Un documento a mitad de camino. ¿A mitad de camino de qué? De casi todo. Este viernes, Eduardo Madina y José Carlos Díez presentaban las "Bases política para la ponencia marco" que llevarán al próximo Congreso del PSOE. No se esperaban grandes sorpresas. Al fin y al cabo, no se trata de un programa electoral, ni siquiera de un borrador. Apenas es una declaración de intenciones genéricas, que debe servir a Madina y Díez para construir el armazón teórico de un PSOE que lleva años dando bandazos.
Precisamente por eso, llama la atención la obsesión de los autores por permanecer constantemente entre dos aguas. El PSOE juega la carta del centro político, de situarse entre Podemos y el PP, entre Pablo Iglesias y Mariano Rajoy (o Donald Trump, porque al presidente del Gobierno español no le nombra). Mucha apelación a la socialdemocracia y a la historia del partido, pero ni una sola mención a la "izquierda". De hecho, el término aparece una sola vez en el documento, en una frase sobre los "populismos de derecha y de izquierda". Mientras, "socialdemocracia" y "socialdemócrata" aparecen once veces.
Porque además, "populismo" es otra de las palabras clave. Y no para bien. En cada mención al peligro que la extrema derecha supone para la UE y para España, los autores contraponen el riesgo de caer en las redes del "populismo". Los que han redactado este texto parecen tener claro que el enemigo del PSOE en las urnas no está sólo en La Moncloa.
De esta manera, en la descripción de los efectos de la crisis, el PSOE alerta acerca de cómo "ultraderecha y populismo, los nuevos fantasmas que recorren Europa, se muestran desafiantes ante los principios de la Revolución Francesa, los que definieron la base de nuestra idea de ciudadanía, los que articularon nuestra idea de pluralismo, los que permitieron la convivencia en paz en Europa". Y no es la única vez en el texto en el que se juega con esa idea. También aparece cuando los autores advierten de que "el populismo, de derechas y de izquierdas, trata de cerrar el círculo de debilitamiento de las instituciones de la democracia representativa".
Mientras, en el terreno económico, lo más destacado del documento es su defensa de la "apertura" de fronteras, su apuesta por mejorar la "competitividad" de la economía española y la importancia de las nuevas tecnologías en todo el discurso. Es algo que podía preverse, puesto que se trata de una de las claves del pensamiento de Díez, el nuevo gurú económico del partido. Así, esta parte de la ponencia comienza con una declaración de intenciones:
El bienestar de las sociedades modernas se asienta sobre economías fuertes e innovadoras (…) El progreso económico global y el avance tecnológico ofrecen nuevas oportunidades de bienestar y de derechos para todos, siempre que seamos capaces de incorporarlos y canalizarlos (…) Para ello debemos dotar a nuestro país de mejores condiciones de competitividad económica. La educación, la cultura, la innovación y la investigación y el desarrollo serán las políticas que mejor preparen a nuestro país ante su propio futuro.
Más o menos se podría traducir esto como "si queremos pagar todo lo que vamos a prometer, tenemos que generar mucha riqueza". En sus intervenciones públicas, Díez ha repetido en varias ocasiones que hay que atraer a las rentas altas y promover un clima empresarial competitivo porque son estos contribuyentes a los que se les pueden cobrar tributos más altos. Otra cosa es que lo consiga. O que los impuestos que la reforma fiscal que propondrá realmente incentive a venir a estos contribuyentes y no los ahuyente. Pero al menos se trata de un cambio de discurso evidente respecto al que el PSOE ha mantenido en la última década.
En la misma línea puede entenderse el párrafo en el que los autores aseguran que "elementos como el mercado laboral o la fiscalidad van a tener que adaptarse a esta nueva economía. Sería un error enfrentarse a este desafío negando el desarrollo tecnológico o resignarse ante las consecuencias indeseadas". Eso sí, de nuevo, a mitad de camino, los ponentes proponen enfrentarse a ese desafío tecnológico y "regularlo, gobernarlo". Vamos, que sí a la innovación, pero avisando de que siempre estará controlada por el Gobierno.
Díez ha mantenido el discurso en la rueda de prensa de presentación del documento. Ante los periodistas ha asegurado que uno de sus objetivos será la creación de planes para generar empleos en los sectores tecnológicamente más avanzado y ha defendido que España tiene que pasar de lema "yo te lo hago más barato" al de "yo te lo hago mejor y a buen precio". También se ha mostrado en contra de la última reforma de las pensiones del PP y ha asegurado que con el nuevo índice de revalorización, las prestaciones caerán un 20% en los próximos diez años. Eso sí, no ha ofrecido un modelo alternativo. También ha criticado la reforma laboral, a la que ha acusado de haber bajado el peso de los salarios en el PIB en dos puntos: "20.000 millones menos de salarios de los españoles que han pasado a los empresarios".