El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, suele caer en varios errores económicos de bulto cuando interviene en el Congreso, y el debate de investidura que ha tenido lugar este jueves no ha sido una excepción.
Así, durante su comparecencia, ha vuelto a insistir en la necesidad de incrementar la recaudación fiscal, especialmente a través del Impuesto de Sociedades, para financiar gastos, al tiempo que se intentan cumplir los nuevos objetivos de déficit acordados con Bruselas. Por otro lado, ha insistido en la necesidad de abordar el problema de la temporalidad en el mercado de trabajo, así como en la importancia de fomentar las energías renovables.
En este sentido, no sólo sorprende que C’s no aporte nada nuevo al debate político en estas materias, sino que caiga en los habituales mantras que repiten, una y otra vez, el resto de partidos políticos, pese a autodefinirse como una fuerza renovadora que, en teoría, aspira a implantar en España el exitoso modelo económico de los países nórdicos.
1. El déficit es un problema de ingresos
El primer gran error de Rivera consiste en pensar que el elevado déficit que padece España, y el consiguiente aumento de la deuda pública, se debe al desplome de la recaudación fiscal y no al insostenible nivel de gasto que siguen presentando las Administraciones.
Olvida el líder de C’s –al igual que el del PP, PSOE o Podemos, entre otros– que, durante los años de burbuja, cuando el conjunto del país creía nadar en la abundancia, incluidos los políticos, el gasto público se disparó en casi 170.000 millones de euros, al pasar de 290.000 millones en 2002 a 460.000 en 2008, gracias a un incremento de la recaudación que era irreal –fruto de la burbuja–.
Pero, cuando ésta pincha, la recaudación se desploma hasta niveles de preburbuja, mientras que el gasto, lejos de retroceder, aumenta en los primeros años de la crisis para luego estabilizarse, manteniéndose hoy en niveles próximos a los registrados en 2006 y 2007, es decir, en el pico de la burbuja.
El problema del déficit, por tanto, no es de escasos ingresos, sino de gastos excesivos. De hecho, los recortes durante la pasada legislatura brillan por su ausencia, tal y como muestra el siguiente gráfico, elaborado por el economista Juan Ramón Rallo.
Pese a ello, Rivera le echó en cara a Rajoy que la recaudación del Impuesto de Sociedades se ha desplomado en casi 25.000 millones de euros durante la crisis.
.@Albert_Rivera "¿Qué ha pasado Sr.Montoro que con la norma que han aprobado con los mismos beneficios faltan 25M€?" #HojadeRutaCs
— Ciudadanos (@CiudadanosCs) October 27, 2016
Ése dato es cierto, tal y como refleja el siguiente gráfico (vía @perpe)...
…Pero no lo es menos que ello se debe al desplome de ganancias que han sufrido las empresas españolas como consecuencia de la crisis. No en vano, los beneficios empresariales llegaron a caer cerca de un 60% desde el nivel máximo alcanzado en 2007, en plena burbuja, tal y como recuerda Rallo.
Pese a ello, Rivera parece culpar a las grandes empresas de esta caída, dando por bueno el extendido mito de que las multinacionales pagan menos impuestos que las pymes, lo cual, simplemente, no es cierto. Tanto compañías cotizadas como pymes pagan, en realidad, entre el 17% y el 19% de su base imponible en impuestos.
2. Contratos temporales
Algo similar sucede con el tema de la precariedad laboral, en alusión al elevado volumen de contratos temporales que existe en España, cuyo problema también suele repetir el líder de C’s en sus intervenciones.
Sin embargo, esa percepción de que el empleo temporal es algo generalizado en España también es un grave error de bulto. Tal y como refleja el siguiente gráfico, elaborado por Daniel Nagore, el porcentaje de contratos indefinidos rozaba el 75% de la población ocupada a mediados de 2015 -excluyendo empleo público-, muy por encima del nivel existente antes del estallido de la crisis, y ha seguido creciendo en el último año.
Por otro lado, aunque es cierto que España presenta un nivel de temporalidad más alto que otros países europeos -que dependen menos del turismo, por cierto-, la solución no radica en volver al fracasado modelo previo de convenios colectivos ni en encarecer la contratación -ni temporal ni indefinida-, sino que consiste en liberalizar el mercado de trabajo, tal y como sucede en Dinamarca, por ejemplo, cuyo porcentaje de indefinidos supera el 90%.
3. Fomento de las renovables
Por último, Rivera también suele defender la necesidad de impulsar y apoyar las energías renovables, en lugar de centrar su discurso en la eficiencia energética y el necesario abaratamiento de la luz. El problema aquí es doble, ya que si por algo se ha caracterizado España en los últimos años ha sido por su enorme burbuja verde a base de subvenciones públicas, cuyo coste no sólo se ha demostrado insostenible, sino ruinoso para el conjunto de las empresas y familias.
España es uno de los países europeos que más ha invertido en energías renovables, tan sólo por detrás de Alemania y Dinamarca. Y, como consecuencia, España también es, junto a estos países, el que soporta uno de los precios de la electricidad más caros de Europa.
A diferencia de lo que piensan muchos, el coste real de la energía en el mercado apenas representan el 35% de la factura de la luz, mientras que el 65% restante son costes políticos.
Los llamados costes regulados, que dependen directamente de la Administración y en donde se incluyen las primas renovables, se triplicaron desde 2004, hasta rondar los 21.000 millones de euros en 2012. Esto y no otra cosa es lo que explica la histórica subida de la luz en España.