España podrá pagar sus pensiones públicas. También en 2050. De hecho, si se cumplen las previsiones más optimistas ni siquiera subirá el gasto público en pensiones en porcentaje del PIB. Con este mensaje se ha presentado este miércoles José Luis Escrivá, presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en el Congreso, en la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo.
Y a los diputados les ha encantado. "Vuelva usted más veces", "cómo podemos solicitar más informes de la AIReF", "tendría que haber venido usted antes". Los integrantes de la Comisión se disputaban el puesto para elogiar al interviniente. Después de muchos "agoreros", que anticipan problemas en el sistema público de pensiones, aparecía alguien que decía algo distinto. Menudo alivio para sus señorías.
Lo cierto es que la intervención de Escrivá ha sido prolija, con muchos datos, llena de cifras y ha ofrecido una interpretación interesante, diferente a la habitual. Su punto de partida es que las previsiones se han equivocado en el pasado y podrían volver a hacerlo en el futuro. Tanto las económicas como las demográficas. Su discurso es optimista ("Me niego a creer que este país vaya a seguir la senda de Japón y acepte el decrecimiento" ha llegado a decir). Cree que es posible sostener el sistema público. ¿Cómo? Pues como se explica en el siguiente gráfico:
La parte izquierda del gráfico muestra la evolución del gasto en pensiones entre 1994-2015 y dos escenarios para el futuro, el pesimista y el optimista. El denominado "pesimista" es el más habitual, tanto en los medios de comunicación como en los informes de los organismos internacionales. Parte de dos supuestos que Escrivá discute. El primero es que España va a sufrir un descenso de la población debido al proceso de envejecimiento demográfico. El segundo es que no superará el 67% de tasa de ocupación (porcentaje de la población entre 20 y 65 años que tiene un empleo), el nivel que tuvo en 2008, en el pico de la burbuja pre-crisis. Si se cumplen ambos supuestos, el gasto público en pensiones medido en términos del PIB pasará del 11% actual a más del 14,3% y las prestaciones podrían sufrir: tanto la relación entre pensión media y salario medio de la economía, como en términos de tasa de reemplazo o sustitución (relación entre la primera pensión de jubilación y el último salario percibido mientras se trabajaba).
Escrivá cree que esto no ocurrirá. Lo piensa y plantea un escenario alternativo, el que marcan las líneas azules de los gráficos de la derecha. En este supuesto, la AIReF prevé que la población española seguirá creciendo al mismo ritmo al que lo hizo entre 1980 y 2010 y llegará al 2050 con 55 millones de habitantes. Además, la tasa de ocupación no se quedará en el 67% del máximo de 2008, sino que irá todavía más allá. ¿Hasta dónde? Pues hasta el 76%, que es la actual tasa de ocupación de Alemania. Con estos dos supuestos, el gasto en pensiones sobre el PIB seguiría en el 11% y las pensiones podrán mantener su poder adquisitivo.
La clave está en las barras de la izquierda, divididas cada una de ellas en tres partes:
- La parte rayada en rojo y blanco es la que determina cómo influirán los factores institucionales en el gasto en pensiones. Vamos, las leyes y reformas sobre la materia. Como puede verse, entre 1994 y 2015, las decisiones políticas han añadido dos puntos de PIB al gasto en pensiones. A partir de ese año, sin embargo, la AIReF calcula que vamos a vivir una tendencia contraria: las reformas de 2011 y 2013 están diseñadas para contener el gasto. El cálculo del organismo es que hablamos de hasta 5 puntos del PIB en 2050 de ahorro por este concepto.
- La parte gris muestra el incremento en el gasto en pensiones debido a la demografía. Aquí, todas las previsiones apuntan a un importante incremento del gasto desde ahora hasta 2050. La AIReF es algo más optimista en lo que hace referencia a este concepto y deja en 7 los 9 puntos de subida en el gasto por el envejecimiento de la población que prevé el escenario pesimista.
- Por último, está la parte negra, la del mercado laboral. Esta parte no implica un aumento del gasto, sino que empuja en la dirección contraria. La mejoría del mercado laboral lleva aparejada un incremento del PIB. hay que recordar que hablamos de una ratio que sale de la división pensiones/PIB. Si el denominador (PIB) sube, aunque también lo haga el numerador (gasto en pensiones) el resultado final puede mantenerse equilibrado (11%). Eso es lo que prevé la AIReF. O al menos el escenario alternativo con el que este miércoles Escrivá se ha presentado en el Congreso. La barra gris se compensa con las barras negativas rayada+negra y el saldo neto (punto blanco) se queda en cero.
Una visión diferente
Hasta aquí, lo más importante de la intervención de Escrivá. Un apunte optimista en un escenario, la Comisión del Pacto de Toledo, que ha visto pasar a otros ponentes que no tienen tan claro que la evolución del gasto en pensiones a medio plazo vaya a ser tan positiva. En este sentido, es verdad que es una visión diferente. Y, como decimos, ha gustado mucho a los diputados.
Pero no ha quedado claro que estos hayan asumido todas las implicaciones de lo que ha explicado el presidente de la AIReF. Porque a lo mejor es posible alcanzar ese escenario "optimista", pero escuchando la respuesta de los presentes, hay cuestiones que quizás no hayan asimilado:
- Que el gasto en pensiones sobre el PIB se mantenga en el 11% no quiere decir que las prestaciones vayan a mantener la relación pensión/último salario o pensión media/salario medio. Esto dependerá del número de pensionistas y de la tasa de dependencia de la población (porcentaje de jubilados respecto a la población en edad de trabajar con un empleo). Si se dedica el mismo porcentaje del PIB a esta partida y hay más pensionistas, lo que cada uno recibirá en relación a la riqueza general de la economía será menor, incluso aunque el crecimiento de la economía permita que la pensión media mantenga poder adquisitivo.
- Para llegar a 55 millones de habitantes en 2050, España necesita 10 millones de habitantes extra. Las actuales tendencias demográficas apuntan en la dirección contraria: 45 millones en ese año si todo sigue como hasta ahora. Por lo tanto, hay dos opciones: 1. que las familias españolas se pongan a tener hijos mañana mismo a un ritmo desconocido en las últimas décadas en ningún país occidental (y ni siquiera eso garantiza nada en el mercado laboral, porque esos hijos no trabajarán hasta los 20-25 años como mínimo). Y 2. que España reciba esos 10 millones de nuevos habitantes del exterior. Es cierto que entre 1995 y 2008 nuestro país tuvo una de las entradas netas de inmigración más importantes que se recuerdan en un país occidental. Por ejemplo, entre el año 2000 y 2010, la población se incrementó en 6 millones de personas. Para alcanzar el escenario optimista tendríamos que hacer esto dos veces más entre ahora y 2050.
- Incremento de la ocupación: además de esos 10 millones de habitantes extra, Escrivá parte del supuesto de que seremos capaces de igualar la tasa de ocupación de Alemania. Según Eurostat, a finales de 2015 (último año con estadísticas completas para la UE), el país germano tenía una tasa de empleo del 76% para sus habitantes de entre 20 y 64 año. El 24% restante estaba en paro, estudiando o no trabajaba por cualquier otro motivo. Mientras tanto, en España la ratio estaba en el 62%. Y eso tras haber subido desde el 59% de un par de años antes. Escrivá ha hablado de ser ambicioso y ha mostrado su convencimiento de que España puede conseguir en unos años el mismo nivel de empleo que Alemania tiene ahora.
Aquí hay que hacer un apunte importante, que tiene que ver tanto con la tasa de ocupación como con la capacidad de atracción de inmigrantes para mantener el equilibrio demográfico. Y también con el crecimiento económico y la productividad. Cuando Escrivá hablaba de la capacidad de mejora de la economía española o pedía no resignarse a un escenario de estancamiento, en sus palabras estaba implícita la necesidad de impulsar el crecimiento a través de las reformas que nuestro país necesita para volver a ser competitivo. Pasar de un 60 a un 80% de tasa de empleo o atraer a 10 millones de inmigrantes no se hace por arte de magia, sino ofreciendo las condiciones para que el país crezca a su máximo potencial. Si quieres ser Alemania, Holanda o Suecia... lo primero será preguntarse qué han hecho estos países para tener esa industria, esas empresas competitivas o esa mano de obra tan productiva. En este sentido, habría que preguntarse si las reformas que los diputados presentes en la Comisión tienen en la cabeza son las mismas que las que tiene Escrivá. Y si las reformas de todo que aprobará el Congreso en los próximos años ayudarán a que ese escenario optimista se convierta en una realidad.
- Por último, otra cuestión sobre la que ningún diputado ha querido incidir. Como vemos en el gráfico sobre el gasto en pensiones, éste se contiene en parte por los efectos del mercado de trabajo. Pero también por los de las "medidas institucionales" (parte rayada). Es decir, lo aprobado en 2011 y 2013 servirá para ahorrar en términos de gasto público y hará el sistema más sostenible. Pero es que todos los partidos presentes en la sala han dicho de una forma u otra que quieren acabar con esas dos reformas: al PP no le gusta la del PSOE, al PSOE la del PP, a Podemos ninguna y de Ciudadanos todavía se espera una toma de postura real en este tema. Así no salen las cuentas. Esas cifras que tanto han gustado a los miembros de la Comisión están sostenidas por dos reformas que van limitando poco a poco el crecimiento de las pensiones de los futuros pensionistas.
Por ejemplo, así puede verse en el siguiente gráfico, también de la presentación de Escrivá, en el que se muestra cuál habría sido la pensión media de las nuevas altas en el sistema sin las reformas de 2011 y 2013, y cuál será la realidad: