"Pondré en marcha una gestora. Estaré aquí, en España. Será un proyecto propio y estará abierta [a los inversores particulares], de hecho, estará más abierta de lo que estaba antes". Con estas palabras, Francisco García Paramés anunciaba el que será su nuevo proyecto, uno de los que más se ha hablado en los últimos días y de los que más dará que hablar en los próximos meses. No es extraño. El inversor español más exitoso de la historia comienza una nueva etapa de su vida y todo el mundo en el sector se pregunta hacia dónde se dirigirá.
Este martes tenía lugar en Madrid la presentación del libro de García Paramés, Invirtiendo a largo plazo (Deusto). Pero la cita tenía mucho más interés que la que se deriva de las 364 páginas del volumen (que, por otro lado, ya ha lanzado varias ediciones antes de llegar a las librerías sólo con las peticiones de pre-venta en internet). Hace una semana saltaba la sorpresa: el Warren Buffett español no se unía a sus antiguos compañeros de Bestinver, ahora en AzValor, una de las gestoras más exitosas del último año. Todo el mundo daba por hecho que Paramés acabaría con Álvaro Guzmán y Fernando Bernad, sus colaboradores en la gestora de Acciona. Pero al final, el genio volará en solitario, con su propia gestora: "Para aplicar estrictamente mi filosofía, necesitaba mi propio proyecto". Eso sí, ha asegurado que el mercado es "amplísimo", que hay sitio para todos y que hay oportunidades de inversión "muy interesantes".
En esta primera presentación, Paramés no ha dado demasiados detalles sobre su nueva criatura. No hay nombre todavía (bueno, en realidad ha dicho que sí lo tiene, pero que no puede hacerlo público), ni tampoco una fecha cerrada de apertura de los fondos. Sólo ha desvelado que estará radicada en España, que estará abierta al inversor particular (algo importante, ya que algunas informaciones habían apuntado a que podría lanzarse al ruedo en un vehículo cerrado, con el capital ya captado de un puñado de grandes inversores institucionales y sin la posibilidad de acceso al pequeño inversor. En este sentido, para el ciudadano de a pie convencido de las posibilidades del value investing, la decisión de Paramés es una gran noticia. "Estará más abierta de lo que estaba antes", ha llegado a afirmar.
¿Y qué es lo que ofrece Paramés? Bueno, para empezar hablamos de un gestor que consiguió una rentabilidad anual del 16% en las dos décadas de vida de Bestinver (más del doble del Índice General de la Bolsa de Madrid). Pero ya sabemos que rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras. Y por eso Paramés ha querido aprovechar la presentación del libro para hacer una defensa del value investing, la filosofía que le ha llevado hasta aquí y que le ha convertido en uno de los gestores más reconocidos de Europa. Las siguientes son sólo algunas de las pistas que ha dejado sobre cómo gestionará su nuevo fondo:
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"Para invertir a largo plazo, hay que invertir siempre en activos reales [no financieros]"
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"Si vas a invertir en un fondo activo, busca gestores que te inspiren confianza". En este sentido, Paramés ha defendido que es perfectamente razonable para un inversor particular que no conozca bien la industria invertir en algún tipo de fondo pasivo referenciado a un índice.
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[Para ser un buen inversor value] "hay que tener convicciones profundas y al mismo tiempo tener la flexibilidad para aprender de otros".
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"En los últimos años, mi mayor cambio ha sido que he pasado de priorizar la compra de compañías baratas a las compañías de calidad". Paramés ha explicado que la clave del value consiste en comprar empresas de calidad a buen precio, pero que en los últimos años la prioridad ha estado más en el primer elemento de la ecuación (calidad) que en el segundo (precio).
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"Cuanta más vieja es una compañía, más tranquilidad me ofrece".
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"La economía matemática me aporta muy poco. (...) No me interesa excesivamente lo que hagan los bancos centrales. En lo que se refiere a cuestiones de macroeconomía, todo lo que leo lo hago fuera de las horas de oficina, por afición". Con esta frase, Paramés explicaba cómo su búsqueda de valor en las empresas no está condicionada por lo que hagan políticos o bancos centrales, elementos que un inversor no puede controlar.