Los primeros escollos de relevancia están surgiendo en la negociación entre PP y Ciudadanos, que ha comenzado este lunes por la materia económica, la misma por la que seguirán este martes los negociadores, que finalizaban cerca de las nueve de la noche con desacuerdos importantes. Los populares estarían poniendo muchas pegas al contrato único, una de las medidas estrella del plan económico de Luis Garicano, y también a las exenciones fiscales para autónomos. Los centristas consideran que los populares no quieren acabar con la temporalidad y con la dualidad del mercado de trabajo, bazas propagandísticas con las que pueden criticar en público el posicionamiento de los de Rajoy. Durante la negociación con el PSOE el pasado invierno, si bien no se llegó a la propuesta de máximos de los centristas, que siempre prefieren hablar de "contrato estable con indemnización creciente", sí que se logró que los de Pedro Sánchez aceptasen una simplificación a tres del numero de contratos existentes.
Tampoco parece ser del agrado del PP el plan sobre autónomos de los de Rivera, quien haciendo gala de ser "hijo y nieto de autónomos" ha defendido siempre la exención de tributación para aquellos trabajadores por cuenta propia que facturen por debajo del equivalente el salario mínimo interprofesional. Una medida que Ciudadanos defiende asegurando, como hacía en el programa con el que se presentó a las elecciones del 26-J, que "la cuota no será una barrera para quienes son el corazón de nuestra economía". Para los populares, en cambio, podría incentivar le fraude y hacer descender la recaudación.
Como en toda negociación, la química personal entre quienes están a uno y otro lado de la mesa influye. En la primera jornada de trabajo conjunto, los representantes de Ciudadanos no han salido del todo contentos de la actitud de Álvaro Nadal, el director de la Oficina Económica de La Moncloa. "Se ha puesto farruco" comentan algunos, que sin embargo destacan el buen hacer de la ministra de Empleo en funciones, Fátima Bañez: "Ella es mucho más resolutiva" concluyen. Nadal ha sido quien más ha enfatizado la oposición a las propuestas de partido naranja.
El "desastre" del impuesto de sociedades
Ciudadanos concurrió a las elecciones del pasado 26 de junio planteando como un objetivo "posible" aumentar en 10.000 millones los ingresos en la legislatura aún por comenzar. Para ello, los de Albert Rivera ponían el foco en dos aspectos que fuentes del partido naranja califican en privado como "desastres" de la reforma fiscal del PP: el impuesto de sociedades y la amnistía fiscal. En concreto, el programa de los centristas decía: "Aumentaremos los ingresos eliminando trampas legales en el impuesto de sociedades, intensificando la lucha contra el fraude y recuperando el dinero de los defraudadores de la amnistía fiscal del PP". Sobre estas cuestiones versa buena parte de la negociación con el equipo del PP, en la que la voz cantante en el plano económico la sigue llevando Luis Garicano y también Toni Roldán, miembro de la dirección del grupo parlamentario naranja.
Los economistas de Rivera ven con estupor cómo la previsión para final de año es que no se llegue a recaudar ni la mitad del dinero previsto por el gravamen que pagan las empresas, estimado inicialmente en cerca de treinta mil millones de euros. Ciudadanos cree que eliminando las bonificaciones y las exenciones a las grandes empresas se podrían recaudar casi 5.000 millones anuales más. En cuanto a lo que tuvieron que abonar los defraudadores acogidos a la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno Rajoy, la norma establecía un gravamen del 10% para los fondos repatriados, pero una directiva de Agencia Tributaria lo rebajó al 3%. Los expertos del partido naranja creen que es recurrible, con lo que se podrían obtener 2.800 millones. Sin embargo, al término del encuentro de este lunes alguno de los negociadores de Ciudadanos admitían que ese punto concreto "va a estar difícil".