La última Encuesta de Población Activa (EPA) muestra un repunte del empleo en el tercer trimestre, hasta el 0,8%, frente a la ligera desaceleración sufrida en el segundo. Este mayor crecimiento está más en línea con la evolución laboral que refleja el volumen de afiliaciones a la Seguridad Social.
De hecho, este dato es posible que anticipe un mayor crecimiento del empleo a tiempo completo, otro indicador relevante, en este caso ajustado por la duración de la jornada laboral, que el INE publicará a finales de noviembre como parte de la contabilidad trimestral.
El PIB, sin embargo, se ralentiza ligeramente tras bajar una décima entre julio y septiembre, desde el 0,8% al 0,7%. En los últimos trimestres, el avance del empleo se había situado un poco por encima del PIB, pero este patrón se interrumpe en el tercer trimestre, siempre que el INE no modifique al alza su estimación del PIB.
En cuanto a la tasa de paro, ésta baja al 18,9% en el tercer trimestre, pero dicha cifra cambia mucho en función de la edad y el nivel de estudios. Así, la población más joven y con menos estudios no sólo sufre una tasa de desempleo de entre el 60% y el 80%, nivel muy superior al del resto, sino que además se incrementa entre un 6% y 9% durante el último año.
Por el contrario, entre la población de mediana edad y con un nivel de estudios superiores, dicha tasa de paro se sitúa por debajo del umbral del 10% con descensos en el último año superiores por lo general al 10%.
Si se incluye además la tasa de paro de mujeres y hombres, se observa que los hombres de mediana edad -entre 45 y 54 años- y con formación universitaria son el segmento de la población que menos sufre el desempleo con una tasa de paro del 15%, favorecida gracias a un descenso del 20%, un mayor ritmo de descenso que la media.
Entre las mujeres su tasa de paro es, por lo general, superior al de los hombres, especialmente entre la población con la Formación Profesional, posiblemente por la demanda de empleo para ese nivel de estudios, y/o de 16 a 19 años. Por el contrario, la tasa de paro es muy similar entre la población entre 20 y 30 años e incluso inferior en las mujeres que han finalizado la universidad con menos de 24 años.
En definitiva, la EPA, si bien indica que el empleo se acelera y vuelve a converger con los datos de afiliación a la Seguridad Social, muestra un mercado laboral ineficaz en lo que se refiere al desempleo de la población más joven, donde el paro se ceba con este colectivo, especialmente si apenas tiene formación.
Por otro lado, el diferencial en la tasa de paro entre mujeres y hombres se iguala entre la población con estudios universitarios y menor de 30 años, señal de que, alcanzado un nivel de estudios superior, el diferencial que solía presentar la tasa de paro femenina con respecto a la masculina podría pasar a la historia en pocos años si se mantiene la actual tendencia. La educación vuelve a mostrarse como un elemento esencial del mercado laboral.