Este martes, en un acto multitudinario, Carmena con su sonrisa afectada, como si de un éxito se tratara, dio un portazo a miles de puestos de trabajo y millones de inversión, el proyecto de la Operación Chamartín.
Sin embargo, en mi opinión, la iniciativa aún más grave que su proyecto inviable de la Operación Chamartín, la gota que colma el vaso, es otra noticia también del martes, no tan mediática, pero incluso de mayor calado político e incluso económico: la llamada "Auditoría ciudadana" sobre la anterior gestión del Ayuntamiento.
Pongámonos en antecedentes: Ciudadanos fue quien propuso la auditoria de la gestión y de la deuda de Madrid. El resultado de la gestión del PP fue un Madrid sucio, con severos recortes en el gasto social, con un ejército de enchufados y sobrecostes de varios miles de millones de euros en obras y servicios. Taxativamente, esto requiere una rendición de cuentas a los madrileños y así lo pedimos.
Pero lo que nos encontramos en las noticias, es que la auditoria que fabrica Carmena no es una auditoría técnica, sino una auditoria "ciudadana", en contra de lo aprobado por el Pleno. Una auditoría que tiene un órgano consultivo ad hoc formado por personas como la profesora Bibiana Medialdea. Una rápida búsqueda en Internet nos muestra a esta persona y al resto de miembros de este consejo como pertenecientes a movimientos de extrema izquierda, firmantes de artículos sobre legitimidad e ilegitimidad de la deuda, de pagar o no pagar.
Carmena y su concejal de Hacienda les han encargado hacer estudios de la gestión y llevarlos a asambleas vecinales, donde se dictamine si esa deuda es procedente. Al final, grupos compuestos por apenas unas decenas de personas afines, discutirán si hay que devolver préstamos de miles de millones de euros o si, por el contrario, le decimos de forma unilateral a la banca que no, que "se siente". El mejor ejemplo de que va a ser así, son los procesos participativos desarrollados por Ahora Madrid, en los que el destino de cientos de millones de la Hacienda Municipal es tomado por menos del 1% de la población madrileña (de cuyo bolsillo sale el gasto).
En Ciudadanos, apoyamos una auditoría técnica que nos muestre errores del pasado que no pueden volver, pero no acciones que pongan en riesgo la credibilidad de Madrid y que puedan frenar las inversiones mucho más de lo que ya está haciendo el gobierno de Ahora Madrid. Y, sinceramente, de un partido "serio" como el PSOE esperamos lo mismo: apoyo a una revisión rigurosa de las cuentas y que se desmarquen de la ocurrencia de la auditoría ciudadana.
Carmena se esfuerza por caer bien, y en el estilo populista de su grupo, trata de compensar la pérdida de inversiones y puestos de trabajo con acciones como hacerse una foto en un comedor social o en la entrada del metro. Por el contrario, su concejal de Hacienda y responsable de la auditoría, no es nada populista, sino comunista de IU, y con esta medida en la mano ganó su sitio en las primarias de Ahora Madrid. Es coherente, sus medidas terriblemente equivocadas, pero coherente.
Al final, la clave está en los terceros en discordia. ¿Quiénes son los del PSOE en Madrid? ¿Cómo es posible que apoyen esta gestión con puntos totalmente contrarios a su ideario? Si dicen que no son ni "populistas" ni "comunistas"... ¿Qué son realmente?
Ahora, el PSOE tiene la oportunidad de volver a ser un partido responsable, tener sentido de estado o, por el contrario, seguir siendo un partido entregado, que apenas aspira a que un día les lleguen las migajas de Carmena en forma de una Vicealcaldía y de gobernar algún área o distrito sin que les importe mucho que Madrid, día a día, vaya perdiendo empleo, inversiones y oportunidades de progresar.
Miguel Ángel Redondo es concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid