La icónica Torre Agbar de Barcelona no se convertirá finalmente en un hotel. El grupo inversor andorrano Emin Capital y el norteamericano Westmont Hospitality han anunciado esta semana que renuncian a su proyecto de abrir un hotel de lujo en el edificio. Los inversores achacan esta decisión a las trabas derivadas de la moratoria hotelera del Ayuntamiento de Barcelona.
Estos grupos aseguran que han sufrido diversas "complicaciones" para poner en marcha el negocio que iba a ser gestionado por la cadena hotelera Hyatt. Esas dificultades están relacionadas con "la aplicación de la planificación, incluida su errónea inclusión inicial en la moratoria de hoteles de Barcelona", y también al "largo proceso" que no ha dado lugar a la obtención de una licencia de hotel.
Emin Capital anunció en 2013 un acuerdo para comprar la Torre Agbar por 150 millones de euros. Al ver truncados sus planes, finalmente ha sido la socimi Merlin Properties la que ha comprado el edificio por 142 millones. La idea de Merlin es destinar su uso a oficinas.
Aunque desde el Ayuntamiento de Barcelona insisten en que la decisión de Emin ha sido únicamente privada, el concejal del distrito de Sant Martí, donde está ubicada la Torre, Josep Maria Montaner, ha celebrado que Emin haya tirado la toalla en la conversión del hotel. "Es una buenísima noticia. Una victoria", ha asegurado en una entrevista a la televisión municipal BTV. Además, reconoce que con el consistorio que dirige Ada Colau "no han tenido facilidades" para su apertura.
Una ciudad paralizada
Las reticencias de la líder de Barcelona en Comú por las llegadas de turistas a la Ciudad Condal se han hecho patentes desde que se hiciera con las riendas del gobierno municipal. Su medida más polémica en este sentido fue el anunció de la suspensión durante un año de la concesión de licencias para todo tipo de alojamientos turísticos. Pasado un año, prorrogó esa moratoria.
Así, desde 2015 hasta ahora, en Barcelona no se puede abrir ningún hotel nuevo. La alcaldesa catalana justificó su decisión en su objetivo de crear "un proceso de reflexión pausado y ordenado" sobre el modelo turístico de la ciudad.
La primera consecuencia de esta decisión fue la paralización de decenas de proyectos hoteleros. Aunque, según Colau, la Torre Agbar no estaría afectada por la moratoria, finalmente las consecuencias han sido otras.
Madrid eclipsa a Barcelona
Por todo esto, ya a finales del año 2015 empezó a notarse la perdida de apetito del capital inversor por la Ciudad Condal en beneficio de otros destinos como Madrid. Esta tendencia ha continuado en 2016, tal y como ha publicado la consultora Irea. Así, mientras que Madrid recibió el 24% de la inversión el pasado año, el principal destino de nuestro país, a Barcelona apenas llegó el 14%, situándose en tercera posición por detrás de Canarias (18%).
Respecto al volumen de inversión, Madrid registró en 2016 la cifra de 484 millones de euros, mientras que Barcelona apenas alcanzó los 270 millones.
"Al igual que en 2015 y como consecuencia de la moratoria hotelera que afecta a la ciudad, Barcelona muestra una fuerte caída en la inversión en inmuebles para su reconversión a uso hotelero", señala el Informe Radiografía del Mercado de Inversión Hotelera en España de Irea.
Madrid y los propietarios de los actuales hoteles de la Ciudad Condal serán los principales "beneficiados" de las medidas de Colau, según la consultora. "Barcelona es un mercado deseadísimo, y era el principal motor, pero Madrid gana la partida porque ha generado confianza inversora", señala el responsable del área de hoteles de Irea, Miguel Vázquez. Además, para perjuicio de sus visitantes, otra consecuencia de esta disminución de la oferta en la ciudad de Ada Colau será que "seguirán subiendo los precios de los alojamientos", señala Vázquez.
No obstante, la mancha de la inversión hotelera se ha extendido este año a otras ciudades españolas como Sevilla, Bilbao, Málaga o Valencia o destinos de corte más secundario. "Málaga se ha posicionado como un destino muy atractivo para los inversores. Su oferta cultural y su impulso a los cruceros la han convertido en una zona inmobiliaria muy caliente", señala el experto.