Las estadísticas oficiales de la FAO y el Banco Mundial son claras: a pesar de que aún hay millones de personas que sufren a diario la escasez de alimentos, el problema del hambre está en retroceso en la mayoría de países del mundo. En términos globales, la tasa mundial de desnutrición es hoy un 42% más baja que en 1990, tras la caída del Muro de Berlín y el posterior colapso de la antigua URSS.
Así, mientras que los datos de la FAO apuntaban en 1990 a una tasa mundial de desnutrición del 18,6%, este porcentaje cayó al 17,2% en 1995 y al 15% en el año 2000. El descenso continuó en los años que siguieron, hasta llegar al 14,7% en 2005, al 12,1% en 2010 y finalmente al 10,8% en 2015, último año medido.
Si nos fijamos en los países menos favorecidos, nos encontramos con un esperanzador cambio a mejor. En el África Subsahariana, por ejemplo, la desnutrición era del 33,2% en 1990, pero había caído al 23% en 2015. Algo similar ocurrió en las economías en vías de desarrollo: para dicho grupo de países, la tasa media de desnutrición cayó del 23,3% al 12,9% entre 1990 y 2015. Por último, en los países más pobres del mundo, la tasa de desnutrición era del 40% en 1990 pero había caído al 26,5% en 2015.
Gráfica I. Evolución de la tasa desnutrición (1990-2015)
Algo parecido es lo que se deduce de las estadísticas que aporta el Banco Mundial, a través de su programa de indicadores del desarrollo. Si nos fijamos en el déficit diario de kilocalorías, vemos que, en 1990, el consumo diario medio a nivel global se quedaba corto en 172 kilocalorías, frente al déficit de 90,2 que se observa en 2015. En apenas 25 años, un descenso de casi el 50%.
Más abultado es el déficit diario de kilocalorías que nos encontramos en los países del África Subsahariana, pero la historia de los cinco últimos lustros apunta a un claro cambio a mejor. En 1990, el consumo medio se quedaba corto por 249,7 kilocalorías, pero en 2015 veíamos que este desfase había caído a 131,1.
Incluso entre los países más pobres del mundo se observa un cambio a mejor en las estadísticas que publica el Banco Mundial. En 1990, el déficit diario en este grupo de naciones era de 306,9 kilocalorías; veinticinco años después, este indicador se había reducido hasta el umbral de las 194,2 kilocalorías.
Gráfica II. Evolución del déficit diario de kilocalorías (1990-2015)