Desde hace décadas, el miedo a la superpoblación ha estado presente en muchos debates sobre el desarrollo económico global. Aunque ya pocas voces pueden negar la caída de la pobreza y el giro hacia un mundo más próspero, persisten los mensajes sobre la imposibilidad de sostener el progreso debido al continuo crecimiento de la población.
En realidad, los datos de la división de población de la ONU nos cuentan una historia muy distinta. Y es que, tras tocar techo en la década de 1970, la tasa de crecimiento anual de la población mundial no solo no está subiendo sino que acumula más de cuatro décadas a la baja.
Si en 1970 la población mundial crecía a un ritmo del 2%, hoy vemos que dicho porcentaje ha caído hasta el 1,2%. De hecho, la ONU proyecta nuevos descensos en los próximos años, hasta caer al 0,9% dentro de diez años.
En países como España no deberíamos sorprendernos de lo que está ocurriendo. Al fin y al cabo, nuestro país fue hace algunas décadas uno de los más jóvenes de Europa, pero las estadísticas muestran que nuestra población se está reduciendo, a raíz de un fuerte descenso de los nacimientos.
El mismo debate está presente en toda Europa. Es habitual leer a analistas que lamentan el invierno demográfico del Viejo Continente y advierten de las consecuencias socioeconómicas que tendrá la caída de la población. Por tanto, los datos de la ONU no pueden pillarnos del todo desprevenidos: simplemente constatan que hemos vivido con décadas de adelanto lo que poco a poco irá ocurriendo en otras regiones del globo.
Sin embargo, es probable que muchos lectores piensen que el decrecimiento de la población es solo materia de debate en Europa. ¡Nada más lejos de la realidad! También con datos de la ONU podemos ver el caso de China, donde el crecimiento de la población en 1970 era del 2,7% anual, pero las proyecciones para 2025 hablan de un 0,2%, por debajo del 0,9% proyectado para nuestro país.
Evidentemente, hay excepciones. Quizá el caso significativo es el de Nigeria, cuya población lleva cuarenta años avanzando a un ritmo superior al 2% anual. De hecho, la ONU espera que Nigeria siga creciendo a tasas superiores al 2% hasta 2050, por lo que está previsto que el país africano se convierta en uno de los más grandes del mundo por población.
Pero la tendencia es clara y apunta a una población que crece cada vez menos. Es el caso de India (2,1% en los 70, 1% en 2025), Indonesia (2,7% en 1970, 0,9% en 2025), Brasil (2,6% en 1970, 0,6% en 2025) y muchas otras economías emergentes que, no hace tanto, eran sinónimo de pujanza demográfica.
Por tanto, más que temer la superpoblación, debemos echar un vistazo a las tendencias de largo plazo, ya que la foto demográfica que podemos esperar para la segunda mitad del siglo XX no solo no apunta a una población más grande, sino que de hecho anticipa un cierto descenso de la población mundial.
Según los expertos de la ONU, la estabilización de la población se dará en torno al año 2100, cuando habrá alrededor de 21.000 millones personas viviendo en la Tierra. Desde 2050, la tasa de crecimiento de la población mundial habrá caído por debajo del 0,5% anual, de manera que el aumento que se seguirá observando entre 2050 y 2100 tendrá que ver con la mayor esperanza de vida y no con un repunte significativo en los nacimientos.