Fue el único momento de cierta tensión en la conferencia de presidentes. Susana Díaz reclamó que el nuevo modelo de financiación ponga "un tope máximo y un tope mínimo" en los impuestos cedidos a las autonomías, en lo que la práctica se convirtió en todo un pulso a Cristina Cifuentes. La líder madrileña se revolvió de inmediato mientras los barones del PP se quejaron de que Andalucía incluyera un tema que no estaba en agenda. "Me he comprometido con los madrileños a no subir impuestos", zanjó Cifuentes en declaraciones a los periodistas.
El propio Mariano Rajoy reconoció que el debate se había abierto durante la sesión de trabajo a puerta cerrada, pero precisó que no se tomó "ninguna decisión" al respecto. Las negociaciones sobre el sistema de financiación se abrían antes de un mes y Cifuentes se mostró dispuesta al diálogo, aunque aclaró: "Siempre y cuando eso no se traduzca en una mayor carga y presión sobre los madrileños, que ya están aguantando mucho. Supondría un retroceso a la economía madrileña, que está siendo el motor económico de España".
En este sentido, Cifuentes recordó que Madrid región aporta el 78 % recursos netos a través del Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales, lo que supone más de 2.300 millones de euros, mientras que la financiación que reciben los madrileños es 215 euros per cápita inferior a la media nacional. "Si Madrid decidiera subir el tramo cedido en el IRPF, que no lo vamos a hacer, ni un solo euro revertiría en la Comunidad de Madrid", se reafirmó. Pese al choque con Díaz, recalcó que el ambiente fue "muy bueno, directo y cercano".
Por su parte, Díaz recibió el respaldo de Extremadura, Valencia y Castilla-La Mancha y consideró a Madrid como un "paraíso fiscal". "Yo defiendo que España no roba a nadie y que ningún territorio le paga los servicios a otro, pero la mejor manera de cumplirlo es que haya criterios objetivos y justos que determinen el sistema mas justo de financiación para ver quién está sobre financiado o infrafinanciado para poder permitirse bajar o subir los impuestos", destacó en su comparecencia, donde afirmó que no quería acusar "a nadie".
Ximo Puig se sumó a esta tesis: "Madrid no es un paraíso fiscal strictu sensu pero es verdad que hay dumping fiscal", aseveró. El barón y presidente valenciano consideró que "no tiene sentido que nos hagamos competencia entre las comunidades autónomas y Madrid tiene un régimen especial de capitalidad". Por poner dos ejemplos: "todos los museos que tenemos en Valencia los pagan las comunidades autónomas" y "hay mas funcionarios en Madrid que todos los contribuyentes. Son elementos de capitalidad" que, a su juicio, deben tenerse en cuenta a la hora de abordar el nuevo sistema de financiación.