El juicio por las tarjetas black, que ha comenzado este lunes, sienta en el banquillo a un total de 65 exconsejeros y directivos de Caja Madrid y Bankia, incluidos sus respectivos expresidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato. Los implicados están acusados de un delito de administración desleal y apropiación indebida, con penas que oscilan entre uno y seis años de cárcel, por el presunto uso fraudulento de esas tarjetas para "gastos personales y propios", sin "respaldo contractual alguno" y sin ser debidamente declarados a Hacienda, por una cuantía próxima a 12 millones de euros entre 2003 y 2012.
La Fiscalía Anticorrupción pide las mayores penas -por calificar de continuada la malversación- para Miguel Blesa, que gastó 436.688 euros con su tarjeta opaca y se enfrenta a una petición de condena de seis años de cárcel; y para Rodrigo Rato, que podría ser condenado a cuatro y medio de prisión por el uso de 99.054 euros. Para el primero de ellos solicita, además, el pago de una indemnización de 9,3 millones de euros por los gastos autorizados entre enero de 2003 y enero de 2010 y para Rato 2,6 millones por los comprendidos entre 2010 y 2012, además de una multa de 108.000 euros para cada uno de ellos.
Sin embargo, el futuro judicial de los implicados no sólo dependerá del cargo de responsabilidad que ocupaban en la entidad ni de las cuantías efectivamente gastadas, sino del tipo de tarjeta que usaron durante esos años. Así, tal y como avanzó Libre Mercado (ver aquí y aquí), la documentación que obra en poder del juez realiza una clara distinción entre las Visa Plata que usaron los consejeros no ejecutivos de Caja Madrid y las Visa Oro que disfrutaban los consejeros ejecutivos y directivos de la entidad, ya que, entre otras cuestiones, se contabilizaban de forma diferente.
El informe pericial elaborado por el experto Francisco Serrano, al que ha tenido acceso este periódico, arroja algo de luz al respecto. El siguiente cuadro resume las cantidades bajo sospecha asociadas a las Visa Plata de los consejeros no ejecutivos (Consejo de Administración y Comisión de Control), cuya cuantía asciende a 7.217.500 euros, y a las Visa Oro de los consejeros ejecutivos y directivos de la entidad (4.869.800 euros), donde se encuadran también Blesa y Rato. Una de las diferencias esenciales entre ambas es que, además de que las Oro disponían de una cuantía mayor, se apuntaban en una cuenta destinada a errores administrativos, dificultando así su correcta identificación.
Las Visa Plata: cuenta 619202
El citado informe confirma las conclusiones alcanzadas por el perito Jesús F. Santos Peñalver en otro reciente estudio sobre las tarjetas black de los consejeros no ejecutivos. A saber:
- Las tarjetas fueron aprobadas en 1988, bajo la presidencia de Jaime Terceiro, por el Consejo de Administración de Caja Madrid como un sistema de remuneración extra para compensar "los esfuerzos y dedicación a la entidad" de los consejeros, "cubriendo al menos los costes en los que se incurre por el ejercicio de su función".
- Tanto el sistema de "compensación" como su cuantía máxima eran decididos por el presidente de la entidad.
- Los cargos se registraban en la cuenta "619202 Gastos de Órganos de Gobierno Mayo88". Según consta en la contabilidad de 2011 de la Fundación Caja Madrid, esos movimientos se apuntaban bajo concepto "Gtos. Visa Empresa Consejero".
- Al formar parte de su remuneración como consejeros no ejecutivos, las Visa Plata operaban como tarjetas corporativas de libre disposición, sin necesidad de requerir justificantes, a diferencia de los tradicionales gastos de empresa. Y la prueba es que Caja Madrid contabilizaba las tarjetas como un gasto -deducible, además, en el Impuesto de Sociedades- y no como un "derecho de cobro" que la entidad podía reclamar.
- Esa cuenta en concreto no era opaca y, por tanto, los auditores de la entidad "debieron tener constancia de las remuneraciones satisfechas por medio de tarjetas de crédito", añade el experto.
- Asimismo, "es razonable suponer que la auditoría externa de Caja Madrid no encontró irregularidades en el tratamiento contable de las disposiciones de las tarjetas de crédito, pues no consta que pusieran de manifiesto ningún reparo, informe o recomendación relativa a la cuenta 619202, donde se contabilizaban las disposiciones de las tarjetas de los Consejeros no Ejecutivos".
- Por esta misma razón, "el Banco de España, en su labor supervisora, también debió conocer el contenido y no parece que se detectara ninguna irregularidad respecto de las remuneraciones del consejo a través de las tarjetas, pues no hay constancia de ninguna actuación específica ni denuncia", indica el perito.
- Y lo mismo sucede con Hacienda: "La Administración Tributaria revisó el Libro Mayor de la cuenta 619202 Gastos de Órganos de Gobierno Mayo88, donde se contabilizaban las disposiciones de las tarjetas de los Consejeros no Ejecutivos de Caja Madrid, y, por tanto, conoció el contenido de los apuntes contables de dicha cuenta, que hacían referencia a las tarjetas de crédito", sin que detectase o denunciase irregularidad alguna, según el perito. Así pues, "las tarjetas de los Consejeros no Ejecutivos no eran opacas, ni la contabilidad de las mismas puede considerarse ni opaca ni oculta, pues eran conocidas por Hacienda".
- Por último, y puesto que el gasto de las tarjetas no se integró en el posterior balance de Bankia, pasando a formar parte de las cuentas de la Fundación Caja Madrid -que no se ha personado en la causa-, tanto Bankia como el Frob no podrían reclamar daños por su uso fraudulento, según añade el informe.
Las Visa Oro: cuenta 669110
Sin embargo, a diferencia de las Plata, las Oro contaban con una serie de características propias, según se extrae de la documentación disponible. A saber:
- Se adjudicaban a los consejeros ejecutivos y algunos altos directivos, los de mayor rango de la entidad, incluidos Miguel Blesa, Rodrigo Rato e Ildefonso Sánchez Barcoj, entre otros.
- La clave, sin embargo, es que se contabilizaban de forma distinta a las Plata, ya que se adjudicaban a la cuenta 669110 "Tratamiento administrativo circular 50/99", prevista para gastos relacionados con regularizaciones por fraudes, negligencias, errores internos, deficiencias de los sistemas y reclamaciones de los clientes.
- De hecho, la propia auditoría interna de Bankia que destapó el escándalo, en su informe de 25 de junio de 2014, calificó de correcta la contabilización de las tarjetas de los Consejeros no Ejecutivos de Caja Madrid, pero "sí denunció que las tarjetas de crédito de los Consejeros Ejecutivos y Directivos de Caja Madrid se habían contabilizado de manera incorrecta en una cuenta cuyo nombre no se correspondía con el contenido de sus apuntes", en referencia a la 669110, indica el perito. Esa cuenta llevaba por título "Regularización por fraudes, negligencias y deficiencias de los sistemas".
- En concreto, "las disposiciones de las tarjetas referentes al colectivo de Consejeros Ejecutivos y Directivos de Caja Madrid (entidad diferente de Bankia) fueron registradas contablemente en una cuenta de gasto que no permitiría la identificabilidad de la partida, al contrario de lo que ocurría con el colectivo Consejo Administración y Comisión de Control", añade el informe.
- Tras la llegada de Rato a la presidencia de Caja Madrid, el 28 de enero de 2010, Barcoj, entonces director general financiero y de medios, le hizo entrega de su tarjeta y Rato decidió mantener intacto el sistema establecido por Blesa, según las diligencias.
- Según detalló Bankia al juzgado, todos los gastos que realizaron Rato y Barcoj con las black se registraron en la citada cuenta 669110, a excepción de 15.344 euros que fueron cargados en la cuenta 612402 como gastos de órganos de gobierno.
- Y una vez nombrado presidente de Bankia (entidad diferente a Caja Madrid), el 16 de junio de 2011, Rato decidió mantener las Visa Oro a un reducido grupo de consejeros ejecutivos y directores generales procedentes de Caja Madrid, pero sin acuerdo previo ni soporte legal o estatutario.
- Asimismo, bajo el mandato de Rato, Bankia afirma que no consta que "ninguno de los órganos del banco [...] (Auditoría Interna, Fiscal, Financiera, Secretaría General o Contabilidad) u otros tuvieran constancia de la existencia de tarjetas emitidas al margen del circuito ordinario".
- De hecho, según Bankia, así como el Departamento Fiscal sabía de existencia de las Visa Plata de los consejeros no ejecutivos y miembros de la Comisión de Control, "nunca tuvo conocimiento de la existencia de tarjetas emitidas para consejeros ejecutivos y altos directivos asociadas a la cuenta contable 669110 […] ni de ninguna actuación fiscal desarrollada por los órganos de administración y/o administración tributaria en relación con las mismas".
- Por último, y a diferencia de la cuenta "619202 Gastos de Órganos de Gobierno Mayo88", donde se contabilizaban siempre las Visa Plata de los consejeros no ejecutivos, las únicas Visa Oro nominativas emitidas a través del circuito ordinario que le constan a Bankia son las referidas a "Gastos de Representación, Desplazamiento y Alojamiento Marzo 1999", pero cuya naturaleza no era para cubrir gastos personales, ya que su uso requería de justificantes y facturas.
Conclusión
Así pues, a la vista de la documentación disponible, la posición de Blesa, Rato y el resto de consejeros ejecutivos con respecto a las black es algo más compleja que la del resto de implicados, ya que existían dos tipos de tarjetas (Plata y Oro) que se contabilizaban de forma distinta. Las Plata, adjudicadas a los consejeros no ejecutivos, se registraban siempre igual, en la cuenta "619202 Gastos de Órganos de Gobierno Mayo88", cuya existencia era conocida incluso por Hacienda, según los peritos y la propia Bankia.
Las Oro, sin embargo, se cargaban a una cuenta destinada a errores administrativos. ¿Por qué razón? ¿Quién lo decidió? Además, ¿por qué se mantuvo su existencia una vez creada Bankia, una entidad diferente a Caja Madrid? Éstas y otras cuestiones deberán ser dirimidas ahora ante el juez.