Jordi Évole ha viajado a Camboya para mostrarle al mundo las maldades que la globalización ha propagado sobre las grandes firmas del sector textil. Su periplo dio sus frutos en forma de programa de televisión el pasado domingo. Un Salvados que todavía sigue dando que hablar.
El periodista de La Sexta se reunió con varias trabajadoras camboyanas del sector que relataban unas vidas nada envidiables en el país del Sudeste Asiático. Habló con muchas empleadas, sólo con uno de sus jefes, que casualmente era español.
Évole también tuvo tiempo para encontrarse con una empresaria española que presumía por haber dejado las fábricas del Tercer Mundo para montar una en nuestro país debido al estupor que sentía por las condiciones laborales que las factorías les ofrecían a sus ciudadanos. Al incisivo periodista se le olvidó preguntarle si era consciente de que su solución a la pobreza estaba siendo dejar a su propia población sin trabajo para dárselo a los habitantes del primer mundo.
En otro alarde de patriotismo, Évole conversó con dos ex costureras de Inditex a quien Amancio Ortega había osado sustituir por mano de obra "primero en Portugal, luego en Marruecos y luego en Asia".
H&M, Mango, Marks & Spencer o las marcas que elabora Inditex, fueron algunas de las compañías señaladas por el programa como las responsables de la cruel realidad de los países pobres.
Está claro que el objeto del programa era remover conciencias porque tanto los datos sobre lo que supone la industria textil para hacer prosperar a la economía camboyana, como las alternativas de futuro para esas personas, brillaron por su ausencia. Eso sí, si usted estaba viendo Salvados y se sitió culpable por comprarse una camiseta en Zara, objetivo cumplido.
Pero él también es un 'Fashion victim'
El programa empezó repasando una larga lista de los países subdesarrollados que fabrican la ropa que visten los consumidores del otro lado del globo: Marruecos, China, Turquía, Vietnam… Después de una hora y 6 minutos de reportaje, llegaron los créditos.
En la parte de los patrocinios aparecieron algunas firmas del sector textil, las que visten a la estrella del programa durante sus andanzas periodísticas. No había ninguna marca de Inditex o H&M, pero no porque Évole o su productora se nieguen a contribuir a este asalto al Tercer Mundo que denunciaban en su programa, el motivo es que no son lo suficientemente fashion para ellos.
Carhartt o New Balance sí estaban entre las más conocidas. Más modernas, bastante más caras y ¿más responsables con los trabajadores de los países subdesarrollados? Eso No.
¡Sorpresa! Évole se fue dar lecciones de moral contra la contratación de mano de obra en los países pobres con unas deportivas New Balance fabricadas en Indonesia. El periodista se atrevió a preguntarle a las trabajadoras camboyanas: "¿Cómo le explicaríais a los jóvenes españoles todo el trabajo, y a veces también el sufrimiento, que hay detrás" de la ropa que confeccionan. ¿Cómo se lo explicarían a él? que viste de la marca estadounidense Carhartt, que está fabricada en Vietnam o Túnez.
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La hipocresía del presentador alcanzaba límites insospechados cuando asentía (y no rebatía) a las afirmaciones de una costurera de Inditex que recomendaba a los consumidores no comprar "en empresas que explotan". Pero él no tampoco se sonroja al vestir camisas y calzar zapatos Converse, que elaboran las costureras de Vietnam.
Tampoco, tiene inconveniente en que el Armario de la Tele, la web que recoge las prendas que visten los actores y presentadores de la cadena, tenga a Jacks & Jones, que fabrica en China, como la marca estrella de los pantalones de Jordi Évole. Vamos a obviar también la cantidad de anuncios que meten en La Sexta firmas como Mango o H&M. Mundo cruel.
