Marzo fue un buen mes para el empleo. Según las cifras que el Gobierno publicaba este lunes, en el último mes el número de parados registrados en las oficinas públicas de empleo bajó en 58.216 personas, el tercer mejor dato desde 1996. Además, también en afiliación fue un mes positivo, con 138.086 nuevas altas en la Seguridad Social.
Sin embargo, hay una cifra que no cambia demasiado. De hecho, como puede verse en el siguiente gráfico, se ha mantenido bastante estable en los últimos tres años, a pesar de la fuerte recuperación del empleo. Se trata de la relación entre afiliados y pensionistas, que está estancada alrededor de 2,25. Es una cifra muy baja (quiere decir que cada afiliado sostiene la mitad de la prestación de un pensionista) y que se mantenga plana después de tantos meses de creación de empleo añade una nueva sombra de dudas sobre la sostenibilidad del sistema.
Digamos que existe un cierto consenso en que España tiene un problema con las pensiones públicas a medio plazo porque el número de beneficiarios no dejará de subir hasta más allá de 2050 (lo que en sí mismo es una buena noticia). Pero también es cierto que siempre se piensa que existe margen por el lado de los ingresos. Al fin y al cabo, si consiguiéramos incorporar a esos 4 millones de parados al mercado laboral, las cotizaciones subirían con fuerza. Por eso, comprobar que, incluso tras dos reformas de las pensiones que han limitado el crecimiento por el lado de los gastos y con el número de afiliados creciendo con fuerza, la relación afiliado/pensionista no sube, es preocupante.
Una buena noticia
Lo primero que hay que asumir es que el número de pensionistas en España va a seguir creciendo. Como apuntamos antes, esto es una buena noticia, porque implica que la esperanza de vida en nuestro país sigue mejorando año a año. Así, en el año 1988, había en España poco más de 5,5 millones de pensionistas y el último dato del mes de marzo ya supera los 8,5 millones. Es decir, vamos a algo más de un millón de nuevos pensionistas por década.
Es cierto que la reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno del PSOE debería reducir ligeramente el ritmo de crecimiento. La edad legal de jubilación ha pasado de 65 a 67 años, en un proceso paulatino que se completará en 2027. Pero, cuidado, también es cierto que los efectos del baby boom empezarán a hacerse sentir especialmente a partir de ahora. En España la explosión demográfica comenzó a partir de 1950 y se aceleró en los 60. Estas cohortes de población están comenzando a jubilarse ahora mismo. Si, además, tenemos en cuenta que su tasa de participación laboral ha sido superior a la de cohortes anteriores (sobre todo por el empleo femenino), puede intuirse que lo que se gane por el retraso de la edad de jubilación a los 67 se compensará en parte por este lado.
Con todo esto, el panorama es complicado desde un punto de vista financiero. Por un lado, el número de pensionistas crece. La pensión media también lo hace. Por ejemplo, de diciembre de 2012 a marzo de 2016, la prestación por jubilación media ha pasado de 956 a 1.037 euros, un 8,5% de incremento en poco más de tres años. Esto se debe a que los nuevos pensionistas que se jubilan tienen carreras profesionales más largas y bases más elevadas que los que dejan el sistema cuando fallecen. Mientras tanto, salarios y bases medias de cotización están estancados desde 2012. Por lo tanto, lo que tenemos es que trabajadores con unos ingresos estables tienen que pagar las prestaciones de unos jubilados con más derechos.
Antes veíamos la relación afiliados/pensionistas. Es una cifra que puede ser engañosa porque incluye a afiliados no ocupados. Si sacamos a estos últimos (ver siguiente tabla), hay una buena y una mala noticia. La noticia positiva es que la tendencia en los últimos años es ligeramente mejor que la que habíamos visto. Es decir, después de llegar a un mínimo en 2013 de menos de 2 pensionistas por ocupado, la cifra ha mejorado ligeramente hasta los 2,03 (aún lejos de los 2,53 de 2007, pero al menos superior a la parte más baja del ciclo).
La parte mala es que, si sólo tenemos en cuenta a los ocupados, las cifras son aún más bajas que las que ofrece el Ministerio cada mes y que cuentan a todos los afiliados. En esta tabla vemos como la relación real trabajadores/pensionistas está alrededor del 2, esa frontera psicológica que dice mucho sobre la capacidad real de un sistema de pensiones. Si usted es trabajador, ya sabe que tiene que pagar el 50% de una pensión; y si usted es pensionista, ya sabe que su paga mensual depende de apenas dos empleados… En ninguno de los dos casos es una perspectiva tranquilizadora.