Cécile Philippe fundó en 2003 el Instituto Económico Molinari. Doctora en Economía por la Universidad de Paris-Dauphine, es una de las analistas liberales más influyentes de Francia. Libre Mercado ha hablado con ella de cara a la segunda vuelta de las primarias de la derecha gala.
Desde España, da la impresión de que Francia está envuelta en una espiral de pesimismo social y económico.
Creo que hay un claro sentimiento de decadencia. Los franceses sienten que no logran parar el declive económico y además sufren las embestidas del terrorismo. Hay un sentir generalizado de que será difícil mantener la posición actual de Francia en el mundo, bien en clave económica, bien en clave política. Eso genera ansiedad, miedo, desconfianza, desilusión…
Sarkozy ha fracasado estrepitosamente en su intento de recuperar el control de la derecha. ¿Por qué?
La gente recuerda su trayectoria, sabe que como Presidente no lo hizo bien. Además, no hay que olvidar sus escándalos de gestión, que de hecho llevaron a la bancarrota a su partido a raíz de un escándalo de financiación. Sarkozy no ha sido descartado por sus ideas, sino por su persona. Ya no tiene el apoyo social ni la credibilidad pública. Su programa económico no era muy diferente al de Fillon o Juppé, pero sí se diferenció más en otros temas, en los que enarboló un discurso más nacionalista.
¿Y qué hay Hollande? Su popularidad lleva años bajo mínimos…
Hace cinco años llegó al Elíseo un Presidente socialista que rompía la norma política en una Europa llena de mandatarios conservadores. No ha reducido el déficit, tampoco lo ha aumentado… pero su legado fiscal es desastroso, porque para lograrlo ha aprobado un espectacular aumento de los impuestos. Se han llegado a celebrar protestas contra los impuestos, algo que quizá puede ocurrir en otros países pero que supone una auténtica novedad para Francia.
Además, Hollande no ha logrado combatir el desempleo. Los franceses le ven desde hace años como un presidente incapaz. Es cierto que intentó hacer una reforma laboral más profunda y que habló de rectificar errores y adoptar reformas liberales, pero una vez más ha acabado decepcionando y no ha logrado nada de calado, más allá de los titulares.
Hablemos de la derecha, ahora agrupada bajo el paraguas de Los Republicanos ("Les Républicains"). ¿Qué programa económico ofrece al votante galo?
La derecha tiene muchas ideas sueltas que son interesantes. Hay consenso en reducir el gasto público, en acabar con la jornada de 35 horas semanales… pero no es un programa coherente e integral, no es un discurso claro sobre la necesaria reducción del peso del Estado sobre el mercado.
Fillon vs Juppé. ¿Con quién se queda?
Si nos ceñimos a su discurso y a su programa, Fillon es claramente más liberal que Juppé. Ha hablado desde hace años de la "quiebra" de Francia, tiene un enfoque crudo y realista sobre lo que está pasando. Juppé intenta tocar los mismos temas, pero de manera menos concisa y menos comprometida… Fillon lleva años demostrando su preocupación por el exceso de gasto y a menudo lo conecta con la necesidad de hacer una rebaja de impuestos, porque sabe que son dos caras de la misma moneda.
Le Pen está al acecho… ¿Hasta qué punto sus medidas no son similares a las que propone Podemos en España?
Su programa es muy intervencionista. Quiere más y más Estado, en todos los niveles. Está a favor de crear un "Estado Estratégico", con más empresas públicas, con poder de decidir si las empresas privadas toman o no determinadas soluciones… Por tanto, en 2017 habrá una confrontación de ideas económicas bastante notable, si bien la decisión final se tomará más por cuestiones de otro tipo: seguridad, identidad nacional, etc. Le Pen está marcando la agenda, hay dudas, hay miedo al futuro, y la candidatura de la derecha tendrá que responder a esas ansiedades.
Usted dirige el Instituto Económico Molinari, que tiene gran alcance no solo en Francia sino también en Europa. Hace poco leíamos un especial del Financial Times elaborado a partir de sus informes y trabajos.
Cada año estudiamos el peso de los impuestos sobre el bolsillo del francés medio. Lo hacemos a nivel nacional y también europeo, lo que nos permite comprobar que somos el país donde más impuestos se pagan. No obstante, cuando cruzamos los datos de esfuerzo tributario con indicadores de calidad de vida, lo que vemos es que Francia logra los mismos resultados que otros países que tienen una fiscalidad mucho menor, por lo que no hay que vincular más impuestos a mejores resultados sociales, es falso.
Pero todo esto no es suficiente para evitar un déficit muy abultado. Si el Estado francés fuese una familia, habría agotado el 9 de noviembre todos sus ingresos y habría financiado el resto de sus gastos con deuda. Desde el Molinari trabajamos para explicar estos y otros asuntos y ayudar a que Francia sea más libre y próspera.