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Prisa eleva a Montoro a los altares por disparar los impuestos

El grupo que preside Juan Luis Cebrián alaba el último hachazo fiscal del ministro de Hacienda para tratar de reducir el déficit público.

El grupo que preside Juan Luis Cebrián alaba el último hachazo fiscal del ministro de Hacienda para tratar de reducir el déficit público.

Empieza la legislatura y también las subidas de impuestos. El PP está negociando con el resto de grupos parlamentarios una nueva tanda de incrementos fiscales, tanto a familias como a empresas, para tratar de reducir el abultado agujero que siguen presentando las cuentas públicas.

Y, dado que este tipo de medidas no son precisamente compartidas por buena parte de su electorado natural, el Gobierno de Mariano Rajoy, con su ministro de Hacienda a la cabeza, Cristóbal Montoro, tiene mucho interés en intentar justificar o, al menos, suavizar, el nuevo golpe que asestará al bolsillo de los contribuyentes. Especialmente, si se tiene en cuenta que Moncloa lleva casi dos años vendiendo rebajas fiscales de cara a las elecciones que han tenido lugar en los últimos tiempos.

El primer gran medio de comunicación que ha comprado gustosamente esta mercancía al PP es el Grupo Prisa. Sus cabeceras de referencia han tomado como gancho los últimos datos de déficit público para lanzar una cerrada alabanza a la política fiscal del Gobierno, representada por Montoro. Así, el diario El País titulaba en su web "El Gobierno encarrila el déficit público tras subir el impuesto de sociedades". Y añadía: "Las Administraciones Públicas tienen al alcance el cumplimiento del objetivo de déficit público para este año tras el aumento de los anticipos a cuenta del impuesto de sociedades que aprobó el Gobierno del PP a finales de septiembre".

No es el único. La cabecera económica de Prisa, Cinco Días, lleva incluso este tema a su editorial de este miércoles, bajo el título "Una receta para cuadrar el déficit".

El plan de choque puesto en marcha por el entonces aún Gobierno en funciones para reducir el déficit fiscal y evitar terminar el año con unos abultados números rojos ha dado resultados […] Con el repunte obtenido en Sociedades, España está en condiciones de poder cumplir con el objetivo de déficit fiscal fijado por Bruselas, finalmente del 4,6%, tras haber suavizado la cifra inicial, que era del 3,6%" […] No hay duda de la necesidad de aumentar los ingresos para hacer frente a las exigencias de consolidación fiscal que España debe cumplir con Bruselas. Esa obligación implica un aumento de la presión fiscal.

Así pues, Prisa no sólo apoya la estrategia fiscal del Gobierno, sino que la envuelve en cerradas alabanzas, para regocijo del ministro Montoro. Las subidas de impuestos no solo son necesarias, sino que es la decisión correcta. Éste y no otro es el mensaje que trata ahora de difundir el PP a la opinión pública. Sin embargo, este diagnóstico yerra en varios puntos.

'Sablazo' fiscal a las empresas

El déficit público, excluyendo las Corporaciones Locales, se situó en el 3,11% del PIB hasta septiembre, apenas dos décimas por debajo del 3,34% registrado en el mismo periodo del año anterior. La evolución de las cuentas públicas avanzaba que el déficit se volvería a situar por encima del 5% del PIB a cierre de 2016, incumplimiento así el nuevo objetivo del 4,6% acordado con Bruselas.

Sin embargo, en lugar de corregir esta senda por el lado de los gastos, el PP optó una vez más por elevar los impuestos. En este caso, el pasado septiembre se decidió por cambiar el pago fraccionado del Impuesto de Sociedades para financiarse a costa de las empresas. La idea consiste en que las compañías paguen por adelantado este tributo, con independencia de sus beneficios reales. Cuando se liquide finalmente este tributo, Hacienda se compromete a devolver el dinero cobrado de más, pero como esta medida no tiene fecha de caducidad, las empresas tendrán que volver a adelantar el pago, con lo que, en realidad, no deja de ser una subida de impuestos encubierta.

Gracias a dicho plan, Montoro prevé recaudar 8.000 millones de euros extra en este trimestre por el Impuesto de Sociedades, permitiéndole así cumplir con el citado objetivo de déficit. Dicho de otro modo, el ministro ideó un atraco imprevisto en el último minuto para maquillar las cuentas, a costa eso sí de las inversiones, la creación de empleo y la mejora salarial de las empresas afectadas -las que facturan más de 10 millones de euros al año-.

Pero esto es sólo el principio, puesto que el Gobierno también negocia subir los Impuestos Especiales, mantener Patrimonio, gravar los refrescos, implantar la euroviñeta a los transportistas e incluso elevar las cotizaciones sociales a autónomos y rentas altas, entre otras medidas.

Es un problema de gasto

El problema de fondo radica en el erróneo diagnóstico que, hoy por hoy, comparten todos los partidos políticos. El déficit no se debe al desplome de la recaudación fiscal, sino al insostenible nivel de gasto que siguen presentando las Administraciones.

Durante los años de burbuja, el gasto público se disparó en casi 170.000 millones de euros, al pasar de 290.000 millones en 2002 a 460.000 en 2008, gracias a un incremento de la recaudación que era irreal –fruto de la burbuja–. Pero, cuando ésta pincha, la recaudación se desploma hasta niveles de preburbuja, mientras que el gasto, lejos de retroceder, aumenta en los primeros años de la crisis para luego estabilizarse, manteniéndose hoy en niveles próximos a los registrados en 2006 y 2007, es decir, en el pico de la burbuja.

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El problema del déficit, por tanto, no es de escasos ingresos, sino de gastos excesivos. De hecho, los recortes durante la pasada legislatura brillan por su ausencia, tal y como muestra el siguiente gráfico, elaborado por el economista Juan Ramón Rallo.

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España incumple todos los objetivos de déficit

Y la mayor prueba de esta errónea estrategia fiscal es que, lejos de lo que anuncia el Gobierno, España ha incumplido todos y cada uno de sus compromisos presupuestarios acordados con Bruselas durante la crisis.

Así, por ejemplo, el objetivo inicial de déficit marcado para 2016 era el 2,8% del PIB. El PP negoció para subirlo al 3,6% y, finalmente, volvió a presionar a la UE para fijarlo en el 4,6% actual. Y lo mismo sucedió en los años anteriores. El compromiso inicial del PP cuando llegó al Gobierno fue reducir el déficit heredado al 5,3% en 2012, al 3% en 2013, al 2,2% en 2014 y al 1,1% en 2015. Sin embargo, cerró la legislatura por encima del 5%, casi cinco veces más que lo prometido.

Nota: España cerró con un déficit del 10,4% del PIB en 2012 tras el rescate público de las cajas de ahorro insolventes. Sin ese coste, el agujero ascendió al 6,7%. En ambos casos, por encima del objetivo marcado por Bruselas.

Resultado: déficit y deuda históricas

El resultado de esta deriva salta a la vista. Con un déficit del 5% del PIB y una deuda del 100%, España presenta el peor balance fiscal de los dos últimos siglos, además de encabezar, junto a Grecia, el mayor desequilibrio presupuestario de la zona euro.

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