El crecimiento y la creación de empleo han logrado atenuar, al menos en parte, el debate político acerca de los efectos más negativos de la crisis. Ya no se habla de recesión ni de paro, y los medios no se hacen eco del drama de los desahucios o las cifras relativas a la pobreza, cuyo impacto real fue convenientemente exagerado en los últimos años. Pero estos y otros frutos de la crisis han sido hoy sustituidos, en gran medida, por la famosa y manida desigualdad, raíz de todos los males que aquejan al sistema capitalista, según alega la izquierda política y social.
Sin embargo, buena parte de los argumentos que se emplean en torno a esta cuestión son maniqueos o bien, directamente, falsos, tal y como en su día demostró el Instituto Juan de Mariana o, más recientemente, Rafael Doménech, economista jefe de BBVA Research. A continuación, las cinco grandes mentiras y verdades sobre la desigualdad en España.
1. "España, de los más desiguales del mundo"
Falso. De hecho, si se mide en términos de riqueza, España es uno de los países más igualitarios del mundo desarrollado, debido a que la inmensa mayoría de hogares (más del 80%) son propietarios de vivienda.
Además, aunque España presenta una desigualdad de renta algo superior a la media de la UE, una vez que se incluyen otras partidas no monetarias, como los alquileres imputados o los servicios públicos, el nivel de desigualdad se sitúa en línea con el resto de Europa.
2. "La desigualdad es culpa de los ricos"
Falso. La desigualdad no crece porque los ricos sean cada vez más ricos. En España, el incremento de la desigualdad durante la crisis se debe a la caída de los ingresos del 40% de la población con menos renta. A diferencia de otros países, el 1% más rico tiene un peso sobre la renta total similar al resto de grandes potencias europeas (UE-8) y al registrado en la segunda mitad de los años 80.
3. "La desigualdad es culpa de los recortes"
Falso. El gasto público per cápita se situaba en 2015 por encima del nivel alcanzado en 2007, antes de que estallara la crisis.
4. "Los ricos pagan pocos impuestos"
Falso. España presenta una progresividad fiscal muy elevada. El 30% de los contribuyentes con menores ingresos apenas paga IRPF, mientras que el 30% con rentas altas abona el 70% de la recaudación.
5. "La solución es más redistribución"
Falso. Ya existe una elevada redistribución fiscal. Una vez que se tienen en cuenta las transferencias y los servicios públicos, la desigualdad en España es similar a otros países con tasas de paro muy inferiores. El problema, por tanto, no es la redistribución, sino el alto desempleo y el bajo nivel educativo, auténticos motivos de la desigualdad, tal y como se expone a continuación.
1. "La desigualdad es culpa del paro"
Cierto. El desempleo permite explicar hasta un 80% de los cambios, al alza o a la baja, que experimenta el índice de Gini. Este indicador mide el nivel de desigualdad en la sociedad, con valores que van de 0 a 100, donde 0 es igualdad total (todos los miembros de la sociedad poseen lo mismo) y 100 desigualdad total (una sola persona lo tiene todo y el resto no tiene nada).
2. "La desigualdad es culpa del fracaso escolar"
Cierto. El segundo gran factor que explica la desigualdad de renta son las diferencias existentes en el capital humano. España cuenta con un grupo de trabajadores altamente cualificados, con sueldos altos, y otro amplio grupo con escasa formación debido, sobre todo, a las altas tasas de fracaso escolar. España es el país de la UE con mayor fracaso escolar y abandono temprano del sistema educativo en la población entre 18 y 24 años.
3. "Redistribución similar a países nórdicos"
Cierto. La diferencia que presenta el índice de Gini antes y después de impuestos y transferencias en España es similar a la de Noruega, Suecia o Dinamarca, a pesar de que el sector público tiene un tamaño inferior. España consigue una redistribución fiscal similar a la existente en los países nórdicos, pero aplicando una menor presión fiscal.
4. "No es cuestión de gastar más, sino mejor"
Cierto. Mejorar la eficiencia del sector público es un factor clave. No es cuestión de subir impuestos o elevar gastos sin más, sino de mejorar el funcionamiento de la Administración. La experiencia demuestra que si se incrementa la presión fiscal, pero no la eficiencia estatal, la subida de impuestos acaba generando rechazo social y, por tanto, mayor desafección y fraude fiscal .
5. "La desigualdad no es un problema"
Cierto. Mucho se habla de desigualdad, pero, en realidad, no es un problema, ya que este indicador no tiene nada que ver con el mayor o menor nivel de vida de la población. Países muy desiguales en ingresos son, al mismo tiempo, algunos de los más ricos (Alemania y Reino Unido) y más pobres (Grecia y Portugal) de la UE, y con mayores y menores tasas de privación severa (Grecia con más del 20%, frente a Alemania con poco más del 5%).
Pero es que, además, algunos de los países más igualitarios, como Eslovaquia, Malta, República Checa y Eslovenia tienen rentas per cápita muy inferiores a la media comunitaria, de modo que la igualdad no es sinónimo de bienestar económico y social, ni la desigualdad síntoma de pobreza.