El concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, el señor Sánchez Mato, acaba de poner en marcha la "Auditoría Ciudadana de la Deuda y las Políticas Públicas del Ayuntamiento de Madrid", en su empeño por iniciar una persecución política contra el anterior Gobierno del Ayuntamiento de Madrid y contra todo el Partido Popular que, por cierto, volvió a ganar las elecciones municipales en Madrid en mayo de 2015, y que si no gobierna se debe al pacto de perdedores que el PSOE de Pedro Sánchez, al que ha llevado a ser bisagra en lugar de partido de Gobierno, suscribió con los antisistema.
Pues bien, en su afán por ese revisionismo político, el señor Sánchez Mato quiere hacer ver que el PP gobernó sin criterio la ciudad de Madrid y que de ahí se deriva un endeudamiento que Sánchez Mato y los suyos decidirán si es legítimo o no. Para ello, han constituido una suerte de consejo, de corte "inquisitorial", integrado por personas afines al concejal comunista de Economía y Hacienda, que decidirán y dictaminarán qué es legítimo y qué no lo es.
Sánchez Mato sabe que no es verdad lo que dice sobre la deuda del Ayuntamiento de Madrid, pero le da lo mismo, porque su objetivo es aniquilar políticamente al Partido Popular, con el sostén de sus socios de Gobierno.
La realidad es bien distinta. Tras once meses de gobierno municipal de la izquierda antisistema en el municipio de Madrid, sus dirigentes han trazado el camino de una política económica, en el ámbito de sus competencias, que sólo conduce al abismo al ahuyentar inversiones, poner trabas al emprendimiento y dificultar la actividad económica y, por tanto, el empleo.
Muchas son las actuaciones que Carmena y Sánchez Mato desde el Gobierno municipal de Ahora Madrid, "la marca blanca podemita", han querido llevar a cabo contra la ortodoxia económica a lo largo de este período que no llega al año, con grave quebranto para los intereses de los madrileños, que podemos agrupar, de manera destacada, en las siguientes:
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Recibieron un ayuntamiento saneado y tras tres meses de Gobierno antisistema las agencias ya les rebajaron la calificación hacia bono basura por las dudas jurídicas que suscitaron sus declaraciones de impago de la deuda, de no respeto a la propiedad privada y de no respetar los acuerdos del Pleno.
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Gobiernan para una parte, no para todos los madrileños, como muestra que casi todo el incremento de gasto va destinado a los lugares donde más voto obtuvieron.
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Suben el IBI al comercio, que sea grande o pequeño es uno de los motores de nuestra economía, así como a hoteles, menoscabando el negocio turístico. Todo ello, destruirá empleo.
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Persiguen a las familias numerosas al subirles el IBI sin justificación alguna y contra el acuerdo del Pleno de 22 de julio de 2015. Asimismo, atacan a la actividad económica en algo tan esencial como es la actividad comercial, pues incrementan el gravamen de manera absurda a las superficies comerciales, empobreciendo al comercio, a su actividad y minando su capacidad de generar puestos de trabajo.
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Al no poder refinanciar la deuda, por caminar hacia el bono basura, no van a poder prestar más servicios al encarecerse el coste a pagar en intereses en, por lo menos, sesenta millones de euros.
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Atacan a todos los ciudadanos al eliminar la bonificación sobre el ICIO, sangrándolos cuando hagan alguna reforma en sus viviendas.
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Conceden subvenciones a organizaciones afines, extraordinariamente afines, mientras que dejan en un segundo plano a las víctimas del terrorismo.
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Toman el pelo a los ciudadanos cuando dicen que las empresas están encantadas de pagar más IBI, en un ejercicio de cinismo político.
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Su sectarismo está frenando las inversiones, como en los casos de Plaza de España o Canalejas, con la destrucción de empleo que ello supondrá. Su inmovilismo absurdo en el caso del Edificio España está alertando a los inversores de que Ahora Madrid genera un entorno hostil para la inversión, la actividad y el empleo.
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En definitiva, están destruyendo, en pocos meses, la buena gestión del PP, de cuentas saneadas, deuda amortizada anticipadamente e impuestos más bajos para todos los madrileños que ya se aplicaban y que estaban enmarcados en el plan presupuestario 2016-2018, y, en su lugar, están convirtiendo la ciudad de Madrid en un municipio al que los inversores no van a querer ir por la inseguridad jurídica que el gobierno municipal genera, al que nadie le va a prestar, donde las familias y empresas van a pagar más por IBI, ICIO o IAE, y donde para pagar el sobrecoste que supondrá este desastre, terminarán subiendo todavía más los impuestos a todos los madrileños.
Madrid no se merece dilapidar todo lo conseguido. Los madrileños no se merecen que sus esfuerzos para hacer de la ciudad de Madrid la que más superávit aporta al conjunto de España se vayan por el sumidero.
Sánchez Mato, mientras lanza una cortina de humo, a la par que una persecución, con el tema de la auditoría ciudadana de la deuda, ignora el plan económico y presupuestario que el Gobierno municipal anterior, del PP, puso en marcha, y que permitió salir del plan de ajuste cuatro años antes de la fecha, pagar a los proveedores 3,8 días antes que el plazo establecido por la Ley de Morosidad, que ahorró muchos millones de euros a los madrileños, y que redujo la deuda de la ciudad para, en un entorno de cinco años, dejarla a cero.
Ésa es la realidad de la deuda y de la magnífica situación económica que heredó Sánchez Mato. Él lo sabe, aunque se invente auditorías ciudadanas para intentar hacer ver que lo blanco es negro. Él aprovecha esa buena herencia para despilfarrar los ingresos generados en lugar de mantener el ritmo acelerado de amortización de deuda que llevaba a cabo el Gobierno del PP, y que tanto ahorraba a los madrileños en menor pago de intereses de la deuda, ahorros que se dedicaban a servicios esenciales.
Y él, con aparentes buenas maneras, sin embargo, deja claro que "no han venido a cambiar el sistema, sino a derribarlo". De momento, Sánchez Mato ha comenzado por derribar la bonanza que heredó del Ayuntamiento de Madrid. Ésa es la pura realidad. Y es el prólogo de lo que sucederá en España si gobierna Podemos.