Hace apenas unas semanas, la portavoz de Podemos en Navarra, Laura Pérez, comparecía ante los medios y señalaba que, gracias a la reforma fiscal que aprobó el gobierno de Uxue Barkos en 2015, la recaudación tributaria que ha logrado el Fisco navarro ha subido un 21,4%. Sin embargo, los datos oficiales desmontan el relato de la extrema izquierda y arrojan una realidad muy distinta. Y es que, según las cifras que maneja la consejería de Hacienda, los ingresos tributarios forales apenas han aumentado.
Así, a pesar de que Navarra aprobó en 2015 una subida fiscal sin precedentes en la historia de las autonomías, el aumento de la recaudación apenas ha llegado al 1,4%. La cifra no solamente se queda muy lejos del 21,4% que anunció Pérez, sino que también se sitúa muy por debajo del ritmo de crecimiento de Navarra, cuyo PIB está creciendo en niveles que rondan el 3%.
Se confirma, por tanto, que el "infierno fiscal" decretado por Uxue Barkos está generando una erosión de la capacidad recaudatoria del fisco navarro, algo que ya anticipó el think tank Civismo con su informe Desventaja fiscal foral.
Dicho documento advertía que "la reforma fiscal sube el IRPF a todas las rentas brutas de más de 19.500 euros" y apuntaba que, para contribuyentes con ingresos de más de 60.000 euros, la subida podía llegar a ser del 7%.
Civismo ahondó en estas cuestiones con otro documento, El castigo fiscal a las familias, en el que se constató que Navarra es la comunidad que peor trato brinda a los contribuyentes con hijos, algo especialmente sangrante si tenemos en cuenta que el vecino País Vasco se coloca como el territorio que mejor trato da en este sentido.
Conviene señalar que los contribuyentes navarros se iban a beneficiar de una doble rebaja fiscal antes de que Uxue Barkos llegase al poder, ya que el Ejecutivo de UPN y el gobierno nacional de Mariano Rajoy habían anunciado diversos recortes de la presión tributaria para los años 2015 y 2016. Sin embargo, Barkos se ha propuesto elevar los ingresos de la Hacienda navarra en 127 millones, lo que supone una media de 470 euros por cada trabajador ocupado.
El rejonazo fiscal de Barkos llega al extremo de gravar la retribución en especie que otorgaba la Universidad de Navarra con las matrículas gratuitas que se concedían a los trabajadores del centro. Otro ejemplo de la voracidad tributaria de la nueva Presidenta foral lo encontramos en el gravamen de Patrimonio, donde no solamente se aplicarán retenciones a los contribuyentes sino también a las empresas. Para los ciudadanos que tengan que pagar este gravamen, el mínimo exento cae de 800.000 a 550.000 euros.
El tramo superior del IRPF, aplicado a partir de 300.000 euros, se ha disparado del 48% al 52%. Por otro lado, el Impuesto de Sociedades sube del 25% al 28% entre las grandes empresas que operan en Navarra. Pero hay más: también se aprobó un recargo en el impuesto de hidrocarburos que, según los planes del gobierno, va a sustraer 14 millones de euros del bolsillo de los conductores. Si a esto se suma el cambio de régimen tributario aprobado para las Sicav, queda claro que Navarra va a pasar en muy poco tiempo de los primeros a los últimos puestos en materia de libertad económica. Y todo para recaudar un 1,4% más.