Reino Unido y, por extensión, el conjunto de Europa afrontan este jueves un referéndum histórico, cuyo resultado determinará la permanencia o no de los británicos en la UE. A lo largo de esta polémica e intensa campaña, se han empleado diversos argumentos a favor del Brexit, cuyas bases, sin embargo, son bastante endebles a la vista de los datos.
Las dos grandes banderas que han usado los políticos y analistas que defienden la salida de Reino Unido se centran, por un lado, en que la UE ha supuesto un freno al crecimiento de la economía británica, debido a las crecientes regulaciones que impone la Comisión Europea, y, por otro, a los problemas relacionados con la inmigración como consecuencia de la libertad de movimientos que impera a nivel comunitario. Pero, ¿qué dicen los datos al respecto?
1. Crece más dentro que fuera de la UE
Los críticos con la UE afirman que Reino Unido no se ha beneficiado de la pertenencia al mercado común. Se trata de una falacia. Desde 1950 hasta que los británicos entraron en la UE en 1973, su economía registró un crecimiento per cápita muy inferior a la media de las grandes potencias mundiales, encuadrados en el denominado G-7.
Sin embargo, a partir de ese momento, gracias al mercado único y al radical giro económico que impulsó el Gobierno de Thatcher durante los 80, Reino Unido pasó de ser una de los países enfermos de Europa a encabezar el ritmo de crecimiento de los países ricos, con una tasa promedio un 6,5% superior a las economías del G-7, tal y como refleja el siguiente gráfico elaborado por el banco alemán Berenberg.
Así pues, aunque la UE no está exenta de graves problemas, la cuestión es que la entrada en el club no ha impedido que Reino Unido se convierta en una de las economías más abiertas, flexibles y prósperas del mundo. Además, se ha mantenido al margen de ciertos proyectos comunitarios como el euro, el espacio Schengen o la construcción de una unión política cada vez más estrecha debido a las reticencias que generaba entre los británicos.
2. Es uno de los países más libres del mundo
La excesiva regulación y el habitual intervencionismo que imponen las autoridades comunitarias es otro de los argumentos que blanden los defensores del Brexit para movilizar a los votantes. Pero este argumento, si bien no está exento de cierta verdad, no ha impedido que la economía británica sea una de las más libres del mundo.
Dentro de la UE, existen países fuertemente estatistas, donde la libertad económica brilla por su ausencia (véase Grecia), y otros que, por el contrario, apuestan firmemente por el libre mercado, como es el caso de los nórdicos, Irlanda, los países bálticos o el propio Reino Unido.
El mercado laboral británico, por ejemplo, se caracteriza por su elevada flexibilidad, mientras que el mercado de la vivienda está fuertemente intervenido, lo cual demuestra que el papel de la UE en este ámbito no es tan relevante como denuncian los brexiters.
3. Europa es su principal socio comercial
Otra afirmación habitual consiste en que Reino Unido incrementaría sus exportaciones a terceros países en caso de abandonar la UE, compensando así las posibles pérdidas derivadas de la salida, gracias al impulso comercial de la Commonwealth.
Pero los datos, una vez más, invalidan tales argumentos. Para empezar, la UE es el principal socio comercial de Reino Unido, ya que acapara casi la mitad de sus exportaciones frente al 8% que representan los países de la Commonwealth.
Pero es que, además, nada impide que Reino Unido refuerce sus relaciones comerciales con terceros países al margen de la UE mediante tratados de libre comercio. Prueba de ello es que Alemania, perteneciendo a la UE, exporta un 20% más que Reino Unido a las grandes potencias de la Commonwealth y hasta tres veces más a China, tal y como detalla Berenberg.
4. Los inmigrantes europeos tienen menos paro
La campaña del Brexit se ha centrado mucho en los presuntos problemas derivados de la inmigración masiva procedente de otros países de la UE. ¿Verdad o mentira?
En primer lugar, cabe señalar que la mayoría de los inmigrantes que llegan a tierra anglosajona proceden de terceros países. En los últimos 20 años, su volumen ha duplicado al procedente de socios de la UE. Las autoridades británicas siempre han tenido plena autonomía para restringir más o menos la inmigración de terceros países, con lo que la salida de la Unión poco o nada tiene que ver con esta cuestión.
Pero el dato clave es que los inmigrantes de la UE sufren una tasa de paro inferior incluso a la de los propios británicos, de modo que no solo aportan un gran valor a nivel económico, sino que generan más ingresos fiscales que gastos. Es decir, los datos indican que la inmigración comunitaria no supone ningún coste extra al contribuyente británico, más bien al contrario, puesto que realizan aportaciones netas a las arcas públicas.
5. Inmigración altamente cualificada
Y, por si esto fuera poco, los inmigrantes de la UE, incluidos los de los países del este, poseen una formación media superior a la de los nativos británicos. Es decir, son inmigrantes altamente cualificados: el 43% posee estudios universitarios frente al 23% de los británicos; el 42% estudios medios frente al 33% de los nativos; y sólo el 15% de los europeos poseen estudios básicos o menores frente al 44% de británicos.