La friolera de 10 millones de descargas ha convertido a Wallapop en la startup española más popular del momento. En sus dos años y medio de vida, esta app ha conseguido dar el salto a cinco países extranjeros (Reino Unido, Francia, Portugal, México y Estados Unidos) gracias al aluvión de inversores, tanto nacionales como extranjeros, que han decidido entrar en su accionariado.
Y es que la compañía ha atraído al capital sin inventar nada nuevo, o al menos, desde sus inicios. El mercado de segunda mano era un sector maduro en nuestro país. Las páginas webs de compraventa, como Segundamano o Milanuncios, habían eclipsado a los anuncios en papel, pero el auge de los smartphones pedía a gritos otra vuelta de tuerca en el negocio. Y entonces llegó Wallapop.
El proceso de creación fue rápido. "Tardamos 6 meses en identificarla y desarrollarla", cuenta Gerard Olivé, cofundador de Wallapop, en una entrevista con Libre Mercado. Olivé es uno de los responsables de Antai Venture, una creadora de startups digitales que adapta modelos de negocio de éxito. Fue a través de Antai como nació esta compañía de compraventa de productos de segunda mano.
El teléfono móvil es el eje sobre el que gira la actividad de Wallapop. Ante el boom de las redes sociales, sus fundadores decidieron incorporar un chat en tiempo real para que compradores y vendedores pudieran hablar en privado sobre sus productos. Otro de sus fuertes es el geolocalizador que tiene integrado para facilitar que los usuarios puedan encontrarse. Además, la aplicación cuenta con una opción para hacer valoraciones y comentarios sobre la experiencia.
Con la entrada de nuevos socios en Wallapop, Olivé ha reducido su papel en la gestión diaria de la compañía, algo que no le preocupa en absoluto y considera "un proceso natural". Las rondas de financiación que se han ido sucediendo en estos últimos meses también han disminuido el peso del cofundador en su capital, aunque no ha querido dar ninguna cifra al respecto. Tampoco ha querido hacer comentarios sobre las informaciones que afirman que la compañía podría valer 1.000 millones de dólares. En su carrera empresarial, el éxito de Wallapop supone para Olivé "la felicidad de haber hecho un producto de consumo que es realmente útil".
¿De dónde obtendrá los ingresos?
Pero a pesar de los buenos resultados de la reina del segunda mano, Wallapop todavía no ha encontrado una vía para obtener ingresos. Aunque esta situación sea llamativa, la empresa española no está haciendo otra cosa que seguir una estrategia similar a la de otros gigantes de la tecnología como Whasapp, Facebook o Twitter: captar el mayor número de usuarios posibles, para después empezar a generar dinero.
Para Olivé, el momento ideal de monetizar es cuando "tienes una posición en el mercado n veces superior al resto, cuando de verdad aportas mucho valor". El empresario cree que "todavía no es el momento. Ahora, seguimos centrados en crear un producto útil, pero no tenemos un planteamiento frívolo respecto a la monetización, es algo que está hablado, pensado y algún día tenemos que hacerlo", nos cuenta.
Lo que sí tiene claro el Olivé es que Wallapop no obtendrá sus ingresos imponiéndole una comisión a sus usuarios, que actualmente acceden gratis a la aplicación."Nunca cobraremos a los usuarios, ni a los que compran ni a los que venden", promete uno de sus creadores.
Olivé avanza que la compañía "probará poco a poco" cuál será el camino que tendrán que tomar para rentabilizar su negocio. Aunque no da pistas, la creación de un servicio premium o la incorporación de contenidos publicitarios podrían ser las alternativas más presumibles.