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José María Rotellar

A menores impuestos, mayor recaudación

Ni Madrid está sobrefinanciada ni hace "dumping fiscal", como denuncian Andalucía o la Comunidad Valenciana.

En la Conferencia de Presidentes que se celebró el martes 17, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, pidió que se pusiesen unos topes a la competencia que tienen las regiones para subir o bajar los tipos impositivos de los tributos que tienen cedidos o que gestionan directamente. Para justificar su propuesta, empleó el falso mantra que ya han utilizado muchos otros en el pasado: si una región baja impuestos es porque está sobrefinanciada por el Sistema de Financiación Autonómica (SFA).

Obviamente, su ataque iba dirigido a la Comunidad de Madrid, que es la región con los impuestos más bajos de España tras las rebajas fiscales de 2005, 2006, 2008 y, especialmente, de 2014, que supuso la mayor bajada de impuestos de una comunidad autónoma en toda la historia del Estado de las Autonomías, hasta dejar a Madrid con 5 puntos de rebaja en el IRPF, el 99% de bonificación en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones para los familiares más cercanos, la única región que mantiene bonificado al 100% el injusto Impuesto de Patrimonio, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales más bajo de España, con una rebaja del 16% y cuatro puntos menos que en muchas regiones, o el AJD más bajo de España, con una rebaja del 25% en el impuesto.

Inmediatamente, tras las declaraciones de la presidenta andaluza, otros presidentes regionales socialistas acusaron a Madrid de hacer "dumping fiscal", sólo por el hecho de que Madrid baja impuestos y ellos no, e incluso los suben a sus ciudadanos. Nada de eso: ni Madrid está sobrefinanciada por el SFA, sino infrafinanciada, como demuestran claramente los datos, ni hace "dumping fiscal".

1. Madrid no tiene exceso de financiación

En primer lugar, Madrid no tiene exceso de financiación porque, como demuestran los datos, los ingresos que recibe del SFA se sitúan alrededor de tres puntos sobre el PIB por debajo de la financiación que recibe la media de las CCAA; es decir, a Madrid le cuesta cumplir con los objetivos de estabilidad tres puntos más de ajuste de gasto, puesto que el saldo presupuestario en porcentaje sobre el PIB se compone de ingresos menos gastos, medidos sobre el PIB.

Si los ingresos son tres puntos sobre el PIB inferiores a la media, los gastos habrán de ajustarse tres puntos más sobre el PIB para cumplir con el mismo objetivo -por no hablar de cuando hubo déficit asimétricos y a Madrid se le exigió un objetivo más duro para dárselo más laxo a otras regiones, entre ellas, Andalucía, Cataluña y Valencia-.

2. Madrid no hace "dumping fiscal"

Por otra parte, Madrid no hace ningún tipo de "dumping fiscal", sino que bajó los impuestos en el margen de sus competencias, como podía hacer cualquier otra región de régimen común, exactamente igual.

Es cuestión de prioridades: hay regiones, como Andalucía, que prefieren no apretarse el cinturón y gastar más y, paralelamente, subir los impuestos o no bajarlos, y otras, como hizo Madrid en su día, que prefirió eliminar los gastos menos necesarios manteniendo los esenciales al máximo nivel, y bajar los impuestos para que sus ciudadanos tengan en su bolsillo más dinero para decidir qué hacen con él: consumir, ahorrar o invertir, en definitiva, para poder generar actividad económica y empleo. Gracias a esas bajadas de impuestos, los madrileños pueden tener en su bolsillo 1.100 euros más al año que los que tendrían sin dicha rebaja fiscal.

Otra cosa sería que Madrid tuviese un régimen que sólo le permitiese a ella bajar impuestos y el resto no pudiese competir con ella, pero si el presidente valenciano quiere quejarse de eso, debe dirigir sus críticas hacia las regiones forales, que tienen muchas más competencias para poder actuar sobre los impuestos, no a Madrid, puesto que él puede bajarlos tanto como los bajó Madrid en su día, manteniéndolos actualmente en la misma rebaja que se aplicó.

La competencia fiscal, aunque no le guste al presidente valenciano, es sana porque permite liberar dinero para que los ciudadanos decidan qué hacer con él, con su dinero, y permite evaluar mejor la relación entre servicios e impuestos que aplica cada Gobierno.

3. A menores impuestos, mayor recaudación

Además, la realidad muestra que a menores impuestos se da mayor recaudación, lo cual permite, por tanto, mantener mejor el nivel de los servicios ofrecidos. Por ejemplo, Madrid tiene 5 puntos menos en su tramo de IRPF que Cataluña y Andalucía; sin embargo, o, mejor dicho, gracias a esos menores impuestos, Madrid recauda 1.200 millones de euros más que Cataluña y el doble que Andalucía, el doble... Y eso que Madrid tiene un millón de habitantes menos que Cataluña y millón y medio menos que Andalucía.

Al mismo tiempo, esa rebaja de impuestos propició más actividad y convirtió a Madrid en motor económico de España, impulsando así el aumento de la recaudación, permitiendo que la región madrileña cuente con la mejor Sanidad de España, con un sistema bilingüe en inglés en Educación y los mejores resultados de evaluación académica, y con la mejor red de Servicios Sociales y de Transporte.

Es decir, a menores impuestos, mayor recaudación. Ésa es la realidad. Los presidentes socialistas se escudan en esa creencia socialdemócrata que sostiene que cuando se suben los impuestos, aumenta la recaudación, cuando la práctica demuestra que, al menos en el medio y largo plazo, sucede lo contrario: a menores impuestos, mayor recaudación, y a mayores impuestos, cae la recaudación.

4. Madrid es la región más solidaria

Por otra parte, Madrid, que es la región más solidaria en su aportación al Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales del SFA, si subiese los impuestos y fuese verdad -que no lo es- la doctrina socialista y se incrementase -que no se incrementaría- la recaudación, toda esa mayor recaudación no le serviría a Madrid para financiarse mejor, sino que al convertirse en una región más rica sobre la media, aportaría la práctica totalidad de su incremento de recaudación al Fondo de Garantía.

Es decir, los madrileños sufrirían esa subida fiscal en sus bolsillos, pero, en el remoto caso de que eso se tradujera en más recaudación, no verían ni un solo ingreso más, ya que ese dinero extra no revertiría en Madrid.

5. Andalucía tiene que gastar menos y crear riqueza

En lugar de quejarse, la presidenta andaluza puede ajustar el gasto como hizo Madrid, y bajar los impuestos, como hizo Madrid y mantiene actualmente, con la ventaja de que el SFA beneficia a Andalucía frente a Madrid, como muestran los datos de financiación.

La receta es fácil: impuestos bajos, gasto limitado y esencial y reformas profundas, que generan actividad económica, empleo, incrementan la recaudación y, por tanto, mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, desde una mayor libertad de decisión sobre qué hacer con el dinero que consiguen con su trabajo, riesgo, esfuerzo e ilusión.

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