El Gobierno del PP ha hecho de la austeridad y el cumplimiento de los objetivos de déficit uno de los principales ejes de su discurso político durante la pasada legislatura. Pero la realidad que reflejan los datos poco o nada tiene que ver con dichas palabras.
En cuanto a la manida austeridad, el gasto público total, el gasto real por habitante y el gasto en sanidad y educación se mantienen por encima o en niveles similares a los de 2007, en el pico de la burbuja crediticia. Y en cuanto al déficit, lo cierto es que los populares han incumplido todos y cada uno de los compromisos adquiridos con Bruselas desde que asumieron el Gobierno a finales de 2011.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha sido el encargado de confirmar este jueves el último incumplimiento en esta materia. El conjunto del sector público registró un déficit de 55.755 millones de euros al cierre de 2015, excluyendo las ayudas a las antiguas cajas de ahorro, una cifra equivalente al 5,16% del PIB, tal y como avanzó Libre Mercado.
De este modo, España supera en casi un punto el límite comprometido con Bruselas, fijado en el 4,2%, un desvío próximo a 10.000 millones de euros que, por tanto, obligaría a aplicar un ajuste de unos 24.000 millones de euros a lo largo de 2016 para poder alcanzar el objetivo del 2,8% previsto para este año.
Lo más grave, sin embargo, es que Rajoy, a diferencia de lo que pregona en sus intervenciones, ha calcado la grave irresponsabilidad presupuestaria de la que tanto acusaba al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero cuando lideraba la oposición. En concreto, el PP repite los cuatro grandes errores cometidos por el PSOE en la anterior legislatura.
1. PP y PSOE incumplen el objetivo
En primer lugar, ambos han incumplido amplia y reiteradamente sus compromisos con Bruselas. Las cuentas públicas arrojaron en 2011 un agujero del 9,5% del PIB frente al 6% que había acordado el anterior gobierno socialista de Zapatero con la Comisión Europea, sobrepasando así los límites establecidos, al igual que sucedió en los años previos.
Pero Rajoy no se queda atrás. Desde que llegó a la Presidencia, su única estrategia ha consistido en renegociar al alza con Bruselas los objetivos de déficit. El PP ha logrado que la Comisión flexibilice los límites marcados hasta en tres ocasiones, tal y como refleja el siguiente gráfico, y lo triste es que ni así ha logrado cumplir.
Rajoy prometió, inicialmente, reducir el déficit al 5,3% en 2012, al 3% en 2013, al 2,2% en 2014 y al 1,1% en 2015; luego elevó los umbrales al 6,3%, 4,5%, 2,8% y 1,4%, respectivamente; y, finalmente, los fijó en el 6,3% (sin rescate bancario), 6,5%, 5,8% y 4,2%. Así pues, cerrará la legislatura con un agujero fiscal del 5,2%, casi cinco veces más que lo prometido inicialmente.
*Nota: España cerró con un déficit del 10,4% del PIB en 2012 tras el rescate público de las cajas de ahorro insolventes. Sin ese coste, el agujero ascendió al 6,7%. En ambos casos, por encima del objetivo marcado por Bruselas.
Y pese a esas revisiones, tampoco ha cumplido: España cerró 2012 con una brecha del 10,4% del PIB frente al objetivo del 6,3%; en 2013, el agujero fue del 6,9% frente al límite del 6,5%; en 2014, el déficit cerró en el 5,9% frente al 5,8% acordado; y el agujero rozó el 5,2% frente al 4,2% establecido.
2. PP y PSOE ocultan las cifras
La falta de transparencia es otro común denominador entre ambas formaciones. Zapatero dejó el cargo afirmando que el déficit cerraría en el 6% prometido a Bruselas en 2011 y la realidad es que se disparó al 9,5%. El PP le acusaba entonces de mentir y engañar a los españoles, pero Rajoy ha hecho exactamente lo mismo.
El 12 de octubre de 2015, Montoro afirmaba que "por supuesto que cumpliremos con los objetivos de déficit". Dos días después, sin embargo, el Gobierno remitía una comunicación a Bruselas en la que reconocía que el desvío fiscal se situaría en 4,4% a cierre del ejercicio frente al 4,2% previsto.
Tanto antes como después de aquella notificación, y a dos meses de las elecciones generales del 20 de diciembre, el Gobierno sostuvo en reiteradas ocasiones que los compromisos se cumplirían, y solo después de los comicios Rajoy admitió que, efectivamente, el saldo negativo de las cuentas rondaría el 4,5% del PIB. Finalmente, se ha ido al 5,2%, a la espera de las revisiones definitivas -la cifra podría ser incluso superior-.
3. PP y PSOE 'lideran' el déficit en la UE
Entre 2009 y 2011, bajo el mandato de Zapatero, España se situó a la cabeza de la zona euro en cuanto a déficit público, tan solo superada por Irlanda y Grecia que habían sido rescatadas por la UE.
La situación no ha mejorado con Rajoy: España registró el mayor déficit de la zona euro en 2012 (10,4%); el tercero más alto en 2013 (6,9%), tras Eslovenia y Grecia; posición que repitió en 2014 (5,9%), sólo por detrás de Portugal y Chipre; y cierra 2015 con el segundo mayor agujero de la zona euro (5,2%), tan sólo superado por Grecia, según las últimas previsiones de la Comisión Europea.
4. PP y PSOE: las mismas excusas
Quizás lo más sorprendente de todo ha sido lo que ha ocurrido este jueves por la mañana en el Ministerio de Hacienda, durante la comparecencia de Cristóbal Montoro para explicar los datos de ejecución presupuestaria. El ministro ha echado balones fuera en cuanto a su responsabilidad, ha señalado directamente a las comunidades autónomas y ha asegurado que no ha habido ocultación de las cifras, echando la culpa a la desviación respecto a lo anunciado a la "complejidad del cierre".
¿Y por qué sorprende este discurso? Pues entre otras cosas porque reproduce el mensaje que en 2012 dieron Elena Salgado y José Luis Rodríguez Zapatero, en aquel momento exministra de Hacienda y expresidente del Gobierno, cuando tuvieron que explicar por qué el déficit real de 2011 era muy superior al previsto. Y fue Montoro el miembro del Gobierno que más criticó esta actitud, especialmente en lo que hace referencia a la excusa autonómica: es decir, echarle la culpa a las regiones del incumplimiento del objetivo de déficit.
Podría decirse que Montoro llegó a Hacienda con un mensaje: "Todos somos Estado". O lo que es lo mismo, corresponde al Gobierno vigilar a las comunidades autónomas, porque el incumplimiento de éstas repercute en todos los demás. La Ley de Estabilidad Presupuestaria o los mecanismos de financiación extraordinaria que ha otorgado a las regiones se basan en este principio. La teoría dice que con una mano el Gobierno facilita las cosas a los Ejecutivos autonómicos (por ejemplo, a través del FLA) y con la otra les exige que cumplan sus compromisos.
De esta manera, en su primer encuentro con los consejeros autonómicos para presentar las nuevas reglas que regirían la relación entre el Estado y las CCAA, Montoro declaró: "El Estado será responsable de las comunidades que no sean irresponsables. Un Estado descentralizado no está reñido con la estabilidad presupuestaria".
Lo mismo ocurrió en febrero de 2012, cuando Montoro presentó ante Bruselas las cifras de desviación del déficit reales, muy superiores a las que Salgado había anunciado en diciembre. En aquella ocasión, cuando le preguntaron, el ministro de Hacienda fue muy claro y eludió las críticas a las comunidades, pero no al Gobierno anterior. "Si quiere a un responsable, mire hacia los que estaban en esta casa en 2011" [en referencia a su antecesora en el cargo]. La doctrina Montoro estaba fijada: si una región se saltaba las normas, el responsable era el Ministerio de Hacienda por no haber sabido controlarla. "Todos somos Estado", repetía una y otra vez el ministro cuando este tema estaba encima de la mesa.
Y en abril de 2012, durante la presentación de los Presupuestos Generales para aquel año (retrasados para no interferir con las elecciones andaluzas), Montoro repetía el mantra: "Es importante garantizar que las autonomías y las entidades locales van a cumplir el objetivo del déficit porque de esto depende la credibilidad de España".
No sería la última vez que lo haría. A lo largo de toda la legislatura, cada vez que las autonomías se han quejado por las exigencias de Hacienda o han planteado excepciones a los objetivos de déficit, Montoro ha empleado la misma argumentación: la credibilidad del conjunto del país depende de todas las administraciones y por eso el Gobierno se tiene que asegurar (con instrumentos como la Ley de Estabilidad Presupuestaria) de que todos cumplen. Lo anterior, que cada uno hiciera de su capa un sayo, era una irresponsabilidad.
No está claro qué le diría el Montoro de 2012, que con tanto ardor defendía la doctrina "todos en el mismo barco y el responsable es el Gobierno que los dirige a todos", al que este jueves 31 de marzo de 2016 ha intentado explicar en la sede del Ministerio de Hacienda por qué España se ha saltado todos sus compromisos en materia de control de las cuentas públicas.