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Letonia logra ahorros públicos equivalentes al 15% del PIB

Entre 2009 y 2010, Letonia aplicó un programa de ajuste abordando burocracia, sanidad, educación, infraestructuras…

Entre 2009 y 2010, Letonia aplicó un programa de ajuste abordando burocracia, sanidad, educación, infraestructuras…

Aunque Letonia es una de las economías de la Eurozona que más ha visto aumentar su PIB desde los peores momentos de la crisis, lo cierto es que también fue uno de los países más golpeados por la Gran Recesión, con una caída de su PIB cercana al 25%.

Solamente entre 2009 y 2010, Letonia aplicó un programa de ajuste equivalente al 15% del PIB. Las medidas comprometidas abordaron todos los capítulos de gasto: burocracia, sanidad, educación, infraestructuras… Como el país báltico preparaba su entrada en el euro, en ningún momento se planteó devaluar el lats, por lo que no había alternativa a la “austeridad”.

Al contrario de lo ocurrido en España, donde el empleo público sigue en niveles similares a los del comienzo de la crisis, Letonia adoptó una reducción de la plantilla de empleados públicos y redujo un 20% sus salarios. A esto se sumó un ajuste del 30% en los gastos corrientes de los distintos ministerios de la pequeña república del norte de Europa.

El gobierno decretó una caída automática del 10% en las transferencias sociales, reduciendo también un 70% las ayudas “complementarias” que se concedía a determinados trabajadores. Se barajó el posible retraso de la edad de jubilación, que está fijada en apenas 62 años, pero finalmente se descartó esta opción.

Numerosos ministerios se vieron obligados a trabajar bajo el principio del “presupuesto de base cero”. Esto significa que, en vez de comparar el gasto del año anterior con el del presente ejercicio, cada departamento estaba llamado a diseñar cómo quería invertir el dinero asignado por el ministerio de Finanzas, cuyo poder de supervisión fue reforzado.

Ahorros en sanidad y educación

Una de las primeras medidas introducidas en el campo sanitario pasaba por reducir el personal ocupado en altas instancias burocráticas que poco o nada aportan a la prestación cotidiana de los servicios de salud. En la vecina Estonia, las altas esferas del ministerio de Salud ocupaban a unos 400 funcionarios, mientras que la cifra observada en Estonia era superior a 1.500 trabajadores. El ajuste decretado fue del 44%.

El Banco Mundial jugó un papel relevante a la hora de facilitar la reducción del gasto sanitario. Para ser precisos, sus técnicos diseñaron un plan de optimización de la red de hospitales que incluía el cierre de 35 centros. Las plantillas también se redujeron, con una caída del 8%. Sin embargo, las evaluaciones del Banco Mundial confirman que las medidas no redujeron la calidad del sistema. De hecho, los datos de desempeño sanitario se han mantenido e incluso han mejorado, ya que el grueso de los ajustes se concentró en eliminar estructuras burocráticas ineficientes.

En cuanto a la educación, se introdujo un sistema de elección que permitió a los padres elegir a qué centros querían enviar a sus hijos. El ministerio tenía claro que “la reorganización permite optimizar la educación, bajo el principio de que el dinero debe seguir al alumno. Por tanto, los fondos se asignarán a las escuelas dependiendo del número de alumnos que atraigan”.

Esta estrategia permitió eliminar el 12% de los colegios y también abrió la puerta a reducir un 14% el número de funcionarios y trabajadores públicos del ministerio de Educación. Bajo el nuevo sistema, el número de alumnos por profesor subió de 7/1 a 12/1 pero los resultados académicos no solo no experimentaron un deterioro, sino que incluso mejoraron levemente.

De 90.000 a 65.000 empleados públicos

Las auditorías del gobierno llegaron a identificar 924 áreas de actuación en las que estaban interviniendo los distintos niveles de las Administraciones Públicas. Sin duda, había margen para reducir el peso del Estado y dejar un mayor ámbito de actuación al mercado.

En los peores momentos de la crisis, Letonia cerró 75 empresas públicas y redujo un 65% el total de organismos controlados por las Administraciones Públicas. Si a finales de 2008 había 90.000 trabajadores a sueldo del Estado, a mediados de 2010 esta cifra había caído por debajo de los 65.000.

Pero el gobierno letón, se aseguró de ejecutar estos recortes en línea con objetivos de eficiencia. Cada plan de ajuste introducido en los distintos ministerios fue de la mano de una mejora de la política de recursos humanos que, tras las auditorías de rigor, permitió reducir plantillas sin dañar la calidad del servicio público, que de hecho ha mejorado su puntuación en los índices que miden la facilidad que brindan las Administraciones Públicas a los emprendedores.

Letonia también optó por hacer un mejor uso de aquellas partidas de gasto que no se iban a recortar. Por ejemplo, el grueso de los fondos concedidos por la Unión Europea fueron orientados hacia el desarrollo de nuevas empresas. Incluso se llegó a transformar el apoyo comunitario en un fondo de 30 millones de euros cuya gestión fue encomendada a uno de los mejores inversores privados del país. Este proyecto sirvió como lanzadera para una veintena de startups.  

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