España es uno de los países desarrollados con un menor peso del empleo público sobre su población activa, con apenas el 12,7%, mientras que casi todas las economías de nuestro entorno superan ampliamente tal cifra y los nórdicos casi la triplican. Muchos se agarran a esta cifra para defender que España tiene un amplio margen para incrementar las plantillas públicas, como es el caso de Podemos, entre otros.
Sin embargo, ese indicador no ofrece una imagen fidedigna acerca del empleo público en España. No en vano, su número resulta irrelevante si no se tiene en cuenta su coste. Un país puede tener un volumen muy elevado de funcionarios, pero con sueldos bajos, con lo que su factura es relativamente menor, y viceversa.
El economista Juan Ramón Rallo responde a esta cuestión en un reciente artículo publicado en Voz Pópuli. “¿Hay demasiados empleados públicos en España o, por el contrario, sigue existiendo mucho margen para incrementar las contrataciones estatales?”
Así, si estudiamos cuánto gasta España en nóminas públicas, descubriremos que estamos por encima de la mayoría de países de nuestro entorno y, a su vez, por encima de la media de la UE. En 2013, el coste de esta partida ascendió al 11,1% del PIB (11% en 2014 y 2015). Más, por tanto, que la media comunitaria, aunque todavía por debajo de países como Dinamarca, Noruega o Francia, entre otros.
Ahora bien, ¿cómo es posible que España posea muchos menos empleados públicos que la media de la UE y, en cambio, gaste en ellos por encima de la media? Y la conclusión es que nuestro gasto por empleado público es de los más altos del mundo.
Para ello, es necesario calcular cuál es el coste medio por empleado público (cuánto gasta cada Estado en nóminas públicas dividido entre el número de sus empleados públicos) y, a su vez, comparar ese coste medio con la renta per cápita de cada país. De este modo, se obtiene cuánto cobra de más el empleado público medio en relación con los ingresos medios de su país.
España es, después de Portugal, el país que mejor paga a los empleados públicos en relación con su renta per cápita: un 79% más. En cambio, los países nórdicos pagan a sus empleados públicos bastante mal: la remuneración de los daneses es un 3% superior a la renta per cápita del país, la de los suecos un 5% inferior y la de los noruegos, un 18% menor.
De hecho, incluso con las enormes diferencias de renta per cápita que existen entre España y los países nórdicos, el empleado público español medio cobra más que el empleado público medio danés, sueco o noruego (una vez consideradas las diferencias en poder adquisitivo).
A este respecto, según los datos oficiales de la Comisión Europea, los empleados públicos de Dinamarca y Finlandia cobran de media algo menos que los del sector privado, mientras que en España ganaban un 44% más en 2006 (en pleno pico de la burbuja inmobiliaria) y un 32% más en 2010 (cuando comienza la reestructuración del sector público), tal y como recoge elblogdedaniel.
No hay más margen para elevar el empleo público
Rallo, por tanto, concluye que aquellos países con un mayor número de empleados públicos, como los nórdicos, abonan salarios bastante moderados (en relación con los ingresos medios de su país) y, en cambio, los países con pocos empleados públicos, como España, cuentan con altas remuneraciones.
Una de las razones es que los países nórdicos se preocupan de articular mecanismos para que los salarios del sector público no se ubiquen sistemáticamente por encima de los del sector privado (en España, en cambio, los salarios públicos se ubican sistemáticamente por encima de los privados).
Por ello, si en España quisiéramos alcanzar el peso del empleo público de Dinamarca (32,2% de la población activa), pero, a su vez, no quisiéramos gastar más en nóminas públicas de lo que gasta Dinamarca (16,7% del PIB: más que ningún otro país desarrollado), ¿cuánto deberíamos pagarles a los nuevos empleados públicos para no tener que rebajar los salarios de los empleados públicos ya existentes? La respuesta de Rallo es la siguiente:
Para alcanzar la proporción de empleo público danés, el Estado español debería contratar a 4,44 millones de personas más, pero no podría destinar a su contratación más del 5,7% del PIB (pues ya estamos gastando el 11% del PIB en los 2,9 millones de empleados públicos actuales): es decir, apenas podríamos destinar 62.000 millones de euros para contratar a 4,44 millones de personas.
Por consiguiente, la remuneración media de cada nuevo empleado público tan sólo alcanzaría los13.900 euros anuales. Y si en lugar de emular a Dinamarca quisiéramos emular a Noruega, los nuevos empleados públicos apenas cobrarían 7.000 euros anuales; y en caso de emular a Suecia, únicamente 5.800 euros.
Pero seamos generosos y quedémonos con la cifra danesa: 4,44 millones de empleos adicionales en el sector público con una remuneración de 13.900 euros anuales. Si a ese coste salarial le descontamos la cotización a la Seguridad Social a cargo del empleador, el sueldo bruto de los nuevos empleados públicos apenas alcanzaría los 10.700 euros anuales: 890 euros al mes.