Los pacientes de los hospitales belgas de Osten y Liège tendrán un recibimiento muy especial. El robot Pepper será el encargado de atender e interactuar con los visitantes del hospital. Pepper, que tiene apariencia humana, está provisto de sensores y cámaras que detectan el movimiento humano e incluso las emociones.
Con esta nueva tarea, Pepper se convierte en el primer robot que se usa en un servicio del sector de la medicina, y lo más seguro es que no sea el último, según afirman los creadores del sistema. El robot, que mide 120 centímetros y tiene un coste de 30.000 euros, es capaz de detectar la voz humana en 20 idiomas y diferenciar entre la voz de hombres, mujeres y niños.
Si se produce algún fallo entre la comunicación de robot y paciente, Pepper dispone de una tablet para poder comunicarse a través de ella. De momento, el robot ayudará a los pacientes a encontrar el lugar al que tienen que dirigirse, ya que dispone de unas ruedas para poder desplazarse. Dentro de unos años y cuando los robots puedan manejar información personal, habrá más tareas que puedan desempeñar, según afirma el CEO de la compañía, Tommy Derrick.
Este tipo de robots desempeñan funciones similares en bancos y restaurantes, teniendo en todos ellos unos resultados excelentes. La llegada de Pepper al hospital de Liége no es casualidad, ya que uno de los objetivos de este hospital es ser el más futurista del mundo. La versión anterior a Pepper, Nao, ya interactuaba con pacientes de las áreas de pediatría y geriatría.