IRPF, cotizaciones e IVA, de manera que no considera la incidencia de otros gravámenes vigentes en buena parte de la OCDE. En el caso de Patrimonio o Sucesiones, vale la pena señalar que Suecia no aplica estos impuestos desde hace años, al contrario de lo que ocurre en España. Por otro lado, sería interesante determinar el peso de los impuestos inmobiliarios (IBI y similares) para estimar de manera integral la fiscalidad efectiva de las rentas altas.