Las últimas novedades tecnológicas también llegan al mundo de la restauración y todo hace indicar que cambiarán completamente tanto el funcionamiento como la apariencia de lo que hoy en día se conoce como restaurante. Los robots y la tecnología serán los nuevos protagonistas y hablar con los camareros será un mero recuerdo.
No obstante, aunque sea una idea más bien futurista, ya es posible encontrar un restaurante que elimina completamente la interacción física y en el que solo se pueden ver iPads para realizar pagos y compartimentos con apariencia de microondas para recoger los pedidos.
Hace un año, la cadena de comida rápida Eatsa abrió las puertas del que sería el primer restaurante totalmente automatizado del mundo. El restaurante en cuestión, ubicado en San Francisco, se inauguró en agosto de 2015 y, a pesar de los malos pronósticos, la compañía acaba de abrir su sexto establecimiento, esta vez en la ciudad de Nueva York, informa Xataka.
El proceso es sencillo. Nada más entrar en la tienda, el cliente se tendrá que dirigir a uno de los muchos iPads disponibles. El primer paso será pasar la tarjeta de crédito por el lector y, a continuación, seleccionar lo que se quiere comer. El cliente también puede seleccionar si quiere su comida caliente o fría. Además, se podrá consultar la información nutricional de cualquier plato.
Una vez aceptado el pedido, el cliente solo tendrá que esperar unos 4 minutos para recibir su comida. Su nombre aparecerá reflejado en uno de los compartimentos destinados para entregar la comida. El establecimiento pone mesas a disposición de los clientes, por si quieren comer allí, y ofrece servicio de take-away.
Más allá de su proceso, el tipo de comida que ofrece también es una novedad. "Recibe más de tu comida rápida. Mejores proteínas, más sabor y siempre fresca", es lo que significa el lema publicado en su página web.
Como novedad, la empresa ha lanzado una aplicación móvil para poder realizar el pedido antes de llegar a la tienda. De momento, la compañía no ha publicado imágenes sobre el interior del establecimiento ya que, según sus creadores, aún no están preparados para enseñar al mundo la interacción de sus empleados con los robots.