La próxima semana, académicos, economistas, analistas y filósofos de medio mundo se darán cita en Panamá para participar en una cumbre sobre la importancia de preservar la competencia fiscal y acabar con la agenda de armonización tributaria de la OCDE y la Unión Europea. La principal responsable es Irene Giménez, gerente de la consultora Goethals Consulting, que se ha encargado de programar la conferencia con el apoyo de algunas de las empresas financieras más importantes del país.
- ¿Cómo surge la idea de organizar un evento así?
A raíz de los Papeles de Panamá empezamos a preparar una reacción. En esas salió la Lista Clinton, que también ha manchado la imagen de nuestro país. Ya éramos conscientes de que no tenemos buena prensa, pero con estos escándalos terminamos por dar el paso adelante. Es hora de reflexionar en serio sobre la importancia de los servicios financieros que brindan países como Panamá. No somos un agujero negro: somos una plataforma para los negocios, ayudamos a que las empresas inviertan en toda América y debemos explicar todo eso al mundo.
- ¿Hay una campaña contra Panamá?
Hay demasiada desinformación contra países como Panamá. Y esa desinformación la alimentan quienes no quieren que haya competencia entre las distintas jurisdicciones del mundo. Eso va en contra de las empresas y los contribuyentes, que en un escenario de armonización perderían la oportunidad de acudir a jurisdicciones que les ofrezcan mejores condiciones y caerían definitivamente en el monopolio fiscal de los países que favorecen los impuestos altos.
- ¿Estamos, por tanto, ante una reacción a los ataques de la OCDE, la UE, la Administración Obama…?
Vamos tarde siempre, nos toca responder a los ataques. Queremos darle la vuelta a la conversación. Hay que poner temas en la agenda y que el mundo pueda debatirlos desde otros términos y con otras perspectivas. Tomamos una actitud proactiva, porque queremos mostrar por qué países como Panamá son un éxito liberal que debe ser emulado, no perseguido. El sector privado panameño quiere poner en valor ese modelo que viene de tiempo atrás. Uno de los próceres de nuestra independencia, Justo Arosemena, trabajó toda su vida para promover una economía liberal. Ese legado está vivo hoy y lo vemos en nuestra Constitución, nuestro sistema monetario y financiero (sin banco central), nuestro paradigma de impuestos bajos…
- Es llamativo que Panamá sufra semejante acoso de los gobiernos del mundo mientras reina la tibia con la corrupción rampante y el caos socioeconómico de Venezuela.
Lo de Venezuela es dramático. Y, aunque es el ejemplo más sangrante, no es el único país latinoamericano que está pasando penurias. Frente a eso está el modelo panameño. Estamos a poco más de una hora de vuelo de países que se están hundiendo, pero nosotros no solo no estamos siguiendo ese camino de decadencia sino que somos un ejemplo de crecimiento estable y sostenido. Eso hay que explicarlo. Los panameños son más ricos que los venezolanos porque aquí se han adoptado políticas favorables a la inversión y la empresa.
- La OCDE coordina toda la campaña a favor de la "armonización tributaria".
A Pascal Saint-Amans, director de asuntos fiscales de la OCDE, le invitamos al evento. Consideramos que hubiera sido muy constructivo contar con alguien de su organización en el foro. Pero no han dado la cara…
- Imagino que se sienten más cómodos siendo la policía fiscal del mundo…
Originalmente, la OCDE buscaba promover la "cooperación" y el "desarrollo". Hoy en día se han convertido en una fuerza de "armonización fiscal". Pretende que todo país se comporte igual. Que todos los contribuyentes y todas las empresas estén expuestos al mismo sistema tributario, sin importar que hayan ganado honradamente su dinero.
- ¿Es fácil defender la soberanía fiscal de Panamá ante gobiernos tan poderosos?
Los infiernos fiscales, muchos de los cuales forman parte de la OCDE, castigan el ahorro y la inversión. Como eso genera la salida de contribuyentes y de empresas, esos gobiernos optan por ir también a por aquellos países que ofrecen una alternativa. Nosotros creemos en la soberanía nacional. Que cada país decida su camino. Que baje impuestos si lo cree oportuno. Que los suba si así se decide. Pero que no se presione a quienes no van por el mismo camino.
Panamá es un país muy pequeño y se enfrenta a algunos de los gobiernos más poderosos del mundo. No es fácil, pero queremos defender nuestro modelo y la cumbre es un punto importante para defender la competencia tributaria.
- A Panamá se le critica que no actúe con firmeza ante el dinero ilícito. ¿Qué hay de cierto y qué hay de mito en esas afirmaciones?
Los abusos se dan en otros países. Puede llegar dinero ilícito, pero el crimen se produce fuera. Por tanto, fallan los controles en el país de origen y de eso no se puede culpar a Panamá. Se nos pretende castigar, pero, si acaso hay dinero ilegal entrando aquí, nosotros somos el último eslabón de la cadena. Deberían revisar sus mecanismos de control de la corrupción. Y, sobre todo, deberían tener en cuenta que en muchos casos los delitos los han cometido políticos, no empresas, lo que complica más todo.
- ¿Qué espera del foro convocado para la próxima semana?
Panamá es una jurisdicción territorial. Aquí solo se gravan los ingresos generados en el país. Por eso, Panamá se ha convertido en un hub que canaliza inversiones por toda América, conectándonos con Europa, Asia…
Queremos hacer de esta cumbre un punto de encuentro para que se inicie un debate permanente y rutinario. Nos gustaría organizar un foro anual que todos los años ayude a articular un mensaje razonado y contundente a favor de la competencia tributaria. Esto va en defensa del emprendedor, del contribuyente y del trabajador que será machacado y perseguido si se imponen las tesis de los infiernos fiscales.